martes, 5 de abril de 2016

Pintura moderna japonesa: la pintura yōga del periodo Shōwa, II

La pintura japonesa de estilo occidental en el periodo Shōwa, segunda parte 
En el artículo anterior comenté la obra del representante más preclaro del surrealismo de preguerra en Japón, y hoy lo haré de los artistas que practicaron la pintura no figurativa en ese periodo. Curiosamente, a pesar de la tradicional tendencia hacia la abstracción del arte nipón, ese movimiento tardó algo más que el surrealismo en atraer a los japoneses y no fue hasta 1937 que una treintena de entusiastas de ese estilo se agruparon en la denominada Asociación de Artistas Libres para defender activamente sus postulados. Sus fundadores fueron Hasegawa Saburō y Murai Masanari, y de ambos hablaré hoy.

Hasegawa Saburō (1906-1957)
Después de finalizar sus estudios en la Universidad de las Artes de Tokio, Hasegawa Saburō viajó durante varios años por Estados Unidos y Europa, donde logró exponer en el Salon d’Automne de París en 1930. Cuando volvió a su país, en 1932, participó muy activamente en la fundación de varias asociaciones vanguardistas.

Durante la década de los treinta, Hasegawa trabajó con formas geométricas y colores de una manera insólita en Japón. Ejemplo de esa fase es la pintura de la ilustración siguiente. Sin lugar a dudas, su obra anterior a la guerra mundial fue una de las más notables de entre los artistas no figurativos de su país.

Hasegawa Saburō: La huella de la mariposa, 1937, óleo, 130x163 cm.
Museo Nacional de Arte Moderno de Kioto. Foto: Wikimedia Commons. 

Hasegawa Saburō: Formas, 1937, óleo y collage, 39x50 cm. Konan Gakuen.
Foto: Wikimedia Commons. 

En los años cincuenta, Hasegawa viajó frecuentemente a Estados Unidos para impartir conferencias y clases en varias universidades, así como para asistir a sus exposiciones y otras actividades, por lo que pudo conocer a muchos artistas de la vanguardia americana del momento. Fue en esa época cuando, superando las influencias de Kandinsky que aparecían en su obra primera, volvió su mirada hacia medios y técnicas japonesas tradicionales, renunciando al empleo del óleo y del color, pero manteniendo su fidelidad a la abstracción. La ilustración siguiente es de una pintura de esa fase de su carrera. 

Hasegawa Saburō: No-figura, 1953, 
tinta sobre papel, 129x70 cm.
Museo de Arte Moderno de la Prefectura de Hyōgo, Kōbe. 
Foto: Wikimedia Commons. 

La ilustración anterior muestra una obra realizada con tinta china sobre papel y pensada para colgar, como los tradicionales kakemono que comenté en un artículo anterior. Las manchas y salpicaduras nos recuerdan la obra de Sesshū, pero también la de los pintores expresionistas abstractos o tachistas, que Hasegawa conoció personalmente en esos años.

Otro notable exponente de la abstracción japonesa de preguerra fue Murai Masanari.

Murai Masanari (1905-1999)
Nada más graduarse en la escuela de bellas artes en 1928, Murai Masanari viajó a París, donde permaneció hasta 1932. Allí conoció, entre otros, a su colega FujitaTsuruharu, artista polémico nacionalizado francés y a quien tendré que dedicar un artículo en otro momento. Una vez en Japón, Murai organizó con Hasegawa diversas sociedades de artistas. A lo largo de su larga vida, mantuvo su ideario no figurativo, fundando y asociándose en numerosas agrupaciones de pintores abstractos.

En los años treinta, Murai creó una serie de óleos de gran tamaño que tituló Urbano o Ciudad, como el de la ilustración siguiente. En ellos organizaba composiciones con rectángulos vacíos, unos con gruesos bordes y otros rellenos de color, que distribuía aleatoriamente sobre un fondo uniforme y neutro. Una de las interpretaciones posibles, basadas en su título, era que se intentaba aludir a la visión de una gran urbe desde lo alto. La obra siguiente pertenece a esa serie.

Murai Masanari: Urbano, 1937, óleo sobre tela, 233x72 cm. Museo de Arte Moderno de Tokio.
Foto en Irmtraud Schaarschmidt-Richter (edit.): Japanese Modern Art. Painting from 1910 to 1970.
Editions Stemmle, 1999. 

Ya en la posguerra, a partir de la década de los cincuenta y durante más de treinta años, Murai siguió trabajando con formas abstractas y tonos planos. De esa fase resultan especialmente sugerentes sus litografías de grandes superficies de color y limpia factura. La obra que se muestra en la ilustración siguiente fue realizada por un Murai casi octogenario. 

Murai Masanari: Sin título, 1984, litografía, 60x50 cm.
Museo Nacional de Arte Moderno de Tokio. Ilustración extraída de la web de la
 Independent Administrative Institution National Museum of Art.

Para acabar, aunque por supuesto sin agotar el tema, voy a comentar la obra de uno de los miembros de la asociación que dije habían fundado Hasegawa y Murai, me refiero a Onosato Toshinobu.

Onosato Toshinobu (1912-1986)
Onosato Toshinobu no empezó a practicar la pintura hasta 1932 y fue uno de los primeros integrantes de la Asociación de Artistas Libres. En 1942 fue llamado a filas y no regresó a Japón hasta 1948. Su obra anterior a la guerra, escasa pero de gran interés, marcó la línea de exploración en su producción posterior.

La pintura de ilustración siguiente es de un óleo de 1940 donde ya se aprecian los elementos en los que Onosato centró su investigación a lo largo de una carrera siempre basada en la abstracción geométrica.

Onosato Toshinobu: Círculos blancos y negros, 1940, óleo, 116x89 cm. 
Museo Nacional de Arte Moderno de Tokio. 
Foto en Irmtraud Schaarschmidt-Richter (edit.): Japanese Modern Art. 
Painting from 1910 to 1970. Editions Stemmle, 1999.

En esa obra, el artista juega con la alternancia de dos únicos colores, blanco y negro, no solo desplazando los rectángulos y círculos de uno a otro, sino incluso haciendo que el tradicional fondo vacío japonés, por una vez, sea negro.

El óleo de la ilustración siguiente puede incluirse en la colección que Onosato realizó en la segunda mitad del siglo XX y en la que mantuvo su línea de investigación con círculos y cuadrados. En este caso incluyó como fondo una sutil rejilla polícroma que produce un efecto casi hipnótico que a mí recuerda los elementos que conformaban los mandala que comenté al hablar de la escultura budista.

Onosato Toshinobu: Tres negros, 1958, óleo, 162x132 cm.
 Museo de Arte de la prefectura de Aichi, Nagoya. 
Foto en Irmtraud Schaarschmidt-Richter (edit.): Japanese Modern Art. 
Painting from 1910 to 1970. Editions Stemmle, 1999.

Como vemos, estos artistas, y otros muchos, a pesar de haber iniciado su andadura pictórica en los años treinta o principios de los cuarenta, desarrollaron gran parte de su carrera durante la segunda mitad del siglo XX.

Dentro de dos semanas espero concluir esta serie hablando de creadores de esa misma generación que apenas sobrevivieron a la contienda mundial.

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