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domingo, 10 de abril de 2016

Mari Hashimoto: “Iwashi. Leyendas y gastronomía del Japón”

Un libro de gastronomía que va más de la gastronomía
Tengo el gusto de comentar hoy un libro de un tema que no he tratado nunca en este blog. Me refiero a la gastronomía, la gastronomía japonesa. He decidido a hacer su reseña porque, aunque en él se habla de recetas culinarias, su contenido va mucho más allá de la simple relación de ingredientes y de la descripción de cómo cocinarlos.

El libro Iwashi. Leyendas y gastronomía del Japón, publicado en febrero de 2015 por la editorial pontevedresa Edicións Cumio, lo ha escrito Mari Hashimoto, profesora de japonés en la Escuela Oficial de Idiomas de Vigo y residente en España desde hace más de dos décadas. Sus más de doscientas páginas están profusamente ilustradas con dibujos de María Jesús Pirallo y fotografías de José María López.

En el subtítulo de este artículo se dice que la obra de Hashimoto va más allá de la gastronomía y eso debo explicarlo.

Aunque existen muchos libros de cocina japonesa editados en España, la mayoría se limitan a ofrecer una descripción de recetas ilustradas con fotografías más o menos espectaculares que no pocas veces adquieren el papel de protagonista desplazando al texto. Sin embargo, el de Hashimoto no solo detalla la confección de platos tradicionales de su país, sino que nos explica las insospechadas relaciones que pueden tener con la cultura nipona.

La autora ordena sus propuestas culinarias de acuerdo con las estaciones de año, una condición sine qua non cuando se habla de cualquier tema relacionado con Japón. Pero lo que, en mi opinión, resulta no solo original, sino excepcional en nuestro país es la manera en que ha planteado el tema. Cada ingrediente, cada receta nace de una pequeña narración que Hashimoto ha tejido alrededor de una historia, una tradición o una leyenda japonesa que, a su vez, nace  de alguna de sus propias experiencias en Galicia. Ahí radica uno de los valores más interesantes del libro. Ir más allá de la gastronomía para explicarnos algo del fascinante universo nipón.

Hashimoto comienza narrando muy brevemente cómo llegó a España, para decirnos que desayuna arroz, “el alimento básico en Oriente”, y explicarnos cómo cocinarlo. Es el primer paso gastronómico de todo aquel que quiera introducirse en el mundo de la comida japonesa. Es en ese momento cuando la autora realiza un flash back para narrarnos el fascinante mito de la creación de Japón. A partir de ahí, toda explicación de un plato está precedida de una pequeña reseña de un acontecimiento histórico o tradición de País del Sol Naciente.

Estando en Galicia no podía faltar en el libro una receta de marisco, y la propuesta que se nos hace es un suculento nabe, una especie de cazuela de frutos del mar. Pero lo que realmente sorprende es la manera como Hashimoto hace que la descripción de ese plato sea una consecuencia lógica de uno de los acontecimientos más trascendentales de la historia de Japón, la batalla de Dannoura, donde, en 1185, se enfrentaron los dos clanes más poderosos de la época dando origen al régimen militar de los shōgun.

Pero la autora no se detiene simplemente en narrar ese suceso, sino que lo enlaza con una cita de una de las obras más impresionantes y conmovedoras de toda la literatura japonesa, el Heike Monogatari, una epopeya medieval de la que existe traducción española de Carlos Rubio, en editorial Gredos y de la que todo japonés sabe de memoria su primer párrafo, igual que todo español conoce el comienzo de El Quijote. Del triste final de ese episodio, la tradición ha elaborado una leyenda sobre el aspecto de los cangrejos que no voy a desvelar aquí, pero que explica Hashimoto.

Creo que con lo dicho el lector ya puede intuir cuál es el enfoque del libro Iwashi. Leyendas y gastronomía del Japón. Pero para más información, y a modo de sinopsis incompleta, voy a comentar unas pocas más de las sorprendentes correlaciones entre ingredientes o recetas de cocina y la cultura japonesa que establece Mari Hashimoto.

Invierno
Cuando el invierno aún no ha finalizado en Japón, ya aparecen en el ciruelo los primeros capullos de su flor. Antes de explicarnos un plato a base de su fruto, umeboshi en japonés, y arroz, la autora nos cuenta la emotiva relación que mantuvo con un árbol de esa especie Sugawara no Michizane, poeta, erudito y político del siglo X, y hoy patrón de los estudiantes.


Primavera
La primavera y el cerezo forman una pareja indisoluble, y Hashimoto nos cuenta poemas y fábulas medievales que hablan de ese árbol. En otro momento, a través de la escritora Sei Shonagon y su obra El libro de la almohada, traducido al español por la editorial argentina Adriana Hidalgo, nos conduce hasta una receta a base de las algas wakame. Qué sugerente resulta la asociación que la autora establece entre el delicioso chawanmushi y el festival de las niñas, el hina matsuri que se celebra a principio de marzo manteniendo una tradición que se remonta hasta el periodo Heian.


Verano
Los nísperos y su receta de jalea se relacionan con la biwa, una especie de laúd que en la Edad Media japonesa tañían músicos ciegos y del que se dice que su caja de resonancia tiene la forma de ese fruto. Hashimoto nos cuenta la historia de un monje invidente, llamado Hōichi, que tocaba ese instrumento; una fábula que forma parte de uno de los capítulos de la fantástica película Kwaidan de Kobayashi Masaki basada en el relato del mismo título de Lafcadio Hearn, publicado por editorial Siruela.



Otoño
El okonomiyaki es uno de los platos típicos del otoño y de Hiroshima que a veces se compara con la pizza. Hashimoto nos detalla cómo cocinarlo, no sin antes relatarnos de forma muy amena que era uno de los preferidos de Sen no Rikyū, el gran maestro que diseñó casas de té y aconsejó a Raku Chōjirō cómo debía crear sus célebres boles para esa ceremonia.


Creo que con todo lo dicho puede entenderse que el libro Iwashi. Leyendas y gastronomía del Japón va mucho más allá de la simple gastronomía. En sus páginas, Mari Hashimoto nos habla de sus vivencias en nuestro país y de los momentos que le hacen recordar el suyo, su historia, su poesía, sus epopeyas, sus tradiciones. Al final de cada uno de sus relatos nos espera un sencillo pero delicioso plato japonés, presentado con esmero y del que emanan olores que nos hablan de un lugar muy lejano, Japón. Qué más se puede pedir.

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