Páginas

martes, 22 de julio de 2014

Arquitectura moderna japonesa: Tange Kenzō, I

La arquitectura moderna japonesa: Tange Kenzō, los inicios
Creo que ya ha llegado el momento de publicar una serie sobre la arquitectura moderna japonesa y en concreto sobre el gran maestro Tange Kenzō. Es el primero que dedico en este blog al arte del siglo XX en Japón, pero no será el último, ni mucho menos. Hasta ahora, cada vez que presentaba una especialidad artística, mis artículos seguían más o menos un orden cronológico centrado en épocas pasadas. La única excepción fue una corta entrada dedicada a la cerámica contemporánea.

El motivo de haber tardado tanto en hablar del arte actual es mi convicción de que los movimientos artísticos más vanguardistas, renovadores, transgresores, o como queramos llamarlos, casi siempre son una respuesta a una tendencia, escuela o moda anterior. Por ejemplo, el arte abstracto podría verse como un desarrollo lógico del impresionismo, cubismo o expresionismo. Y algo parecido sería de aplicación en otras especialidades artísticas, arquitectura incluida.

Si a eso añadimos que cuando se habla de arte o cultura de Japón nos introducimos en un entorno cultural alejadísimo del nuestro, el occidental, y que a lo largo de toda su historia los puntos de partida de sus creadores fueron muy diferentes de los utilizados por los europeos coetáneos, parece aconsejable comenzar por el principio cuando se desee hablar de algún tipo de manifestación artística japonesa.

Pero no es mi deseo extenderme con teorías sobre la evolución del arte, sino simplemente presentarlo e intentar explicar qué puede sentirse ante una obra pictórica, escultórica o de cualquier tipo, aunque sea moderna. Lo que sí me gustaría afirmar es que, en mi opinión, la cantidad de artistas de todas las especialidades que han aparecido a lo largo del siglo XX en todos los países, no solo es perfectamente comparable a la de siglos anteriores, sino que entre ellos también han surgido algún que otro “genio”; por cierto, una especie cuyos "ejemplares" no abundan mucho y que solo aparecen de tarde en tarde.

Tange Kenzō en Amsterdam en 1981. 
Foto: Wikimedia Commons.
Tange Kenzō (1913-2005)
Sirva esta larguísima introducción para presentar a uno de los grandes, grandísimos, maestros de la arquitectura moderna universal: el japonés Tange Kenzō. En su obra, que se desarrolla a lo largo de toda la segunda mitad del siglo XX, se encuentran algunos de los hitos del arte arquitectónico de todos los tiempos. Aunque esta afirmación pueda parecer un poco excesiva, confío que a lo largo de los ¡26 artículos! que formarán esta serie quede demostrado por qué digo esto.

Pero el mérito de Tange Kenzō, no es solo ese, sino que su magisterio e influencia han conseguido llegar hasta nuestros días gracias a que por su despacho y departamento universitario pasaron muchos de los más afamados arquitectos japoneses del último tercio del siglo XX. Pero empecemos por el principio.

Los inicios
Tange Kenzō ingresa en 1935 en la Universidad de Tokio, donde se licencia tres años más tarde. Sus comienzos profesionales los realiza en la oficina de Maekawa Kunio (1905-1986), quien había trabajado en el despacho de Le Corbusier en París de 1928 a 1930. Si bien durante el periodo en el que Tange colabora con Maekawa la actividad constructiva en Japón es muy limitada, su relación con él le permite conocer las teorías del arquitecto suizo y sobre todo descubrir las posibilidades expresivas del hormigón armado, un material muy presente inicialmente en su obra.

Sin embargo, en 1941, cuando se inicia la guerra con Estados Unidos, ante la falta de trabajo, Tange decide regresar a la universidad para realizar estudios de posgraduado que finaliza en 1945. Durante esos años, a pesar de estar involucrado en la contienda mundial, el gobierno japonés convoca dos concursos de arquitectura: en 1942, un complejo conmemorativo consagrado a la denominada Esfera de la Coprosperidad de la Gran Asia Oriental y en 1943 un centro cultural en Bangkok. Tange se presenta a ambos y obtiene el primer premio en los dos. No obstante, no se construye ninguno de ellos.

La denominada Esfera de la Coprosperidad de la Gran Asia Oriental, era un concepto promovido por las autoridades japonesas que buscaba coaligar diferentes naciones asiáticas para hacer frente al colonialismo europeo. Con el concurso se pretendía levantar un gran conjunto consagrado a esa idea. En su proyecto, Tange propuso un centro formado por edificios que mostraban una clara influencia del estilo sintoísta, como el del santuario de Ise que comenté en un anterior artículo.

Tange Kenzō: Proyecto de Centro conmemorativo de la Gran Asia, 1942. 
Foto en David B. Stewart: The making of modern Japanese architecture. Kodansha, 1987.

Uno de los elementos más singulares de la propuesta de Tange era la red de autopistas que lo comunicaba con Tokio, algo que anticipaba uno de sus temas preferidos a lo largo de toda su carrera: las infraestructuras como soporte de los diferentes usos de la ciudad. Pero eso lo veremos más adelante, cuando comente sus aportaciones urbanísticas en los años sesenta.

En el proyecto para el centro cultural en Bangkok, Tange vuelve a utilizar, esta vez aún más claramente, un estilo tradicional para sus edificios: el denominado shinden del que ya hablé en una entrada anterior de este blog. Compárese la ilustración siguiente con el primer dibujo incluido en ese artículo.

Tange Kenzō: Proyecto de Centro cultural en Bangkok, 1943. 
Foto en David B. Stewart: The making of modern Japanese architecture. Kodansha, 1987.

Esos inicios clásicos de Tange le sirven para estudiar y madurar dos aspectos muy presentes en la primera etapa de su obra: la reinterpretación de las formas tradicionales de la arquitectura japonesa y el papel que desempeñan las comunicaciones en la estructuración de las ciudades e incluso de los edificios. Pero todo eso lo iremos viendo a lo largo de la serie de artículos que iré publicando en semanas sucesivas.

Una vez concluida la contienda mundial, Tange ingresa como profesor en la Universidad de Tokio en 1946. Allí decide organizar un Departamento de Planificación Urbana por donde pasan muchos de los arquitectos japoneses más relevantes del último tercio del siglo XX. Durante los primeros años de la posguerra, dificilísimos por la carencia de materiales y medios en general, Tange reparte su tiempo entre el despacho de Maekawa y sus propias propuestas para concursos públicos.

Maestros y discípulos
El trío de maestros de la arquitectura japonesa de posguerra lo formaron Sakakura Junzō (1904-1968), el mencionado Maekawa y Tange. Sakakura y Maekawa habían trabajado con Le Corbusier en París entre 1928 y 1936, y en su despacho ambos se impregnaron del lenguaje moderno y el credo corbusiano.

Sakakura Junzō: Museo de Arte Moderno en Kamakura, 1951. Foto: Wikimedia Commons.

Esos tres arquitectos proyectaron las primeras obras modernas de la posguerra japonesa. Sakakura, su Museo de Arte Moderno de Kamakura en 1951; Maekawa, su Sala de Conciertos y Biblioteca de Yokohama en 1954, y Tange, su Centro de la Paz de Hiroshima finalizado en 1955, aunque diseñado años antes, y que comentaré en el siguiente artículo. De las dos primeras obras adjunto aquí mismo sendas fotografías, la anterior a este párrafo y la siguiente. El reconocido prestigio de todos ellos hizo que, a partir de finales de los años cincuenta, empezaran a pasar por sus respectivos despachos algunos de los arquitectos japoneses más innovadores del panorama del último tercio del siglo XX. 

Maekawa Kunio: Sala de Conciertos y Biblioteca en Yokohama, 1954. Foto: Wikimedia Commons.

Me gustaría hacer un corto paréntesis y esbozar brevemente el camino recorrido por la arquitectura japonesa desde finales de los años veinte hasta nuestros días. Maekawa había trabajado con Le Corbusier de 1928 a 1931 y Sakakura le sustituyó de 1931 a 1936. Ambos se empaparon de las ideas del maestro suizo y cuando regresaron a su país no solo construyeron sus primeros proyectos de acuerdo con los planteamientos corbusianos, sino que se convirtieron en transmisores de las teorías de la arquitectura moderna europea. Uno de los primeros en recibir ese mensaje fue Tange, quien trabajó varios años en la oficina de Maekawa.

A partir de ese punto, la tradicional relación nipona entre maestro y discípulo se desarrolló a grandes trazos de la siguiente manera. Como ya he dicho, Maekawa y Sakakura trabajaron con Le Corbusier. Tange con Maekawa. Kurokawa Kishō (1934-2007), Maki Fumihiko (1928-) e Isozaki Arata (1931-) con Tange. Itō Toyō (1941-) con Kikutake (1928-). Ban Shigeru (1947-) con Isozaki. Sejima Kazuyo (1956-) y Nishizawa Ryue (1966-) lo hicieron en la oficina de Itō, y la savia sigue fluyendo de despacho en despacho manteniendo una tradición en constante renovación.

A los impacientes les prometo que, poco a poco, iré comentando la obra de esos arquitectos, pero aquí debo centrarme en la carrera de Tange.

Los años cincuenta del siglo XX
La segunda mitad de la década de los cuarenta resulta extremadamente difícil para todo el país, pero los años cincuenta se encaran con mejores perspectivas. Tange asiste al octavo Congreso International de Arquitectura Moderna (CIAM) de 1951 con su maestro Maekawa, gracias al cual conoce a Le Corbusier y Gropius. Es allí donde presenta su plan de reconstrucción de Hiroshima, del que forma parte su primer gran proyecto: el Parque de la Paz, del que hablaré en el siguiente artículo.

Una de las primeras obras que construyó Tange fue su propia vivienda, un sencillo proyecto que utilizaba un sistema estructural de pilares y vigas de madera de gran tradición en Japón y el único posible por esos años debido a la carestía de materiales. 

Tange Kenzō: vivienda propia, 1953, derribada. Tokio. Foto: Wikimedia Commons.

El proyecto de Tange utilizaba elementos tradicionales, como los tatami, las puertas correderas y los grandes voladizos, con una notable franqueza y claridad formal. Un rasgo singular del edificio era que exteriormente la composición de todas sus fachadas se basaba en una simetría ciertamente insólita en el entorno japonés. No obstante, en el interior, las combinaciones de los diferentes cerramientos eran muy variadas y nunca simétricas, como ha sido siempre en la arquitectura nipona de todos los tiempos.

En la fotografía siguiente se observa cómo los paneles de fachada, unas veces opacos, otras translúcidos y otras transparentes, se distribuían muy libremente transformando las paredes en planos independientes en los que cada uno de esos elementos se organizaban diferentemente.

Tange Kenzō: vivienda propia, 1953, derribada. Tokio. Foto: Shinkenchiku, enero 1955.

El empleo de esos elementos, recordemos que con una tradición de siglos en Japón, suele otorgar a los interiores de los edificios nipones un cierto parentesco con la estética neoplasticista, tanto pictórica (Mondrian) como arquitectónica (Rietveld). Basta comparar las siguientes fotografías de la residencia de Tange, muy clásica en ese aspecto, y una vivienda proyectada por el arquitecto holandés Gerrit Rietveld en 1924.

Tange Kenzō: vivienda propia, 1953, derribada. Tokio.
Foto: Shinkenchiku, enero 1955
.
Gerrit Rietveld: vivienda Schröder, 1924, Utrecht. Foto: Wikimedia Commons.

Sin embargo, la carrera de Tange evolucionará por caminos muy diferentes de esos inicios. Pero eso lo veremos la semana próxima.

Como complemento a mi comentario sobre la vivienda de Tange, hoy mismo publico este otro artículo en el que incluyo un vídeo que reconstruye y visualiza por medios informáticos tanto su exterior como su interior.

¿Estas interesado en la arquitectura moderna japonesa?, pues en mi libro Arquitectura moderna japonesa encontrarás lo que buscas. Mira en estos enlaces sus datos, su índice, su introducción y un extractoPuedes comprarlo en cualquier librería o en Amazon.