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martes, 8 de marzo de 2022

Japón y el mundo del té, XIX

La ceremonia de té en Japón. La arquitectura, 3

El anterior artículo lo dediqué a comentar la que se considera primera casa de té de importancia histórica, la Tai-an diseñada por Sen no Rikyū hacia 1583. Hoy hablaré de otra algo posterior.

 La casa de té Jo-an

Otra de las más célebres casas de té de Japón es la denominada Jo-an. Hacia 1618, el hermano menor de Oda Nobunaga, Oda Urakusai (1547-1621), quien había recibido clases de chadō de Sen no Rikyū, ordenó construir una cabaña de té en Shōden-in, un templo asociado al monasterio de Kennin-ji en Kioto. Parece ser que Urakusai estuvo muy relacionado con el cristianismo. Incluso se piensa que el nombre de Jo-an proviene del portugués Joāo (Juan).

En 1972, el pequeño edificio se trasladó a su actual emplazamiento en el parque de Urakuen, en la localidad de Inuyama, prefectura de Aichi. La siguiente fotografía muestra su fachada de acceso con la zona retrasada del porche donde se encuentra su puerta de entrada, no visible desde ese punto de vista, pero sí en la siguiente foto.

La casa de té Jo-an, c. 1618, jardín Urakuen, Inuyama, prefectura de Aichi. Foto: Wikimedia Commons.

La planta de la Jo-an que muestra la siguiente ilustración es solo de la habitación de té propiamente dicha, cuya superficie es de dos tatami y medio y un daime. Daime es el  nombre que se da al tatami que tiene una longitud de solo tres cuartas partes de la de uno normal. La parte superior del dibujo comunica con la zona, llamada mizuya, donde se preparan los utensilios para la ceremonia y que en este caso es mayor que la estancia para los invitados, pues tiene tres tatami.

Planta de la casa de té Jo-an. Ilustración en 
Nishi Kazuo y Hozumi Kazuo: What is Japanese Architecture? 
A survey of traditional Japanese architecture, with a list of sites and a map
Tokio: Kodansha, 1985. Notas en la planta: J. Vives.

La pequeña flecha que señala hacia arriba indica el acceso al edificio adyacente, el cual se realiza a través de unos shōji blancos situados en el fondo del mencionado porche de entrada que se aprecia en la primera fotografía.

Una solución inusual que vemos en el interior de la Jo-an es la pared lateral del tokonoma que cierra su lado derecho y que está formada por un paramento perpendicular a su muro trasero y otro a 45 grados. Si nos fijamos, constataremos que el tokonoma no se ha situado frente a la entrada para que sea lo que primero vean los invitados como ocurría en la Tai-an (véase el artículo anterior).

Un rasgo singular del exterior de la Jo-an es el hecho de que su porche de acceso se comparte con el del edificio adyacente. En consecuencia, su hueco de entrada (me cuesta llamarlo puerta), la nijiriguchi, se encuentra en el lateral derecho de ese cobertizo, lo que hace que casi no se descubra hasta estar ya bajo su tejadillo. 

Esa singular solución hace que, durante la aproximación a la cabaña, el paramento más visible sea el de los blancos shōji de acceso al mencionado edificio al que se adosa la casa de té. En ese porche, como es habitual en todos los edificios japoneses, se han dispuesto tres piedras que marcan el número de pasos a realizar para entrar tanto a la sala de té como a dicho edificio. En Japón, siempre que se disponen losas o peldaños de ese tipo han de ser tres, un número recurrente en las composiciones de rocas y plantas en la jardinería y arquitectura japonesas. 

En la ilustración siguiente ya se distingue el panel corredero cerrado de la "puerta" de entrada a la habitación de té que en en la primera fotografía no podía verse. Obsérvese que los huecos son todos de diferente tamaño y que se distribuyen sin mantener ningún tipo de alineación entre ellos, un rasgo recurrente en las casas de té.

La casa de té Jo-an, c. 1618, jardín Urakuen, Inuyama, prefectura de Aichi. Foto: Wikimedia Commons.

La fotografía siguiente muestra el enrejado del hueco circular situado en el muro izquierdo del porche de acceso. Pues bien, resulta que esa retícula no es más que el entramado de cañas que dan rigidez al esbelto muro de arcilla y que se ha decidido mantenerlas vistas sin cortarlas. Esa misma solución ya la empleó Sen no Rikyū en su Tai-an en una ventana cuadrada. El nombre de este tipo de ventanas es shitajimado. Expliqué su origen en este artículo

Hueco circular con rejilla de caña en el porche de la Jo-an, c. 1618,
jardín Urakuen, Inuyama, prefectura de Aichi.
Foto: Wikimedia Commons.

En la foto siguiente del interior de la Jo-an se aprecia que el mencionado muro lateral a 45 grados del tokonoma deja en el suelo un trozo triangular que no se acaba con tatami, sino con una madera lacada en negro. 

Esa solución de colocar en determinadas zonas un tablero de madera en vez de tatami se adopta porque los tatami solo se cortan perpendicularmente a su dimensión mayor para hacerlos de 3/4 partes o la mitad de su longitud. Es decir, nunca veremos un tatami de anchura menor de la estándar ni con bordes no perpendiculares. 

Interior de la J-an, c. 1618, jardín Urakuen, Inuyama, prefectura de Aichi. Foto de fuente desconocida.

Otro elemento singular de la Jo-an es el pilar, llamado nakabashira, que parte de una esquina del hueco del hornillo para recibir el arco del muro que limita espacialmente el lugar donde se sitúa el anfitrión, un tatami de solo 1,5 m de largo. Ese muro a 45 grados y el hueco con arco se concibieron para evitar que el maestro de ceremonia quedase demasiado separado de los invitados. La parte inferior de las paredes de la zona del anfitrión se revistió con hojas de viejos almanaques.

Interior de la Jo-an, c. 1618, jardín Urakuen, Inuyama, prefectura de Aichi. 
Foto en Christine Shimizu: L’art japonais. París: Flamarion, 1997.

La última fotografía de hoy es una vista interior de la pared donde se encuentra el hueco de entrada. En su zona izquierda se ve la puerta de acceso, la nijiriguchi. Por encima de ella, una celosía de cañas de bambú permite ver el mencionado hueco circular del porche. Obsérvese que la ventana superior derecha no está alineada verticalmente con el hueco de entrada. Ya he comentado más arriba y reiteradas veces a lo largo de esta serie que en la construcción de una casa de té se evita a toda costa las alienaciones entre huecos.

Con esto doy por finalizado este articulo consagrado a una célebre casa de té. En el siguiente hablaré de otra, también clásica, pero de concepción muy diferente.