La representación de Kanjinchō, II
Reanudo
los comentarios y visionado de la obra de teatro kabuki japonés titulada Kanjinchō. Tras la
escena inicial de la obra que vimos la semana anterior,
en la que el personaje de Togashi hacía su presentación, hoy asistiremos a la
entrada, a través de la pasarela que discurre por el patio de butacas, de Benkei, sus soldados y el
noble Yoshitsune.
El
monje Benkei y sus cuatro soldados, disfrazados de monjes, escoltan a Yoshitsune en su intento de huir de su hermano el shōgun, quien ha ordenado su busca y captura.
Nos encontramos en un puesto de control en un camino montañoso. Benkei y sus acompañantes tienen que atravesarlo para poder llegar a territorios lejos del poder e influencia del shōgun. El noble Yoshitsune va disfrazado de simple porteador de la falsa comitiva de monjes.
Nos encontramos en un puesto de control en un camino montañoso. Benkei y sus acompañantes tienen que atravesarlo para poder llegar a territorios lejos del poder e influencia del shōgun. El noble Yoshitsune va disfrazado de simple porteador de la falsa comitiva de monjes.
He aquí
la traducción de los diálogos del corte videográfico incluido al final de este
artículo.
Clip-02: entrada de Yoshitsune, duración 5 minutos
Conjunto de shamisen y tambores
Los instrumentistas sugieren
el ambiente con el que se desea simbolizar el viaje de Yoshitsune y Benkei por
las montañas. Mientras Yoshitsune entra por la hanamichi, el coro narra su
huida desde la capital Kioto.
Coro:
Por lejanos caminos de olas,
el barco errante,
por fin llega
a la bahía de Kaizu.
Yoshitsune (dirigiéndose a Benkei sin mirarle):
¿Y bien Benkei? (alargando el final de la pregunta).
Benkei (con tono de voz muy grave):
¡Oooh!
Yoshitsune:
Como bien dices, todos los caminos frente a nosotros están
cerrados y en el paso por la montaña hacia Michinoku se ha levantado una nueva
barrera. Esta es nuestra última oportunidad. Ahora sé con certeza que nunca
veré el norte. Si de mí dependiera, antes de ser apresado y asesinado
innoblemente por huestes enemigas, preferiría darme muerte. Pero también debo
considerar tu opinión y por eso he aceptado disfrazarme de porteador como
una posible manera de pasar desapercibido. (Dirigiéndose a sus guardias).
¿Tenéis algún plan?
Su cara blanca, como corresponde
a su alto nivel social y a pesar de parecer inexpresiva a primera vista, emana
una profunda tristeza cuando relata sus pensamientos.
Los tres guardaespaldas más
jóvenes opinan que deberían atacar directamente al puesto de control. No así el
mayor de todos, que no dice nada.
Primer soldado:
Mi señor, ¿para qué tenemos las espadas? ¿Cuándo se teñirán
con sangre? El momento crucial en la vida de nuestro noble señor ha llegado.
Segundo soldado:
Decidámonos. Ataquemos a los guardias ahora. Destruyamos la barrera y atravesémosla, mi señor.
Tercer soldado:
Ahora es el momento de pagar los años de lealtad a nuestro
señor. Crucemos la barrera.
Se levantan, llevan
sus manos a la empuñadura de sus espadas e intentan avanzar; sin embargo, el
mayor de los soldados, un jefe ya maduro, les impide el paso sin decir palabra.
Los tres soldados:
¡Abramos paso!
Benkei:
¡Deteneos! Un momento, esperad.
Tras cada frase de Benkei se oyen golpes de tambor.
El video-clip que corresponde a esta escena excede la duración permitida, por lo que no puede insertarse directamente en esta página. Sin embargo, sí es posible verlo en la plataforma de YouTube si clicas en este enlace.
La semana próxima veremos cómo estos viajeros intentan atravesar el control policial. En ese momento se producirá el primer clímax de la obra.
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