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martes, 8 de abril de 2014

Teatro japonés: la obra de kabuki "Kanjinchō", VII

La representación de Kanjinchō, V
Vamos a reanudar el visionado parcial de la obra de teatro kabuki japonés titulada Kanjinchō. El martes pasado presenciamos el enfrentamiento dialéctico entre los dos protagonistas y hoy asistiremos a otro de los momentos más tensos de la función: cuando Benkei se ve obligado a golpear a su señor, a Yoshitsune. Pero no quiero adelantar acontecimientos; veamos antes los diálogos de las escenas que presento hoy.

Clip-05: Benkei golpea a Yoshitsune, lucha y mutis de Togashi, duración 7 minutos.

El vídeo de hoy es la continuación sin corte alguno del clip-04 de la semana anterior.

Benkei:
Y ahora,  partamos.

Sus soldados:
Sí, señor.

Benkei (su voz traiciona su ansiedad ante la delicada situación):
Vamos, rápido. Partid ya.

Los cuatro soldados:
Entendido, señor.

Entra el shamisen y el coro

Coro:
Dichosos ya, 
los yamabushi 
en silencio 
se alzan y parten.

Benkei se siente liberado de la tensa situación y ya puede partir. Comienza a marchar hacia la hanamichi. Camina delante de su comitiva; le siguen los cuatro soldados y Yoshitsune, el último de todos. 

De repente, un guardia hace un gesto y se acerca a Togashi para decirle al oído que conoce al porteador.

Togashi (levantándose):
¡Qué!, ¿ese porteador? ¡Que se detenga!

Togashi tira bruscamente su abanico, se baja la manga derecha del chaleco ayudado por un ayudante (kōken) para dejar libre su brazo y poder atacar con su arma si es necesario. Su escudero le entrega la espada y avanza dos pasos con la mano en la empuñadura.

¡Un momento! ¡Quietos! ¡Quietos, os digo!

Yoshitsune se detiene y casi automáticamente regresa al extremo izquierdo del escenario, donde estaba, colocándose en la misma posición, arrodillado, con el sombrero tapándole la cara y el cayado apoyado en el hombro. Sus soldados también retroceden con las manos en las empuñaduras de sus espadas dirigiéndose hacia donde se halla Yoshitsune. Benkei se vuelve rápidamente y contiene con las manos abiertas a sus soldados ordenándoles que se detengan donde se encuentran (todavía en la hanamichi.

Benkei (a sus soldados):
¡No! Quietos, o la imprudencia nos perderá.

Coro:
¡Nuestro señor es descubierto! 
Es el momento. 
¡O morir o salvarse! 
Esos son sus pensamientos mientras vuelven.

Benkei se dirige hacia donde se encuentra Togashi. Da un fuerte pisotón. Hace girar su rosario y se vuelve hacia Yoshitsune, intentando interceptar la mirada que le dirige Togashi. Con rabia fingida dice:

Benkei (dirigiéndose a Yoshitsune):
¡Tú! ¡Torpe! ¿Por qué no has pasado la barrera?

Togashi (con voz temerosa):
Porque le he ordenado que se detenga.

Benkei:
¿Detenerse? ¿Por qué?

Togashi:
Porque uno de mis guardias dice que se parece...  que se parece a cierta persona. Por eso se le detuvo.

Benkei:
¿Y bien? ¿Qué tiene eso de extraño? A menudo una persona se parece a otra. (Fingiendo convencimiento y sorpresa). ¿A quién se supone que se parece?

Togashi:
Uno de mis hombres dice que se parece a Hōgan Dono. (El nombre formal de Yoshitsune). Y debe detenerse para ser interrogado. (Alargando el final de la frase).

Benkei:
¿Cómo?, ¿que ese torpe se parece al noble Hōgan, decís? ¡Algo para recordar toda la vida! (Dirigiéndose a Yoshitsune con furia fingida). ¡Oh! Es exasperante. Teníamos previsto llegar a Noto al atardecer y ahora por culpa de este indigno porteador con un único bulto todo se retrasa y... pasa esto. Si la gente empieza a sospechar que eres Hōgan, provocarás que nuestra misión fracase. ¡Cuanto más lo pienso más indigno me pareces! (Gruñendo fuertemente y dando un golpe en el suelo). ¡Eres detestable! ¡Detestable! ¡Te voy a enseñar!

Benkei remata la frase con largos rugidos como señal de enfado y decide demostrar que Yoshitsune es sólo un vulgar porteador aunque sea tomando drásticas medidas.

Empieza la música y el coro

Coro:
Le quita el kongo-zue (el cayado de un yamabushi) y le golpea...

Benkei arrebata el cayado a Yoshitsune y se prepara para golpearle. Se detiene en su acción un momento y cierra los ojos ante lo que va a hacer. Su cuerpo tiembla como si fuera él quien está a punto de recibir el castigo. Le golpea en el hombro izquierdo y lo aparta a un lado ordenándole que se levante y comience a andar. (En la representación el golpe es sólo simbólico, sin producirse contacto real).

Benkei:
Ahora, ¡muévete te digo!

Solista del coro:
Le maldice a gritos ordenándole que se mueva.

Yoshitsune, ocultando su rostro, se alza y rápidamente se dirige hacia el extremo izquierdo del escenario, quedando fuera de la escena siguiente.

Togashi:
A pesar de vuestros pretextos, no...

Los tres guardias:
... ¡él no pasará!

Los guardias se colocan en fila cogiendo las empuñaduras de sus espadas. Los soldados de Yoshitsune están a punto de atacar. Benkei inventa una nueva estratagema haciendo creer que todo es una maniobra de los vigilantes de la barrera para robarle las bolsas de oro.

Benkei:
Vosotros, que no apartáis la vista del oi, (la mochila de los yamabushi donde se colocaron las bolsas de oro) no sois guardias, sino ladrones. (Benkei golpea el suelo con el cayado y clava una mie. Sus propios soldados avanzan. Benkei los bloquea con su bastón). 

SEGUNDO CLIMAX

Se produce un cara a cara de los dos grupos de soldados encabezados por Benkei y Togashi. Benkei coge su cayado con las dos manos y se sitúa frente a Togashi, quien ha quedado fuertemente impresionado por el golpe que Benkei ha dado a su propio señor Yoshitsune. Conmovido por su atrevimiento, por un momento no reacciona. Pero rechaza sus pensamientos y decide atacar.

Coro (comenta la decisión y fuerza de los soldados de Benkei, prestos a desenfundar sus espadas y atacar a su enemigo. Su aspecto recuerda el de los feroces reyes del infierno):
¿Qué hacen?
¡Sacan la espada 
contra un humilde porteador! 
¡Qué cobardía!
Con la apariencia de fieros dioses, 
los monjes  yamabushi
se preparan para la batalla.

Músicos y coro ejecutan un ritmo rápido y nervioso. Se inicia una danza coreografiada que representa la pugna de los dos grupos de soldados. Cada uno de ellos empuja a su respectivo jefe. Benkei y Togashi se miran ferozmente, ora avanzando, ora retrocediendo. Golpean el suelo con los pies. Poco a poco, usando el tipo de paso de danza del teatro nō, dan uno, dos, tres pasos al frente y otros tantos hacia atrás. Finalmente, Benkei consigue como último recurso contener a Togashi colocando el cayado delante de él. Togashi regresa a su posición inicial. Guardias y soldados se quedan aparte. Benkei ha conseguido que ni su escolta ni los guardas de la barrera inicien un ataque de imprevisibles consecuencias. Un enfrentamiento ahora hubiera descubierto su identidad. Convencido de su victoria Benkei mira cara a cara a Togashi. Benkei voltea el cayado por encima de su cabeza, golpea con él el suelo y clava una mie. Togashi avanza un pie y empuña su espada en otra mie.

Benkei:
Si todavía pensáis que esta miserable criatura es Hogan, entonces retenedlo junto con vuestros presentes hasta nuestra vuelta e interrogarle tanto cuanto queráis. O si lo preferís (da un golpe en el suelo con el cayado) ahora mismo lo golpearé hasta que muera.

Togashi:
Sois demasiado cruel.

Benkei.
Entonces, ¿por qué dudáis todavía de nosotros? 

Togashi le pide que se detenga. Aunque duda de sus palabras, ahora ya está seguro de que el porteador es Yoshitsune y sabe lo que representa que Benkei le haya golpeado.

Togashi (dudando):
Son mis soldados, no yo.

Benkei (con determinación):
Entonces, le golpearé hasta que muera delante de vos. ¿Os convencerá eso?

Togashi:
Deteneos. No seáis impetuoso. A causa de la sospecha sin fundamento de mis soldados ya habéis golpeado a esa persona,... 

Togashi se vuelve de cara al público demostrando, con su expresión, que ahora sí está convencido de que el porteador es el verdadero Yoshitsune. Ha quedado conmovido por la impresionante decisión de Benkei. Sabe lo que representa alzar la mano contra el propio señor, un acto imperdonable. Al mismo tiempo se percata de que es una prueba de lealtad extrema. Reconoce en Benkei una moral superior. Togashi también pertenece a la misma casta guerrera y comprende lo duro que ha sido para Benkei golpear a Yoshitsune.

... quien... obviamente no es el noble  Hōgan. Ya no tengo ninguna duda. (Se detiene un momento, cierra los ojos, baja la cabeza y tras un silencio dice) Podéis iros ya. Cruzad la barrera.

Benkei (continuando su aparente decisión):
Si no hubiese sido por las palabras del noble señor aquí presente, aquí mismo te habría matado. ¡Perezoso, has tenido suerte esta vez! (Dirigiéndose a Yoshitsune da un golpe de bastón y acaba la frase con un tono de voz muy grave). No tientes a los dioses en otra ocasión.

Togashi:
Ahora debo mantener aún más estricta la vigilancia de mi puesto. (Togashi entrega su espada a su joven escudero. Los asistentes de escena le ayudan a colocarse de nuevo la manga derecha y le devuelven el abanico. Dirigiéndose a sus guardias). Guardias, seguidme.

Los tres guardias:
Sí, mi señor.

Este momento es uno de los más emotivos de la obra. 

Benkei y Togashi hacen una doble y emotiva mie. Benkei sabe que ha vencido pero no puede demostrarlo. Togashi conoce quienes son Benkei y Yoshitsune, pero tampoco puede darlo a entender. Además, es consciente de que al no haber cumplido las órdenes de su señor, el shōgun Yoritomo, sólo le queda una salida honorable, suicidarse. 

Togashi aparta su cara para que sus guardias no puedan detectar su lucha por mantener la compostura. Se sitúa frente al público, se detiene unos segundos, mira a Benkei y en silencio, con música de fondo, demuestra su profunda tristeza. A punto de sollozar, intenta apartar de su mente el pensamiento de la muerte. Se yergue, da un brusco giro, echa hacia atrás sus largos pantalones y hace mutis dirigiéndose rápidamente hacia la pequeña puerta situada a la derecha del escenario. Le siguen su escudero y los tres guardias.

Entra el coro y shamisen 

Coro:
Llevando a sus guardias tras de sí, el comandante de la barrera entra en el cuartel.


¿Qué tal este fragmento? Impresionante, ¿no? Es la eterna lucha entre el deber y la conciencia, algo muy presente en la literatura y teatro japoneses y que en esta representación está plasmado de forma magistral por actores “como la copa de un pino”.

Pero aquí no acaba la cosa, la sesión de la semana próxima, cuyo clip enlaza sin cortes con el que hemos visto hoy, no será menos intensa. Así pues, hasta entonces.

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