Después de finalizar hace dos semanas el segundo apartado de este curso de arte japonés, en el que hicimos un rápido recorrido por la historia de Japón, entramos hoy en el tercer apartado dedicado a su entorno y su reflejo en las artes, principalmente en la pintura. En cada uno de sus artículos procuraremos ver si, en lo que se refiere al entorno físico, hay o no hay puntos o temas comunes entre obras de distintas épocas o incluso de diferentes especialidades.
Este enfoque sin duda producirá algunas “idas y
venidas” en el relato al pasar de un siglo a otro o incluso de una especialidad a otra de forma quizás un
poco brusca, pero confío que eso permitirá entender que en Japón, más que ningún otro
país, “todo” está relacionado, y las artes aún más.
El entorno japonés
Esta primera sección que denomino “El entorno
japonés” la he dividido en tres apartados dedicados a sendos entornos: el físico,
el religioso y el cultural. En el primero, que empieza con esta entrada, hablaré
de aspectos como la insularidad de Japón, su orografía, su clima, etcétera. En
el segundo lo haré de sus leyendas o mitos, del sintoísmo y del budismo. Y en el
último comentaré algunos aspectos de su sociedad, costumbres, sistema de
escritura, etcétera.
Empecemos pues por el entorno físico, que he
dividido en varias secciones: insularidad,
orografía, clima y tifones, terremotos y volcanes.
El torii de Itsukushima-jinja, Miyajima, prefectura de Nagasaki. Foto: Javier Vives. |