En el anterior artículo vimos muy por encima el mito de la creación
del mundo según el sintoísmo y hoy hablaremos de otros dos aspectos de esa religión: su iconografía y sus celebraciones o ritos.
El sintoísmo
En el sintoísmo se pueden destacar tres rasgos que lo diferencian de
otros cultos como el cristianismo, el budismo o el islamismo: no tener
fundador, no poseer escrituras sagradas y no practicarse en ningún otro país.
Quizá por eso, muchos pensadores opinan que no es tanto una verdadera religión como
una forma de integrarse en el entorno natural.
Hace dos semanas conocimos a Amaterasu, la divinidad del sol, astro que representa el orden y la pureza, dos de los conceptos más importantes del sintoísmo que se reflejan en muchos aspectos de la sociedad nipona. A través de la iluminación que genera, Amaterasu mantiene la armonía y el equilibrio tanto en la naturaleza como en la sociedad humana.
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Torii en el borde del mar, santuario Ōarai Isosaki-jinja, prefectura de Ibaraki. Foto: Wikimedia Commons. |