Hijikata Tatsumi, 7
El anterior artículo se dedicó integralmente a comentar una obra capital de la historia del butō y hoy seguiremos viendo el trabajo de Hijikata en lo que se ha denominado su tercer y último periodo como bailarín. Recordemos que a partir de 1974 dejó de aparecer en escena para concentrarse en coreografiar y dirigir a otras compañías. En los artículos consagrados a Ōno Kazuo, el 22 y siguientes, ya vimos sus colaboraciones con este.
Tercer periodo, 1969-1973
Hijikata Tatsumi, quizás a principios de los años ochenta. Foto sin datos de fuente desconocida. |
Veintisiete noches para cuatro estaciones (Shiki no
tame no nijūnana ban), 1972
Del 25 de octubre al 20 de noviembre de 1972, Hijikata presenta
en sesiones de madrugada en el Teatro Shinjuku Bunka, en realidad una sala de
cine, una compleja obra titulada Veintisiete noches para cuatro estaciones (Shiki
no tame no nijūshichiban) formada por cinco piezas denominadas Hōsōtan,
Susamedama, Gaishikō, Nadare ame y Gibasan. Más
tarde, ese tipo de obras se denominó Tōhoku kabuki.
Las coreografías de esas piezas, excepto la primera en la que también bailaba Hijikata, las había creado anteriormente para otras compañías. En esa época tenía la costumbre de reunir a varios de sus discípulos en el Estudio Asbesto para organizar pequeños grupos de bailarines a los que dirigía en obras concretas, como las mencionadas.
Hijikata Tatsumi en Gibasan, de Veintisiete noches para cuatro estaciones, 1972. Foto: Yamazaki Hiroshi. |
Inserto a continuación un clip de un fragmento de Hōsōtan en el que aparece Hijikata ejecutando su solo. Se le ve como se contorsiona en el suelo. Se incorpora, pero cae enseguida. No consigue levantarse. Suena la dulce melodía de los Cantos de Auvernia de Marie-Joseph Canteloube (1879-1957). Su imagen refleja decadencia y muerte. Su horrible figura revela, sin embargo, la paradójica belleza de la vida. Una vez más, Hikikata explora el lado oscuro de la existencia humana.
En esos años Hijikata comienza a vestir kimono,
dejarse una larga melena, que deja colgar o recoge en un moño, y hablar con el característico
lenguaje femenino. A diferencia de sus primeras coreografías, en las que solo
intervenían bailarines, ahora ya incluye mujeres en las troupes que
crea para cada ocasión.
En ese momento empieza a trabajar con Ashikawa Yōko (1947-),
cuyo enorme talento le permite satisfacer sus ideas. Muy a menudo, ambos
ensayan juntos durante horas y horas sin que ningún otro bailarín participe en unas sesiones, durante las cuales las abstractas y no pocas veces crípticas palabras de Hijikata se
transforman en movimientos idóneos gracias a la aptitud interpretativa de
Ashikawa. La colaboración entre ambos permitió que Hijikata forjara su nuevo
estilo.
Ashikawa Yōko en Intimacy
Plays its Trump, 1986. Foto de fuente desconocida. |
Hōsōtan es la única de las cinco piezas de Veintisiete noches para cuatro estaciones de la que existe documentación filmada, aunque no completa (véase el videoclip anterior). En ella se puede comprobar que Hijikata se inspiró en los gestos de Nijinsky en su Preludio a la siesta de un fauno para crear ciertos movimientos de sus bailarines, aunque unos meses antes ya lo había hecho en la obra Nagasu kujira (Aleta de ballena) bailada por Tamaño Kōichi (1946-). En otro momento hablaré de este discípulo de Hijikata que realizó una notable labor de difusión del butō en Estados Unidos.
Compárese la posición de los brazos y manos de los bailarines de la foto anterior de Nagasu kujira con la siguiente de Nijinsky en su coreografía del Preludio a la siesta de un fauno que se estrenó en el Teatro del Châtelet de París en 1912 por la compañía de los Ballets Rusos de Sergéi Diáguilev.
Foto de estudio de Vaslav Nijinsky en Preludio a la siesta de un fauno, 1912. Foto: Getty Images. |
Al día siguiente del estreno de Veintisiete noches para
cuatro estaciones, el reconocido crítico teatral Masakatsu Gunji (1913-1998), una
autoridad en kabuki, publicó una reseña del espectáculo de Hijikata que
tituló Una danza clásica llamada muerte (Shi to iu koten butō) en la que
relacionaba el trabajo de Hijikata con el kabuki. Aunque este siempre
negó que sus danzas tuviesen nada que ver con el kabuki, parece ser que
en conversaciones privadas con otro de los grandes críticos del teatro moderno
japonés, Senda Akihiko (1940-2015), se refirió a su Veintisiete noches para
cuatro estaciones como Tōhoku kabuki, una expresión que se ha
aplicado a sus obras posteriores.
Los libros de notas, (Butō-fu)
En esa época, Hijikata sigue poniéndose al día de los trabajos
de los surrealistas, dadaístas y del movimiento Fluxus. Además del estudio de autores franceses, como Artaud, Genet y Bataille, que conoció gracias a Shibusawa,
su interés por las artes plásticas, principalmente las occidentales, le lleva a
coleccionar recortes de revistas de arte con reproducciones de pinturas y
esculturas de todo tipo. Las imágenes que elige las pega en las hojas de una
serie álbumes en las que incluye anotaciones, esquemas y comentarios que le sirven
de inspiración en los ensayos.
Los gestos, expresiones faciales, vestuario y colores de sus
obras nacieron de esa especie de collages que va reuniendo con los años.
Esos libros de notas, dieciséis en total y denominados butō-fu, se
convirtieron en su personal modo de obtener inspiración para crear sus coreografías.
Sin embargo, esos álbumes no eran “partituras” de sus obras, ni siquiera instrucciones. Es más, nunca informó a sus alumnos o bailarines de su existencia ni de su manera de utilizarlos. Simplemente eran un método personal e intransferible que mantuvo en secreto.
Cuaderno de notas de Hijikata. Foto: Keiō University Art Center, Tokio. |
Cuaderno de notas de Hijikata. Foto: Keiō University Art Center, Tokio. |
Las dos ilustraciones anteriores son de uno de esos cuadernos de notas de Hijikata. En ellos vemos tres reproducciones de obras de Gustav Klimt y varias notas explicativas en inglés posteriormente superpuestas. Las fotos se han extraído del fichero Scrap book Nadare Ame Highlights.pdf, accesible en este enlace. que se encuentra en la Colección Hijikata Tatsumi custodiada en el Archivo de la Universidad de Keiō, Tokio.
Los cuadernos de notas, los butō-fu, de Hijikata contienen recortes de obras de pintores como Odilon Redon, Pablo Picasso, Francis Bacon, Gustav Klimt, Hans Richter, Egon Schiele y Salvador Dalí, entre otros. Sin embargo, con las imágenes y comentarios que iba añadiendo en las páginas de sus cuadernos no pretendía crear un vocabulario o sintaxis para sus obras. En el butō, a diferencia del ballet clásico, no existe nada semejante a los metódicos pasos de este. Más bien se trata de una danza cuidadosamente improvisada, a modo de impromptu, que cada bailarín la interpreta de manera diferente.
Inserto a continuación un videoclip que se encuentra en el canal de YouTube del Museo de la Universidad de Keiō en el que el sr. Morishita Takashi, miembro del Centro de Arte Keiō, habla de los cuadernos de notas de Hijikata. Dura unos nueve minutos y medio y está subtitulado en inglés.
Tenía intención de seguir hablando de la pieza Hōsōtan en este artículo, pero, para no hacerlo excesivamente largo, he decidió trasladar su comentario a la siguiente entrada que publicaré dentro de dos semanas.