La ceremonia de té en Japón. La vía del té, el chadō
En el anterior artículo hablé del último gran maestro japonés que definió los elementos que conforman la vía del té, y hoy trataré de explicar un poco cómo es ese universo tan singular.
Especialidades
artísticas que participan en el “camino del té”
A lo largo de esta serie voy a comentar algunas de las
relaciones e influencias que se dan entre diversas especialidades artísticas y el mundo de
té. En primer lugar, hablaré de los utensilios de cerámica, laca, metal o bambú
que se emplean durante la preparación de la infusión y del pequeño refrigerio
que la acompaña. Y a continuación veremos de qué manera han incidido los principios de la
ceremonia de té en la arquitectura y jardines de Japón.
Como preámbulo, inserto la siguiente ilustración en la que se representa una ceremonia de té realizada en una habitación abierta a un jardín. El hueco entre los tatami es para el hornillo donde se calienta el agua y se llama ro. La anfitriona sostiene el cazo de agua (hishaku). A su izquierda vemos el batidor de bambú (chasen) y el contenedor de té (natsume) en el que se apoya la cucharilla también de bambú (chashaku).
Chikanobu Yōshū: Chanoyu, grabado, tríptico de
36x28 cm cada lámina, 1895. Foto Wikimedia Commons. |
Asimismo, vemos una estantería portátil de dos anaqueles (kyūdaisu) en la que se encuentran el contenedor del agua (mizusashi) con su tapa de madera retirada a un lado y una vasija de tono verde (shakutate) que se usa para transportar el cazo de agua. El pequeño biombo de dos paneles (furosaki byōbu) con el monte Fuji pintado suele usarse, como aquí, para delimitar el espacio en una habitación con una superficie mayor que la adecuada al número de participantes en la ceremonia. La medida recomendada para dos invitados es de cuatro tatami y medio.
Los planteamientos con los que se construye una cabaña de té influenciaron mucho en la arquitectura residencial japonesa del periodo Edo (1603-1868). Como ejemplo, inserto una fotografía de la villa imperial de Katsura que, no olvidemos, era una de las residencias del hermano del emperador. En ella se aprecia perfectamente su extrema sencillez y la ausencia de todo boato, reflejo de la incidencia que tuvo en su construcción el principio de austeridad que preconizaban los maestros de té.
Recuerdo a los interesados en esta villa imperial de Kioto, uno de los paradigmas de la arquitectura japonesa de todos los tiempos, que hace unos años le dediqué cuatro entradas en este blog. Este enlace lleva a la primera de ellas.
Interior de la segunda fase, el
shoin medio, de la villa imperial de Katsura, s. XVII, Kioto. Foto en Virginia Ponciroli (edit.): Katsura, la villa imperiale. Milán, Electa, 2004. |
En un futuro artículo comentaré las características del
jardín de té y cuáles de sus elementos se incorporaron más tarde a cualquier tipo
de jardín japonés, fuese este un enorme parque o un minúsculo patio de
una vivienda. Y también hablaré de otras relaciones más sutiles, pero no menos
importantes, aunque de momento no voy a desvelar más “secretos” de esta serie.
También como aperitivo, inserto aquí una fotografía de un jardín de té en la que observamos que no hay rastro de las grandes piedras presentes en los jardines secos ni de otros elementos empleados en los parques de paseo. A los primeros dedique varios artículos en este blog, este es el primero de ellos.
Jardín y casa
de té en Kennin-ji, Kioto. Foto: J. Vives. |
La evolución de las artes de la arquitectura, jardinería y
cerámica a lo largo de casi tres siglos, desde mediados del periodo Momoyama
(1573-1603) hasta finales del Edo (1603-1868), tuvo mucho que ver con los
preceptos y reglas del camino del té.
Sin embargo, debo matizar eso de “arte”. El concepto de arte y artista, tal y como se entendía en la Italia coetánea, no existía en el Japón clásico. Hace poco comenté en este blog el libro Arte y nación. El discurso de la historia del arte en el Japón Meiji, del profesor de la Universidad Autónoma de Madrid Daniel Sastre, quien explica muy bien en qué momento los japoneses sintieron la necesidad de crear vocablos para esos dos conceptos. Remito al lector a ese libro, del que hice una reseña en este artículo.
Ceremonia de té, rito del té o camino del té
Creo que para empezar debería explicar al menos un poco qué es lo que hoy día se entiende por chanoyu o chadō, vocablos que suelen traducirse en casi todos los idiomas como ceremonia o rito de té. Estas dos últimas expresiones han sido contestadas, no sin razón, por algunos especialistas por considerar, en su opinión, que ni son adecuadas ni reflejan realmente lo que es en realidad el chanoyu.
Vertiendo el agua caliente en el bol. Foto: Wikimedia
Commons. |
En la foto anterior vemos una bandeja de madera donde se han colocado cuatro de los elementos imprescindibles para preparar el té. El recipiente rojizo en la esquina más cercana es el contendor del polvo de té, que en este caso es de laca. Para tomar la cantidad necesaria de té se emplea esa especie de cucharilla de bambú que se encuentra justo al lado del cuenco. En el lado izquierdo se ha colocado el batidor para la infusión, también de bambú.
Fijémonos en la manera de verter el agua en el bol, en cuyo fondo ya se ha colocado el polvo de té. El modo con que se sostiene la tapa de la tetera y el cuidadoso doblado del paño rojo están meticulosamente estipulados en el protocolo de las diferentes escuelas. Pero no se crea que eso es solo un detalle formal sin más, todo lo contrario, cumple una función muy concreta: no quemarse la mano debido a la temperatura que alcanza el recipiente metálico con el agua caliente.
Existen muchos detalles como este en una ceremonia de té, y todos, todos responden a una necesidad, cumplen una función y facilitan una determinada acción, tres propósitos que se llevan a cabo con la mayor economía de gestos..
En la siguiente fotografía, vemos a la anfitriona batiendo el té en el bol con esa especie de escobilla de finos filamentos de bambú. De esos objetos y otros hablaré más adelante en otros artículos.
Batiendo el té. Foto: Wikimedia Commons. |
Pero volvamos al tema de los términos chanoyu y chadō. El vocablo chanoyu quiere decir literalmente “agua caliente de té”, traducción que poco nos dice a los hispanohablantes si no estamos al corriente del tema. En Japón, expresiones indefinidas como esta se utilizan a menudo para situaciones o actividades que poseen muchos de los rasgos más genuinamente nipones de su cultura y que, por algún motivo, se consideran difíciles de aprehender. En este caso, podríamos decir que ese vocablo se refiere únicamente al acto de beber el té en sí mismo.
Sin embargo, al término chadō sí se le ha dado una traducción mucho más cercana al original, el “camino del té” o también la “vía el té”.
Ante la imposibilidad de que la traducción literal de esos
términos japoneses resulte mínimamente clara para nosotros (traduttore, traditore), a pesar de que las expresiones “ceremonia de té” o “rito del té” no se parecen
en nada al vocablo nipón chanoyu, sí tienen un mérito: dan una idea del
ambiente casi místico que se respira en una reunión alrededor de un cuenco de
té realizada según el protocolo fijado por los grandes maestros como Sen no
Rikyū, del que ya hablé en la entrada anterior.
En mis artículos utilizaré indistintamente “ceremonia” o “rito” para referirme al acto de ofrecer el té verde (matcha) a unos invitados siguiendo un determinado protocolo. Es decir, el beber un té acompañado de un pastelito, sin más, como se hace en muchos lugares, no puede considerarse que sea una verdadera “ceremonia” de té. Tanto esta palabra como la de "rito", a pesar de su rechazo por parte de algunos puristas, reflejan muy bien que se trata de un acto al que se asiste con una especial disposición.
Con esto concluyo esta entrada, dentro de quince días seguiré hablando de la ceremonia de té y sus reglas.