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martes, 6 de octubre de 2020

Arquitectura del albergue tradicional japonés, el ryokan, III

En el anterior artículo me planteaba qué era lo que permitía decir que un establecimiento hotelero fuese un ryokan. Parecía que un ryokan era un albergue cuyo marco físico  tenía unas características que le otorgaban un carácter especial, algo que quizás un poco ambiguamente dije que era el “espíritu japonés”. Pues bien, hoy nos plantearemos otra pregunta:

¿Existe el ryokan moderno?
Es decir, ¿es posible hoy día construir en Japón un ryokan? Confío que la respuesta a esa pregunta la tenga el lector cuando haya visto los veinte artículos de esta serie. Precisamente, en los tres últimos presentaré ejemplos de establecimientos muy modernos que, en mi opinión, son inequívocamente nipones y pueden ayudar a encontrar una respuesta a esa cuestión, aunque sea provisional. Pero empecemos ya.

En la foto siguiente aparece una suite del Beniya Mukayū de Kaga, en la prefectura de Ishikawa, al que dedicaré el penúltimo artículo de esta serie. Me parece que contemplándola ya surge la duda: ¿esa habitación es o no es de un ryokan? Obviamente se trata de un edificio moderno, pues se ha construido en este siglo XXI. Además, vemos que hay una cama de estilo occidental en vez del tradicional futon en el suelo. Pero también observamos que al fondo aparece un salón con tatami y sin sillas. Y para acabar, entre esos espacios hay unos paneles correderos revestidos con papel que no son más que unos shōji que, en este caso, separan ambientes interiores en vez de su más frecuente uso como cerramiento exterior.

Habitación de estilo mixto, occidental y japonés, en el Beniya Mukayū de Kaga, prefectura de Ishikawa. 
Foto de Shiratori Yoshio en la web del arquitecto, Takeyama Kiyoshi Sei.

Con todos esos detalles que vemos en la foto, ¿podemos decir si es un ryokan o un simple hotel? Pues bien, resulta que en la web de ese establecimiento, el Beniya Mukayū, no aparece la palabra ryokan, pero sí la de hotel, mientras que en la página del arquitecto que proyectó el edificio sí se dice que es un ryokan. Es decir, las dos partes más implicadas en el tema tienen opiniones contrapuestas. ¿Qué opina al respecto el lector? De momento es mejor no precipitarnos en contestar a esa pregunta. 

A partir de la segunda mitad del siglo XX se han construido en Japón bastantes establecimientos que se autodenominan ryokan y que, al menos exteriormente, no parecen ser edificios de estilo japonés. Incluso algunos de ellos tienen unos interiores cuya, para entendernos, “decoración” se aleja de lo que normalmente interpretamos como nipón.

Me permito recordar algo que suelo repetir a menudo: “la tradición no se encuentra en las formas, sino en el espíritu”. Ya he dicho que al final de esta serie presentaré tres ejemplos de establecimientos japoneses con una arquitectura vanguardista pero que su espíritu (véase el anterior artículo), trato y servicios son herederos directos de las tradiciones más profundas del Japón clásico. La foto siguiente es un ejemplo de esto último, los materiales e instalaciones de la habitación son modernos, pero su ambiente ¿es o no es japonés? 

Una de las habitaciones del ryokan Beppu Shōwaen, prefectura de Ōita.
Obsérvese el aparato de aire acondicionado en la esquina superior derecha. Foto de la web del ryokan.

A partir de los años sesenta del pasado siglo, el aumento de los desplazamientos y el turismo interior obligó a modernizar o ampliar las instalaciones de no pocos ryokan antiguos. Si bien algunas de esas actuaciones distorsionaron su atmósfera tradicional, muchos de ellos intentaron mantenerla aunque con algunas servidumbres que sacrificaban los postulados más estrictos de la ortodoxia en ese tema.

La primera de esas servidumbre fue la incorporación de un aparato de televisión en las habitaciones, un artilugio que difícilmente encajaba en un tokonoma pensado para exponer un arreglo floral o una pintura. Más tarde aparecieron los aparatos de aire acondicionado, cuyo volumen se adaptaba muy mal, primero, a las tradicionales puertas exteriores correderas y, luego, a las paredes desnudas de las habitaciones. Sin embargo, poco a poco, los establecimientos más escrupulosos han intentado prescindir de las voluminosas pantallas o como mínimo camuflarlas y han procurado buscar otros medios para calefactar y refrigerar sus estancias.

Una de las habitaciones del ryokan Beppu Shōwaen, prefectura de Ōita. 
Obsérvese la televisión, el teléfono y la caja fuerte al lado del tokonoma. Foto de la web del ryokan.

¿Qué es el estilo japonés?
La sociedad actual es mucho más compleja que la de finales del siglo XIX o principios el XX, y sobre todo mucho más exigente en lo que refiere a niveles de confort, palabra que muy a menudo confundimos con lujo. Por eso, el mantener hoy día un ryokan en un edificio antiguo de estilo japonés en el que se desea conservar el verdadero ambiente tradicional resulta difícil y en muchas ocasiones complicado y caro

Lo que debería diferenciar un ryokan de cualquier establecimiento hotelero es precisamente su ambiente inequívocamente nipón, el cual, en mi modesta opinión, es el resultado de estos tres conceptos: el arquitectónico, en el que se debe incluir, además de las habitaciones, el jardín y las instalaciones de baños, el trato al cliente y el funcionamiento, los tres con el calificativo de “japonés” en su sentido más profundo.

Una de las suites con jardín y baño exterior privados del ryokan Atami Sekitei, prefectura de Shizuoka. 
Foto de la web del ryokan.

Seguramente, en un principio diríamos que un ryokan debería ubicarse, al menos parte de sus instalaciones, en un entorno arquitectónico de estilo tradicional construido en la primera mitad del siglo XX como muy tarde. Eso implicaría que gran parte de sus acabados serían de materiales clásicos y que dispondría de galerías abiertas, así como de habitaciones con tatami y vistas a un pequeño jardín. También tendría baños de estilo japonés, bien comunitarios o privados, y un servicio de cocina centrado en la gastronomía local. Y todo eso sin hablar del especial trato al cliente que se da por supuesto en todo Japón.

No obstante, si no queremos caer en un purismo excluyente, deberíamos admitir que esas cualidades pueden encontrarse tanto en albergues antiguos como en modernos. Para ello, solo se requiere sensibilidad de los propietarios y capacidad en el diseñador de turno.

Como veremos al final de esta serie, existen establecimientos modernos que, sin tener clásicos tokonoma ni fusuma con pinturas, gracias a su diseño tienen una atmósfera genuinamente nipona, como el más antiguo de los ryokan de Kioto, o casi…

Pero creo que deberíamos empezar por el principio y ver, aunque sea someramente, los antecedentes del ryokan actual, cosa que dejo para el siguiente capítulo de esta serie.

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