Inminente publicación de Arquitectura tradicional de Japón
Satori Ediciones ha tenido la gentileza de publicar mi último trabajo sobre arquitectura japonesa y hace un par de días anunció en sus redes sociales la inminente aparición en las librerías de sus dos volúmenes. El primero abarca desde los orígenes hasta 1868, y el segundo, desde esa fecha hasta el año 2015.
Por mi parte, también anuncié en mi Twitter y Facebook la próxima aparición del primer volumen de esa historia de la arquitectura japonesa, del que inserto aquí su cubierta.
Como he visto que esos anuncios en las redes sociales han provocado mucha expectación, no me he resistido a ofrecer en esta entrada la primera página de su introducción. Es solo un minúsculo aperitivo.
En cuanto se encuentre en las librerías publicaré en este blog tres artículos con sus datos, su índice completo y un extracto de mayor extensión que el de hoy.
Mientras tanto, podéis leer estas líneas al tiempo que saboreáis una cervecita o un aperitivo japonés.
Introducción
La arquitectura japonesa
Los
arquitectos japoneses actuales han alcanzado un enorme prestigio
internacional. En el ámbito de su profesión se encuentran en la
cumbre de la excelencia. Muy pocos países pueden hoy, en la segunda
década del siglo XXI,
mostrar un plantel de creadores, tanto jóvenes como veteranos, de
nivel semejante. Sirva de referencia el historial del Premio
Pritzker, el más valorado de todo el planeta. Desde su primera
edición de 1969 se han concedido cuarenta galardones, seis de ellos
otorgados a arquitectos japoneses. Tange Kenzō lo recibió en 1987.
A partir de ese momento, le sucedieron Maki Fumihiko en 1993, Andō
Tadao en 1995, Sejima Kazuyo y Nishizawa Ryūe en 2010, Itō Toyo’o
en 2013 y Ban Shigeru en 2014. Es decir, el 15 % de las medallas
Pritzker han ido a parar a Japón y en los últimos ocho años, desde
2010 hasta 2017, se ha distinguido con ellas a tres japoneses. Una
muestra clara de la pujanza y calidad de los arquitectos del País
del Sol Naciente.
Pero
esa explosión creativa no se ha producido por accidente. Entre 1960
y 1990, Japón desarrolló una actividad inmobiliaria enorme, al
tiempo que su fortaleza económica e industrial lo situó a la altura
de los Estados Unidos de América. Durante ese periodo, las primeras
generaciones de arquitectos japoneses de posguerra realizaron una
serie de proyectos, parte de ellos basados en una contagiosa euforia
y confianza en la tecnología de la época, que asombraron a sus
colegas occidentales. De entre todos, destacaron Sakakura, Maekawa,
Tange, Kikutake o Kurokawa. No obstante, muy pronto apareció un
ramillete de jóvenes que, distanciándose de sus maestros,
demostraron que existían otras vías. Se llamaban Shinohara, Maki,
Isozaki, Hara, Takeyama, Taniguchi o Andō.
En
los albores del nuevo milenio, una verdadera ola de arquitectos
volvía a sorprender al mundo con propuestas totalmente diferentes de
las de sus más cercanos predecesores. Las desmitificadoras obras de
Isozaki, las serenas viviendas de Andō o los elegantes juegos
formales de Maki parecían de otro planeta frente a los orgánicos
inmuebles de Itō, las inmateriales fachadas de Kuma o los
inaprensibles espacios de Sejima y Nishizawa. Hoy día se están
construyendo en Japón muchos de los edificios más ligeros, etéreos
y flexibles del planeta, propiedades que tienen mucho que ver con
ciertos rasgos de la mejor arquitectura japonesa clásica, la erigida
entre los siglos XI y XIX.
A
los occidentales nos sigue gustando buscar y encontrar en todo lo que
se hace en Japón, ya sea una creación artística o una
manifestación popular, señales de una tradición para nosotros
enigmática pero muy atrayente. Una actitud que no pocas veces
provoca inesperadas sorpresas e interpretaciones equivocadas.
A
menudo, los arquitectos japoneses muestran extrañeza cuando alguien,
que vive a miles de kilómetros, les comenta que descubre en su obra,
a pesar de su rotunda modernidad, rasgos clásicos o tradicionales
nipones. Que si esta solución recuerda la de tal o cual edificio de
hace cinco siglos. Que si la planta de este proyecto sigue el esquema
de una célebre villa. Que si un determinado espacio produce la misma
sensación que la que se experimenta en un conocido templo. Incluso
que si la concepción de su trabajo responde a la filosofía de un
determinado pensador japonés. ¿Estaremos viendo espejismos? Espero
que el lector pueda encontrar la respuesta a esa pregunta en las
páginas de este libro.
La continuación, dentro de unas semanas...
Ya han pasado esas semanas y ahora ya tienes más información sobre el libro.
Ya han pasado esas semanas y ahora ya tienes más información sobre el libro.
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