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martes, 17 de noviembre de 2020

Arquitectura del albergue tradicional japonés, el ryokan, VI

En el anterior artículo comenté someramente la evolución del ryokan desde el siglo XVII hasta nuestros días y hoy me centraré en sus elementos arquitectónicos.

En sentido estricto, un ryokan clásico es una posada o albergue situado en un edificio de estilo tradicional que mantiene, al menos en parte, un patrón semejante al de las construcciones residenciales japonesas. Obviamente, los modernos ryokan difieren formalmente de los antiguos, pero comparten con ellos algunos elementos característicos. 

Fachada de estilo tradicional del ryokan Yumoto Chōza en Takayama, prefectura de Gifu. 
Foto de la web del ryokan

Hoy día, el vocablo ryokan se aplica a un amplio abanico de tipologías arquitectónicas que en algunas ocasiones se alejan bastante del modelo clásico. En no pocos casos, la fachada de un reconocido ryokan no refleja lo que se descubre en su interior nada más atravesar su umbral.

Un moderno edificio con fachadas de estilo internacional y con vestíbulos y salones de ambiente y mobiliario modernos, seguramente podría denominarse ryokan si incluyera dos elementos. Primero, que tenga habitaciones de estilo japonés, es decir, con al menos parte de su pavimento de tatami. Y segundo, que ofrezca a sus clientes una instalación de baño público o privado de estilo nipón. 

Debo remarcar que el hecho de que una habitación tenga el suelo de tatami casi siempre indica que se ha deseado crear un ambiente de "estilo japonés". Eso quiere decir que ese tipo de pavimento, que obliga a caminar descalzo, suele ir acompañado de otros elementos de la arquitectura tradicional como un tokonoma, puertas correderas, paredes de colores terrosos, etc.

Soy consciente de que una vez más estoy introduciendo la idea de “estilo japonés” que intenté definir en un artículo anterior de esta serie no sé si con éxito, por lo que parece que sigo dando vueltas al mismo tema sin concretar demasiado. Lo siento, pero resulta que estamos ante un concepto muy resbaladizo, como nos iremos dando cuenta a lo largo de esta serie.

Una habitación del ryokan Asaba en Izu, prefectura de Shizuoka. Foto de la web del ryokan.

En la anterior fotografía vemos un ejemplo de habitación moderna pero con esa sobria elegancia que suele asociarse a un ambiente nipón, la de un espacio donde no hay ningún elemento superfluo ni “decorativo” más allá de una caligrafía y un ikebana otoñal. Como es frecuente en Japón en todo tipo de situaciones, también en un ryokan la ostentación es un término opuesto a la discreta elegancia que se supone debe tener. ¿Podemos decir que es de "estilo japonés"?

Ambiente
El ambiente de un ryokan se acerca al que se respira en la arquitectura tradicional japonesa, de la que he comentado algunas de sus características en varios artículos de este blog, en concreto a los que llevan los tres enlaces siguientes.

Naturalidad
Clica en este enlace para ver el artículo del 14 de julio de 2016 dedicado a la naturalidad en la arquitectura japonesa.

Pequeño santuario sintoísta en Ise. Foto: Wikimedia Commons.

Constantes
Clica en este enlace para ver el artículo del 26 de julio de 2016 dedicado a algunas de las constantes en la arquitectura japonesa.

Entarimado y tatami. Entre ambos se aprecian las acanaladuras para las guías de las puertas correderas. 
Foto: J. Vives.

Planeidad
Clica en este enlace para ver el artículo del 19 de mayo de 2020. dedicado a la planeidad en la arquitectura japonesa.

Interior de la Villa imperial de Katsura, c. 1640, Kioto. 
Foto en Virgina Ponciroli: Katsura la villa imperiale. Milán: Electa, 2004.

Los rasgos comentados en esos artículos, y bastantes más, generan una atmósfera especial que solo se respira en Japón. No obstante, existen otros elementos que también contribuyen de manera notable a ese efecto; uno de ellos, los jardines, a veces minúsculos patios con un solo arbusto y unas piedras.

El jardín en un ryokan
Un ryokan de cierto nivel ha de tener una característica que va más allá de esos tatami que he comentado al principio de este artículo. Debe disfrutar de vistas a un jardín, algo intrínseco a toda la arquitectura japonesa. Si resulta que sus habitaciones se abren, al menos visualmente, a un jardín, aunque sea minúsculo, estaremos en el mejor de los casos. 

Vista del jardín desde una habitación del ryokan Gora Kadan en Hakone, prefectura de Kanagawa  
Foto de la web del ryokan

Ya he comentado en numeroso artículos de este blog que en Japón ha existido desde muy antiguo un tipo de jardín pensado para contemplarlo desde el interior de un edificio, no para pasear por él. Se trata de un disfrute estático que se realiza desde una habitación y estando sentado sobre un tatami al modo japonés.

Esto que digo de "sentado al modo japonés" no es gratuito, pues ese tipo de jardín se crea teniendo en cuenta la altura del punto de vista de la persona que lo contempla desde el interior. Ya comenté en otro artículo de esta misma serie cómo influía esa forma tradicional de sentarse en la disposición de los elementos arquitectónicos interiores. Pues bien, ocurre exactamente lo mismo cuando se trata de la composición de un jardín pensado para contemplarlo desde un interior. 

En no pocos ryokan urbanos, la escasez de terreno hace que apenas haya algo más que unos estrechos patios con algunas plantas. Esos espacios, a pesar de su reducidísima dimensión, son uno de los ejemplos de la fusión de arquitectura y jardín que permite que el interior y el exterior parezcan mayores de lo que son, además de proporcionar ventilación y frescor en verano.

Patio ajardinado, tsubo, en el ryokan Hiiragiya, Kioto. Foto de la web del ryokan.

En el siguiente artículo seguiré hablando de los elementos arquitectónicos de un ryokan. Si te interesa recibir un correo cada vez que publique un artículo de esta serie, suscríbite a este blog.

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