La arquitectura japonesa de estilo shoin
Este artículo es la continuación del anterior del día 29 de mayo dedicado al estilo shinden en la arquitectura japonesa (para verlo clicar aquí). Por ello, es posible que para entender algunos de los vocablos técnicos que aparecen hoy aquí resulte necesario consultar antes aquél.
Este artículo es la continuación del anterior del día 29 de mayo dedicado al estilo shinden en la arquitectura japonesa (para verlo clicar aquí). Por ello, es posible que para entender algunos de los vocablos técnicos que aparecen hoy aquí resulte necesario consultar antes aquél.
Continuidad de los rasgos
del estilo shinden
En la estructura general del estilo shinden, tanto la exterior como la interior, ya se encontraba el
germen de las características de la posterior arquitectura japonesa. Veamos
algunas de ellas.
Pequeños jardines
En el estilo shinden, la comunicación de los diferentes pabellones mediante
pasillos creaba una especie de patios ajardinados que proporcionaban algo más
de aislamiento a unas estancias interiores que no resultaban nada “privadas”,
dado que las cortinas o biombos apenas podían impedir las vistas y tampoco la
escucha de conversaciones. Por otro lado, las diferentes orientaciones de esas zonas
exigían que su ajardinamiento fuera también distinto, cosa que las personalizaba
y diferenciaba unas de otras. La capacidad de crear en esos reducidos espacios apacibles
jardines será una habilidad que los japoneses cultivarán a lo largo de toda su
historia en los patios interiores de las viviendas, los conocidos como tsuboniwa.
Fluidez espacial
Otro de los rasgos presentes en los interiores shinden, que también perduró a lo largo
de los siglos en la arquitectura japonesa, era la ligereza de los cerramientos
y divisiones tanto interiores como exteriores. En Japón nunca se consideró necesario
crear sistemas fijos y sólidos, como las
paredes y tabiques occidentales, para separar estancias, aunque ciertamente
se emplearan en unas pocas situaciones concretas. Esa decisión y el posterior uso
extensivo de ligeras puertas corredizas, que solo excepcionalmente se veían en
las villas shinden, otorgarán a los
interiores japoneses una cualidad inconfundiblemente nipona: la fluidez y
flexibilidad espacial.
Tatami
Las escasas esterillas de paja colocadas aquí y allá sobre el
entarimado de los pabellones shinden,
unos siglos más tarde se convertirán en la solución perfecta para el acabado
del suelo en todo tipo de estancias, tanto de residencias como de templos. El tatami terminará imponiéndose como el
pavimento interior perfecto para todas las zonas no “húmedas” (cocina, baño y
vestíbulo de entrada) de una vivienda. El tatami
no solo definirá el ambiente interior, sino que simbolizará su limpieza.
Hay que recordar que sobre los tatami no se puede caminar con zapatos o zapatillas, calzado que se
solo usa en espacios exteriores (o baños y cocinas), es decir, en lugares “no
limpios”. Esa concepción del interior de una vivienda, y también de las salas
de rezos de los templos budistas, como impoluto espacio libre de impurezas es
una consecuencia del espíritu sintoísta.
Ausencia de mobiliario
La escasez de mobiliario en los interiores shinden se mantuvo con la popularización
del estilo shoin y la consiguiente generalización
del empleo de los tatami. El trenzado
del tatami no aconsejaba la
colocación de muebles pesados que pudieran deformarlo o incluso desgarrarlo, por
lo que solo en algunos casos se utilizaban mesitas bajas y nunca sillas, aunque
lo más común era emplear bandejas individuales para las comidas.
Por otro lado, la costumbre de dormir encima del entarimado se
mantuvo con la utilización extensiva de los tatami
en el estilo shoin. La rutina de extender
por la noche un ligero futon que por
la mañana se guardaba en arcones o armarios, liberaba cualquier estancia de la
presencia de una cama fija.
Por todo ello, debido a la ausencia casi total de muebles que
ocupen “volumen” y gracias a la posibilidad de abrir los fusuma que separan salas adyacentes, la sensación de amplitud que
se experimenta en una vivienda japonesa es mayor de la que sus verdaderas dimensiones
ofrecerían si se tuviera que colocar en ellas cualquier tipo de mueble de
estilo occidental.
El nacimiento del estilo shoin
Tras siglos de perfeccionista reiteración de los patrones que
definían al estilo shinden, a
mediados del periodo Muromachi (1333-1573) apareció finalmente un nuevo modelo
arquitectónico. Los elementos arquitectónicos shinden dieron paso a otros de función semejante que conformaron el
denominado estilo shoin. Veamos la
transformación de algunos de ellos.
Puertas
Las cortinas (kabeshiro)
del estilo shinden fueron sustituidas,
en el estilo shoin, por puertas interiores
correderas y opacas (fusuma). Hay que
tener presente que ese tipo de puertas se había empleado muy poco en las
mansiones heian.
Las persianas de bambú (sudare)
del estilo shinden, usadas para tamizar
la luz exterior y otorgar algo más de privacidad visual, fueron sustituidas en
el estilo shoin por puertas exteriores
correderas (shōji), revestidas de
papel para permitir el paso de la luz pero no de las vistas. Sin embargo, las
persianas de finas cañas siguieron empleándose en muchos casos como protección
contra la radiación solar o las miradas indiscretas.
Los postigos abatibles (shitomido)
del estilo shinden se volvieron correderos
(amado) en el estilo shoin. Estos últimos resultaban mucho
más fáciles de mover y cuando se abrían quedaban todas sus hojas superpuestas
en una zona debidamente protegida.
Pavimentos
En las mansiones shinden,
las esteras de paja se colocaban únicamente donde debía sentarse algún noble o
persona de cierto rango. En los edificios de estilo shoin, se extendieron a casi toda la superficie habitable interior,
revistiendo con tatami todo el
primitivo entarimado. Las tablas de madera se mantuvieron como pavimento solo
en las galerías, fuesen cerradas (hisashi)
o abiertas (sunoko) ambas conocidas en
el estilo shoin como engawa o en respectivamente. El término sunokoen
se aplica solo a las galerías que tienen las tablas de su entarimado separadas
para permitir el drenaje del agua de lluvia.
Otros elementos
Dentro de ese nuevo envoltorio aparecieron unos pocos
elementos interiores cuya función era a la vez simbólica y funcional, y que
también se han mantenido a lo largo de los siglos como signo inequívoco de lo
japonés.
El primero de ellos, y el más importante, es el tokonoma, un pequeño rincón a modo de
hornacina donde se exponía alguna pieza cerámica, un arreglo floral o una
pintura. El tokonoma es el foco
principal de una estancia de estilo shoin.
Puede afirmarse que un interior es inequívocamente japonés cuando existe un tokonoma.
A su lado frecuentemente había unos estantes escalonados (chigaidana) con una pequeña alacena de
puertas correderas.
El tercer elemento característico del estilo shoin era una zona de estudio (tsukeshoin), con una repisa baja a modo
de escritorio adosado a una de las paredes exteriores, en la que se abría un
ventanal para poder disfrutar del jardín cuando se estaba sentado frente a él en
el tatami, por ejemplo, leyendo.
Finalmente, se considera que el hecho de decorar las puertas
correderas interiores (fusuma) con
pinturas (chōdaigamae) era otra de
las características que definía el estilo shoin.
El primer ejemplo de
estilo shoin
Suele otorgarse al Tōgudō, una pequeña construcción de 1486 situada
en el recinto del afamado Ginkaku-ji de Kioto, el mérito de ser la primera
muestra del empleo conjunto de los elementos que definen al estilo shoin.
En la anterior fotografía del interior del Tōgudō se
muestran los ventanales de papel deslizantes (shōji), junto a la repisa baja (tsukeshoin),
que permiten contemplar el jardín mientras se está sentado en el tatami o que simplemente tamizan un
exceso de luz. A la izquierda, se distinguen los estantes escalonados (chigaidana) encima de un pequeño
armario inferior (jibukuro).
Difusión del estilo shoin
A partir del siglo XVI, el estilo shoin se convirtió en el patrón con el que se construían tanto
palacios y mansiones de altos cargos gubernamentales o militares, como
residencias de monjes, comerciantes o artesanos. Para que un edificio se
pudiera calificar como de estilo shoin
era necesario que al menos tuviera una habitación o zona que dispusiera de un tokonoma
para exponer algún elemento decorativo y, si era posible, unos estantes
escalonados (chigaidana) y un escritorio (tsukeshoin).
Con la presencia de esos elementos, y dando por supuesto que
los tatami cubrían todo suelo, los fusuma, decorados con pinturas o no, separaban
las diferentes salas y los huecos de fachada se cerraban con los shōji y amado, cualquier interior se convertía en un ejemplo de estilo shoin.
Las variaciones en la situación, forma, textura y color de
esos componentes básicos, así como sus posibles combinaciones entre ellos han permitido
obtener un número casi infinito de resultados, todos diferentes, pero todos de
acuerdo con unos principios que unifican y califican todo interior japonés. Eso
era y es el estilo shoin.
Veamos dos ejemplos que responden a ese patrón, pero que
tienen un carácter completamente diferente.
Los cojines situados sobre el tatami, al fondo y a la
izquierda de la sala fotografiada, están frente al escritorio (tsukeshoin). Ante él un ventanal
proporciona iluminación natural y vistas hacia el jardín. Una pintura de tinta
china está colgada en el tokonoma. A
la derecha se encuentran unos estantes escalonados (chigaidana) y unos pequeños armarios en la zona superior (tenbukuro). La austeridad y sencillez
de estas salas es evidente, pero ello no implica una renuncia a la alta calidad
ambiental de este edificio de un templo budista.
Me gustaría remarcar que el punto de vista de la fotografía anterior
es algo más bajo que el de una persona sentada sobre el tatami, en cuya posición la figura representada en la pintura del tokonoma quedaría a la altura de sus
ojos, algo que no ocurriría estando de pie.
Veamos ahora otro interior también de estilo shoin, pero de ambiente completamente diferente, el del lujoso Nijō-jō en Kioto.
Nijō-jō se construyó en 1603 para servir de residencia a
Tokugawa Ieyasu durante sus visitas a Kioto, y sus interiores son un cúmulo de lujo
y esplendor por sus artesonados, dorados y pinturas en fusuma, paredes y techos. El pequeño escalón en medio de la
estancia fotografiada definía la zona donde se sentaba el shogun durante sus recepciones, una manera de simbolizar que su
rango estaba por encima del de los señores feudales que recibía en audiencia.
Al fondo puede comprobarse que existen los mismos cuatro
elementos que en Kennin-ji: de izquierda a derecha, tsukeshoin, tokonoma, chigaidana
y tenbukuro. Sin embargo, la
austeridad de Kennin-ji se ha transformado aquí en una exuberante explosión
decorativa. El pan de oro ha sustituido al neutro fondo.
El estilo shoin hoy
El estilo shoin ha pervivido hasta
nuestros días y no es excepcional que incluso en modernos edificios,
proyectados por los arquitectos más vanguardistas, se incluya
una sala o habitación con tatami y un
tokonoma donde colocar objetos
especialmente apreciados.
Itō Toyō: Silver Hut, 1984, Tokio. Foto en Toyo Ito, le opere i progetti gli scritti. Electa, 2001. |
En la casa diseñada por el famoso arquitecto Itō Toyō para
sí mismo, no ha renunciado a tener una sala con un austero tokonoma que va más allá de los modelos clásicos para remontarse a
sus orígenes, cuando no era más que un sencillo espacio donde exponer una
pintura o arreglo floral colocado sobre una mesita.
El pavimento de tatami,
la ausencia de muebles y el empleo de shōji
son elementos definitorios de un interior cien por cien japonés que, en este
caso, lo es sin dejar de ser moderno.
La ceremonia de té y
el estilo shoin
La inicial pureza
conceptual del estilo shoin
evolucionó muy pronto hacia formas y acabados voluntariamente menos perfectos y
precisos. Eso se produjo cuando los preceptos y el espíritu de la ceremonia de
té se aplicaron a los elementos compositivos que hemos visto. Así fue como
nació el denominado estilo sukiya.
Pero esa es otra historia que dejo para otro día.
Puede accederse al primer artículo de la siguiente serie dedicada a la arquitectura japonesa en este enlace directo. Si te apetece, comenta mis artículos en la ventana al pie de esta ventana o en las redes sociales.
Puede accederse al primer artículo de la siguiente serie dedicada a la arquitectura japonesa en este enlace directo. Si te apetece, comenta mis artículos en la ventana al pie de esta ventana o en las redes sociales.
¿Estas interesado en la arquitectura clásica japonesa?, pues en mi libro Arquitectura tradicional japonesa encontrarás lo que buscas. Mira en estos enlaces sus datos, su índice, su introducción y un extracto. Puedes comprarlo en cualquier librería o en Amazon.