La asimetría en las artes japonesas, II
En el
anterior artículo hablé de la asimetría en la pintura de Japón y hoy lo haré de
su presencia en la jardinería y arquitectura.
La
asimetría en la jardinería japonesa
En la jardinería japonesa la asimetría nace de su obvia existencia en
la naturaleza. De ese modelo, verdadero imperio de la irregularidad y
asimetría, los artistas nipones aprendieron a crear el equilibrio a partir de
elementos combinados de manera nunca simétrica.
Desde muy antiguo, el pueblo japonés otorgó a las rocas un especial valor simbólico, pues consideraba que las que tenían formas especiales eran morada de ciertas divinidades sintoístas. Con la introducción del budismo en el país, se amplió su capacidad alegórica asociándolas con paisajes legendarios de origen chino, como el monte Shumisen, el centro del universo budista, o el Hōrai, la residencia de los inmortales taoístas. Es decir, las rocas se convirtieron en abstractas imágenes míticas.
Desde muy antiguo, el pueblo japonés otorgó a las rocas un especial valor simbólico, pues consideraba que las que tenían formas especiales eran morada de ciertas divinidades sintoístas. Con la introducción del budismo en el país, se amplió su capacidad alegórica asociándolas con paisajes legendarios de origen chino, como el monte Shumisen, el centro del universo budista, o el Hōrai, la residencia de los inmortales taoístas. Es decir, las rocas se convirtieron en abstractas imágenes míticas.
Por otro lado, el tradicional rechazo nipón de los números pares hizo que
las agrupaciones de tres, cinco y siete elementos fueran las preferidas. En
concreto, las tríadas de rocas o arbustos, de tamaños y formas diferentes,
resultaban muy estables desde el punto de vista compositivo sin tener que
recurrir a la simetría.
Planta del jardín de la Villa Imperial de Katsura, 1615-1663, Kioto.
Foto en David y Michiko Young: The Art of the Japaneses Garden. Vermont: Tuttle, 2005. |
La
ilustración anterior es de la planta del jardín de la ya mencionada Villa
Imperial de Katsura en Kioto. Construido utilizando como foco central de su
composición un enorme estanque, se puede constatar rápidamente que su diseño no
utiliza ejes de simetría ni esquema geométrico alguno. Por cierto, en el año
2015 publiqué en este blog varios artículos sobre la Villa Imperial de Katsura. Este es el enlace al primero de ellos.
Habrá
quien piense que esa ausencia de simetría no es nada especial, por cuanto
también hay parques en Occidente que no los usan, por ejemplo, los jardines
románticos ingleses y alemanes. Sin embargo, esa comparación incluye
una “trampa”, porque estaríamos cotejando un jardín japonés de la primera mitad
del siglo XVII con ingleses de la segunda mitad del XVIII y posteriores.
Jardines Boboli del Palacio Pitti, s. XVI-XVII, Florencia. Foto: Wikimedia commons. |
Yo me decanto más por comparar el
jardín japones de Katsura, por ejemplo, con jardines como los de Boboli en el Palacio Pitti de
Florencia, que, si bien se comenzaron a construir antes, se finalizaron más o
menos en la misma época, aunque a lo largo de los siglos XVIII y XIX se fueron añadiendo a su composición diversos elementos escultóricos y arquitectónicos. La ilustración anterior es de un grabado de esos años en
el que aparecen claramente los ejes que ordenaban su composicion.
Con ello vemos que los jardines
construidos para la nobleza tenían planteamientos diferentes en Japón y en
Italia. En el país transalpino, la geometría dominaba a la naturaleza. En cambio, aunque en Japón también se manipulaba la naturaleza, se hacía de forma que se mantuviesen sus propias
reglas, no las el hombre.
Ese planteamiento inicial, en el
que a la naturaleza no se le imponen las reglas que crea el ser humano, tiene
mucho que ver con una concepción vital muy extendida en los países de la órbita
china, como Japón, que es muy diferente de la europea. En el Viejo Continente,
el hombre siempre intenta dominar el entorno que le rodea y el mundo entero, pues se arroga el título de
su señor y amo.
En el primer artículo de esta
serie ya comenté un poco esa diferente concepción filosófica al hablar de cómo
se representaba el paisaje y las personas en las pinturas europea y del Lejano Oriente.
La
asimetría en la arquitectura japonesa
Demos el salto a otro arte, la
arquitectura, y volvamos a ver qué hacían japoneses e italianos durante los
mismo años y para un mismo tipo de cliente: la nobleza.
A partir del diglo XIII, los modelos arquitectónicos chinos imperantes
hasta entonces en Japón empezaron a abandonarse. Los esquemas simétricos de los
edificios y jardines de estilo shinden (del que ya he hablado en otros artículos de este blog ) dejaron paso a desarrollos
generados a partir de la adición y a equilibrios compositivos no basados en
ejes lineales o anillos concéntricos. El paradigma japonés de ese tipo de crecimiento que podemos denominar celular es, sin duda, la Villa Imperial de Katsura en Kioto, a la que ya he dicho dediqué varios artículos en este blog.
La ilustración siguiente es de
nuevo de la Villa Imperial de Katsura, pero esta vez de su residencia, de su
“palacio” imperial. Entrecomillo lo de palacio porque poco tiene que ver con lo
que entendemos por palacio en nuestro entorno.
Planta del edificio residencial de la Villa Imperial de Katsura,
1615-1663, Kioto. Foto en Masuda Tomoya: Japón. Barcelona: Ediciones Garriga, 1971. |
El edificio de Katsura se fue
ampliando a lo largo de unos cincuenta años, pero nunca se proyectó a partir
de ejes de simetría, sino que las distintas salas y fases se iban construyendo siguiendo un esquema escalonado para mantener las buenas vistas y orientación.
Sin embargo, los edificios
renacentistas y posrenacentistas sí solían emplear ejes de simetría en su
composición. En el anterior artículo inserté una foto de las fachadas de
Katsura y del palacio Barberini donde se apreciaban sus diferencias. La siguiente ilustración es de la planta de
este último. Si nos fijamos, en ella se descubre el esfuerzo realizado para mantener la
simetría a pesar de la forma del solar.
Planta del Palacio Barberini, 1633, Roma. Foto de fuente desconocida. |
Creo que
con lo expuesto queda clara esa diferencia en los planteamientos del diseño
arquitectónico entre Italia y Japón. Por supuesto que se podría seguir mostrando ejemplos de ello, pero creo que es mejor dejar esta puerta solo entreabierta para que el lector, si lo desea, la abra de par en par y la cruce para continuar el camino.
Con esto finalizo el artículo de hoy. Dentro de dos semanas hablaré de otra característica recurrente en el arte japonés.
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