martes, 7 de abril de 2020

Rasgos y recurrencias en el arte japonés, VI

La planeidad en las artes japonesas, I. La pintura, I
Después de hablar en los anteriores artículos de la sugerencia en la pintura y jardinería japonesas, hoy lo haré de un rasgo quizás menos evidente: la planeidad. Pero antes debo explicar un poco qué entiendo por planeidad y cómo se manifiesta en la pintura y arquitectura.

El arte japonés, sobre todo la pintura tradicional y el diseño tanto clásico como moderno, ha tendido a diluir la perspectiva y el efecto de profundidad. La impronta de este rasgo es tan profunda que incluso puede descubrirse en la arquitectura, una especialidad que precisamente trabaja con las tres dimensiones, sin las cuales no existiría. Pero empecemos por la pintura.

La planeidad en la pintura japonesa
El punto de vista del artista japonés tiende a disolver y borrar el volumen. Su paisaje imaginario parece tener solo dos dimensiones, no tres como el europeo. 

El hábil manejo de la bidimensionalidad por parte de los creadores de Japón ha quedado demostrado a lo largo de toda su historia. Las formas de sugerir la profundidad espacial en una composición pictórica, sin usar técnicas de perspectiva geométrica y utilizando únicamente elementos planos, son muy características del arte nipón clásico. En este sentido puede decirse que los japoneses se adelantaron varios siglos  a los europeos.

La obra de la siguiente ilustración es un buen ejemplo de esa manera de evocar la profundidad de un paisaje sin emplear el sistema de representación basado en la perspectiva cónica o aérea típicas de la pintura renacentista. 

Sesshū Tōyō: Pintura haboku,
1495, tinta sobre papel, 48x30 cm.
Museo Nacional de Tokio. 
Foto: Wikimedia Commons.

La obra de Botticelli de la siguiente fotografía se realizó en el mismo año que la anterior de Sesshū, en 1495, y comparándolas vemos la diferente forma de representar el espacio. El italiano echa mano de la perspectiva geométrica utilizando un "decorado" arquitectónico para crear la sensación de profundidad. Recordemos que el óleo se empezaba a utilizar en esa época y que muy pronto sustituyó al temple utilizado en esta obra.

Sandro Botticelli: La calumnia de Apeles, 1495, temple sobre tabla, 62x91 cm, Galería Uffizi, Florencia.
Foto: Wikimedia Commons.

En cambio, el japonés vemos que utiliza las infinitas gradaciones y transparencias de la tinta china para crear el mismo efecto, aunque en mi opinión de forma mucho más poética y sugerente que el italiano. ¿Qué opina el lector?

Compárese esta forma de representar los edificios que vemos en la obra de Botticelli con la que usaron los japoneses hasta bien entrado el siglo XIX y que se ve en la última ilustración de este artículo.

La obra japonesa de la primera ilustración se realizó cuatrocientos años antes que la acuarela de Cézanne que vemos en la siguiente. El medio que utilizaron ambos artistas fue muy parecido, respectivamente, tinta china y pigmentos naturales disueltos en agua. Las dos técnicas tienen exigencias semejantes, por ejemplo, no permiten retoques ni tampoco superponer capas, como sí puede hacerse en el óleo y el temple, porque se perdería la transparencia típica de ese tipo de obras.

En consecuencia, una acuarela y su hermana japonesa, el sumi-e (que literalmente significa pintura de tinta china), suelen mostrar una espontaneidad y frescura que no tienen los óleos o temples.

Paul Cézanne: El monte Samiy Victoire, lápiz y acuarela sobre papel, 21x33 cm, c. 1890. 
National Gallery de Washington. Foto: Wikimedia Commons.

Si tenían que representar edificios, los japoneses también recurrían a métodos geométricos, aunque diferentes de los italianos porque empleaban la perspectiva axonométrica en vez de la cónica. 

Cuando en la época Heian se utilizaba el método axonométrico en las representaciones de edificios, los pintores no sentían la necesidad de incorporar sombras para simular mayor profundidad. Las paredes, así como las caras y atuendos de los personajes eran siempre de colores planos. Incluso el tamaño de los individuos u objetos no variaba con la lejanía.

Como ejemplo de esto inserto una ilustración de una obra a la que dediqué una entrada en este blog allá por el año 2013. Me refiero al Heiji monogatari emaki. A los interesados en esa espléndida obra del siglo XIII, les recomiendo que lean ese artículo. Aquí solo traigo una ilustración de esa pintura en rollo que no incluí en aquella ocasión.
  
Autor desconocido: Heiji monogatari emakiVisita imperial a Rokuhara, detalle, tinta y color sobre papel, 
42x952 cm, segunda mitad  del siglo XIII, Museo Nacional de Tokio. Foto: Wikimedia Commons.
  
En ese detalle del Heiji monogatari emaki vemos que la arquitectura está representada mediante perspectiva axonométrica, es decir que todas la líneas paralelas que lo son en la realidad lo son también en la pintura. Esa técnica hace que los objetos representados no cambien de tamaño aunque se encuentren más o menos alejados del punto de vista del observador. Este detalle no es nimio porque otorga a la obra un aire de irrealidad que sitúa el tema más allá de nuestro mundo.

Esos dos planteamientos, modular la profundidad mediante planos y utilizar la perspectiva axonométrica, se mantuvieron durante siglos en la pintura japonesa sugiriendo la tridimensionalidad del espacio de forma diferente a cómo lo hicieron sus colegas italianos coetáneos. A diferencia de estos, los artistas japoneses nunca pretendieron representar fielmente la realidad, les bastaba con insinuarla, sugerirla, como expliqué en este artículo.

Esta última afirmación plantea una pregunta sobre los pintores japoneses: ¿no representaron de forma más realista nuestro entorno porque no tenían los conocimientos técnicos necesarios, como los italianos del renacimiento, o bien simplemente no les interesaba hacerlo?

Sin quererlo, nada más empezar a comentar la idea de planeidad en la pintura japonesa, ha salido a colación el empleo de la perspectiva axonométrica por los pintores japoneses. 

Como creo que este tema necesita un comentario más detallado y me parece que esta entrada ya es suficientemente larga, hablaré de ese concepto en el siguiente artículo

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