martes, 4 de octubre de 2022

La danza butō, 1

Introducción a la danza butō 

Comienzo hoy una nueva serie que constará de un índice, publicado hace quince días, y 45 artículos dedicados a un tipo de danza nacida en Japón y conocida internacionalmente con el nombre de butō, vocablo que muy a menudo se transcribe butoh.

Es posible que algunos lectores no conozcan o tengan solo una sucinta idea de esa singular forma o estilo de danza de origen genuinamente nipón. Si es así, confío en que leyendo los artículos que irán apareciendo cada dos semanas entrarán poco a poco en un mundo que, les aseguro, es fascinante. Descubrirán un arte del movimiento completamente diferente no solo del ballet clásico europeo, sino de cualquier otra forma de baile en el planeta. La fotografía siguiente es de un montaje de una compañía japonesa de butō fundada en 1975, todavía hoy en activo y llamada Sankai juku, a la que dedicaré un par de artículos en su momento.

Escena de Meguri, 2015, obra de la compañía de butō Sankai juku. Foto: web de Sankai juku.

Se considera que el butō nació en Japón en 1959 como un vanguardista tipo de danza que, en mi opinión, solo pudo haber germinado en ese país y en ese momento. En los primeros artículos de esta serie intentaré explicar por qué digo esto último.

Como otras muchas manifestaciones artísticas profundamente niponas, tras la inicial sorpresa que provocó su descubrimiento en Occidente se desencadenó una admiración sin límites en el mundo de la danza, tanto clásica como moderna, que se hacía en esa época en Europa y América. A finales de la década de los ochenta del siglo pasado, es decir, casi veinte años después de su nacimiento, un buen número de bailarines y coreógrafos no japoneses acudían fascinados a los talleres que se pedía a esos primeros creadores de butō que organizaran en diferentes países.

Como es muy posible que algunos de mis sufridos lectores nunca hayan visto una representación de butō y que otros no hayan oído antes esta palabra, voy a insertar aquí un videoclip que se encuentra en la web de la compañía Sankai juku con varios extractos de una de sus últimas producciones.

Como ya he dicho al principio, Sankai juku es la más internacional de las compañías estables de butō y, sobre todo, la que ha alcanzado mayores niveles de sofisticación técnica de todas las surgidas desde el nacimiento de este tipo de danza en 1959; eso sí, con permiso de otra llamada Dairakudakan, de la que también hablaré en su momento. Sobre este último punto, es muy posible que haya quien considere que esa pulcritud la aleja de los rompedores comienzos del butō, cuando la técnica era lo menos importante. Que el lector vea el tráiler de su obra titulada Unetsu que inserto aquí mismo y luego que opine lo que considere oportuno. El videoclip dura cuatro minutos escasos.

Si lo que has visto te ha gustado, no te pierdas ninguno de los siguientes 44 artículos que irán apareciendo aquí cada dos semanas, los martes. Pero ahora, empecemos por el principio.

El nacimiento del butō

El actual DN Tower 21 de Tokio, donde tuvo lugar
la primera representación de butō
el 25 de mayo de 1959. Foto: Wikimedia Commons.

Como casi todos los movimientos artísticos vanguardistas surgidos a lo largo del siglo XX, el butō también posee una fecha de nacimiento consensuada por los especialistas: el 25 de mayo de 1959 durante el festival organizado por la Asociación de Danza Artística de Todo Japón (Zen nihon geijutsu buyō kyōkai) en el auditorio de un edificio llamado por entonces Dai-ichi Seimei, que había sido el cuartel general de las fuerzas norteamericanas de ocupación entre 1945 y 1952 y que hoy se conoce como el DN Tower 21.

Ese día se representó la que se considera primera obra de butō. Se titulaba Kinjiki, la coreografió Hijikata Tatsumi (1928-1986) y la bailaron él mismo y Ōno Yoshito (1938-2020), el hijo de Ōno Kazuo (1906-2010). En otro artículo comentaré con detalle su argumento y lo que sucedió durante su representación, pero antes creo oportuno explicar mínimamente el entorno social en el que brotó esa primera “flor” del butō, la peripecia vital de sus creadores y los posibles antecedentes, si los hubo. 

La fotografía siguiente es una de las pocas que existen de la representación de esa obra en mayo de 1959, cuando el butō recibió su “bautismo”.

Escena de Kinjiki con Hijikata Tatsumi, izquierda, y Ōno Yoshito, derecha, con una gallina entre sus piernas.
Tokio, 2º función del 26 de mayo de 1959.
Foto: Ōtsuji Kiyoji en la Colección Hijikata Tatsumi, Archivo de la Universidad de Keiō, Tokio.

Los creadores del butō

El término butō lo acuñó Hijikata Tatsumi, quien sintió que el término japonés empleado para danza, buyō, no era lo suficientemente contundente para reflejar el nuevo vocabulario que deseaba utilizar. Por ese motivo denominó a sus coreografías ankoku butō, que generalmente se traduce como “danza de la oscuridad” o incluso “danza de la oscuridad absoluta”.

Hijikata Tatsumi (izquierda) y Ōno Kazuo
en Danza color rosa, 1965.
Foto: Ohno Dance Studio Archives
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El butō surgió de la colaboración de dos hombres de muy diferente personalidad y filosofía vital, Ōno Kazuo y Hijikata Tatsumi, que se conocieron en un contexto de especial tensión política y social, el de los años cincuenta y sesenta del pasado siglo XX. En la siguiente fotografía se ve a los dos artistas actuando juntos en una obra, algo que no sucedió muy a menudo, pues Hijikata abandonó su actividad como bailarín en 1974 para dedicarse a la coreografía y dirección de sus obras.

Ōno Kazuo nació en Hakodate, en la isla de Hokkaidō, y su vocación por la danza despertó cuando en enero de 1929 vio la actuación de Antonia Mercé (1890-1936), conocida internacionalmente como La Argentina, en el Teatro Imperial de Tokio durante una de las etapas de su gira mundial empezada en 1928.

Hijikata Tatsumi nació en la región de Akita, también en el norte de Japón, y en su caso el “veneno” (en sus propias palabras) de la danza se le inoculó cuando asistió en 1949 (otras fuentes dicen 1948) a una actuación de Ōno Kazuo en el auditorio Kyōritsu kōdō en el barrio tokiota de Kanda. De ambos personajes hablaré más extensamente en futuros artículos que pueden verse en el índice de esta serie que publiqué hace dos semanas.

Para concluir este artículo, me gustaría insertar un extracto de un documental sobre el butō del Museo de Arte Moderno de Nueva York. Dura poco más de dos minutos y pueden activarse los subtítulos automáticos en inglés.

Dentro de quince días veremos cuándo y cómo se descubrió en Occidente el butō. Hubo que esperar hasta casi finales de los años setenta del pasado siglo.

Si te interesa este tema, no dudes en suscribirte al blog para recibir un aviso cuando vaya publicando los siguientes 44 artículos que componen esta serie dedicada a la danza butō. Como irán saliendo cada dos semana, tendremos menú de butō durante 22 meses. Garantizo que no nos aburriremos.