martes, 15 de noviembre de 2022

La danza butō, 4

El descubrimiento del butō en Occidente, 3

En los artículos penúltimo y último conocimos a un par de artistas que abrieron la puerta del butō a Occidente con sendos espectáculos que si bien no podían calificarse de butō genuino sí comulgaban con algunos de sus presupuestos. De todas formas, a lo largo de esta serie nos plantearemos varias veces la pregunta de si realmente existe un butō de verdad y otro que no lo es.

Hoy hablaré de una pareja de artistas que mencioné de pasada en la entrada anterior al comentar la trayectoria de Takeuchi Shūsaku. En ese artículo dije que al principio de su carrera había colaborado con dos japoneses llamados Eiko & Koma que también se encontraban en Holanda y que sí habían trabajado con los fundadores del “verdadero” butō. Sin embargo, a pesar de que ellos mismos ha declarado reiteradamente que su obra no es butō y de que su opinión es la que cuenta, en toda su carrera existe algo, quizás muy liviano, que recuerda algunos de sus rasgos.

Eiko y Koma en un taller en la Taper Foundation, Los Ángeles, 2016. Foto: web de los coreógrafos.

Eiko & Koma

Eiko & Koma, nombre artístico por el que se conoce a Otake Eiko (1952-) y su marido Otake Takashi Koma (1948-), entran en la compañía de Hijikata Tatsumi en 1971 y al año siguiente comienzan a frecuentar el taller de Ōno Kazuo. Muy interesados en la nueva danza tudesca, en 1972 viajan a Alemania para estudiar con una discípula de Mary Wigman llamada Manja Chmiel (1922-2006). 

Manja Chmiel en De aforismos, 1962 Foto: N.N. Archivo Alemán de Danza, Colonia.

En la fotografía anterior de Manja Chmiel se aprecia la característica gestualidad de la danza expresionista alemana que los primeros coreógrafos de butō estudiaron con mucho interés. Volveremos a ese punto cuando hablemos de Hijikata y Ōno en futuros artículos.

En 1973, Eiko y Koma viajan a Holanda desde donde realizan varias giras por Europa. Sin embargo, su carrera se traslada muy pronto al Nuevo Continente. El 6 de mayo de 1976 presentan su primera obra en Estados Unidos, titulada White Dance, con gran éxito de crítica. A partir de ese momento desarrollan toda su actividad en el país norteamericano. Según explican en su web, la coreografía de esa pieza incluía abundante trabajo en el suelo porque Eiko arrastraba todavía una lesión de rodilla que se produjo el año anterior. 

Eiko & Koma en White Dance, 1976. Foto: web de los coreógrafos.

Inserto a continuación una grabación de 1981 de un extracto de esa obra White Dance estrenada en 1976. El videoclip se encuentra en la web de los artistas. La obra completa dura unos cincuenta minutos; pero este extracto, poco más de seis.

Ya perfectamente integrados en el ambiente norteamericano, en 1986, el American Dance Festival encarga a Eiko y Koma una obra que titulan Beam y en la que bailan a dúo sobre un montículo de arena. Debido a su lentitud y sobre todo a su pausada evolución, la crítica llegó a decir que los movimientos extremadamente lentos de la pareja nipona se parecían a los de un glaciar.

Eiko & Koma en Beam, 1983. Foto: web de los coreógrafos.

Aunque la obra de Eiko y Koma no puede considerarse butō, algo que ellos mismos han manifestado a menudo, sus contactos con Hijikata y Ōno han dejado cierta impronta en sus trabajos. Por ejemplo, los movimientos lentos, un cierto apego al suelo, su relación con el entorno o un esporádico empleo del cuerpo “revestido” con elementos de todo tipo que transforman radicalmente la textura de la piel o indumentaria son algunos de los rasgos más característicos del butō y también de los trabajos del dúo nipón.

En 1985, la pareja estrena su primera coreografía sin música, es decir, ejecutada sin acompañamiento alguno. La titulan Thirst (Sed) y la fotografía siguiente es de su ensayo final antes del estreno. El decorado empleado, ideado por los propios artistas, creaba una atmósfera árida, muy apropiada para el título de la pieza, que volverá a verse en obras posteriores de los japoneses.

Eiko & Koma en el ensayo final de Thirst, Nueva York, 1985. Foto: Jack Vartoogian/Getty Images.

En el canal de Vimeo de los artistas puede verse la grabación íntegra de esa obra realizada en 1988. Su duración es de algo más de treinta minutos, motivo por el cual no la he incluido dentro de este artículo. No obstante, si se clica en este enlace se abrirá una pestaña independiente donde podrá verse ese vídeo. Contemplándolo se entenderá por qué la crítica norteamericana del momento comparó el silencio y la lentitud de los movimientos de los bailarines con el desplazamiento de un glaciar. 

En cambio, voy a insertar un clip de un extracto de la obra Pulse, de 1998, que también se encuentra en la plataforma de Vimeo de los artistas. La pieza se creó en una época en la que el butō ya se hallaban en una segunda fase como veremos en artículos futuros. Sin embargo, a pesar de que, como ya he dicho, Eiko y Koma nunca han pretendido asignar a sus coreografías el calificativo de butō, no pueden negarse ciertas coincidencias, como se comprueba en este videoclip de la obra que dura menos de un minuto y medio.


En 2010, el Walker Art Center de Mineápolis encarga una pieza a Eiko & Koma que titulan Naked porque ambos actúan desnudos, algo que habían hecho por primera vez en 1984 con Night Tide. Como en esta última, se trata de una acción de varias horas de duración en la que los dos bailarines apenas se mueven tumbados sobre un suelo de tierra y restos vegetales. La siguiente ilustración es de esa primera obra en la que Eiko y Koma "danzaron" completamente desnudos. 

Eiko & Koma en Night Tide, 1984. Foto: web de los coreógrafos.

Naked la reinterpretaron varias veces en distintos centros de arte de Estados Unidos, hasta que en 2011 colaboraron con el prestigioso cuarteto de cuerdas Kronos, especializado en música contemporánea, para crear una nueva versión que titularon Fragile y que presentaron en la Universidad de Maryland.

Durante las cuatro horas que duraba la acción, Eiko y Koma, desnudos y tumbados sobre una superficie de tierra, ramas y hojas, apenas se movían en un nocturnal ambiente situado detrás de una gran pantalla perforada que permitía al público verlos actuar desde la sala contigua antes de acceder al reducido espacio, escasamente iluminado, donde actuaban los músicos y bailarines. La fotografía siguiente es de esa actuación del dúo japonés.

Eiko & Koma y el Cuarteto Kronos en Fragile. Universidad de Maryland, 2011. Foto: web de los coreógrafos.

A partir de 2014, Eiko se embarca en un proyecto coreográfico que titula A body in Places y que consiste en una serie de acciones o performances que se desarrollan en lugares concretos con los que el cuerpo de la artista establece una relación muy directa. Algunos de esos trabajos son A Body in a Station, 2014; A Body in Fukushima, tres versiones de 2014, 2016 y 2017; A Body in a Library, 2015; A Body in a Cathedral, dos versiones de 2016 y 17; etc. La ilustración siguiente es de una de las realizadas en Fukushima. 

Otake Eiko en la estación de Komagamine durante la performance A Body in Fukushima, Winter, 2014.
Foto: web de los coreógrafos.

Los artistas japoneses Eiko & Koma mantienen una página en internet con abundante información de toda su trayectoria y un buen número de fotografías y grabaciones en vídeo. Las fotos y clips insertados en esta entrada los he extraído de su web. 

Aquí termina este artículo. En el siguiente veremos ya cuál fue el primer espectáculo de verdadero butō que se vio en Occidente. Eso será dentro de dos semanas.