martes, 21 de octubre de 2025

Curso de arte japonés, art. 36º. Escultura, V

En el párrafo final del anterior artículo dijimos que hoy hablaríamos de la escultura japonesa en el siglo XIX. Fue en el último cuarto de esa centuria cuando, después de abrir sus fronteras a Occidente y enviar a sus artistas más jóvenes a estudiar el arte europeo, se empezaron a ver en Japón imágenes de bronce como no se habían visto desde hacía siglos, aunque esta vez no eran de divinidades religiosas, sino de personajes célebres.

La escultura de 1868 a 1945

Los japoneses no tenían ninguna tradición en la talla del mármol, porque en su país no existía ese tipo de piedra. Además, el sistema de moldear figuras en bronce prácticamente se había perdido cuando los templos dejaron de hacer encargos de imágenes budistas. Así pues, solo había una forma de aprender esas técnicas: recurrir a un artista europeo.

Vincenzo Ragusa (1841-1927)

En 1875, el gobierno japonés contrató al italiano Vincenzo Ragusa para que enseñara la escultura clásica europea en la Escuela Técnica de Bellas Artes de Tokio. Su método comenzaba mostrando a sus pupilos cómo esbozar en lápiz, modelar con yeso y esculpir el mármol, tres actividades desconocidas para los estudiantes japoneses de entonces. Algunos de sus alumnos serán los pioneros de la estatuaria del periodo Meiji.

Las obras que Ragusa creó durante sus años de profesor fueron las primeras esculturas de un europeo que se vieron en Japón. Una de las más representativas es el busto titulado Mujer japonesa. Su modelo resultó ser la futura señora Ragusa.

Vincenzo Ragusa (1841-1927): Mujer japonesa, 61,8 cm, periodo Meiji, 1881,
Museo Nacional de Tokio. 
Foto: web del museo.

A continuación voy a dar solo unas pocas referencias sobre los pioneros de la escultura japonesa en los años meiji. Después de casi seiscientos años de una escasísima actividad, lo aires que llegaron a Japón desde Europa reavivaron la llama de la creatividad nipona que hasta entonces parecía centrada exclusivamente en la bidimensionalidad. Pensemos que en la pintura japonesa apenas se usó la perspectiva cónica. Ese tema ya se comentó en este artículo que publiqué en este blog el 21 de abril del año 2020.

Ōkuma Ujihiro (1856-1934)

Ōkuma Ujihiro fue el primer alumno de Ragusa que consiguió dominar la técnica del bronce. En 1888 viajó a Roma y París para ampliar estudios. Sus trabajos causaron gran impacto en Japón por su novedad. Una de sus obras más conocidas es el monumento al militar Ōmura Masujirō (1824-1869), retratado sosteniendo unos modernos prismáticos que contrastan con su tradicional vestimenta.

Ōkuma Ujihiro: Ōmura Masujirō, bronce, 1893.
Santuario de Yasukuni, Tokio. 
Foto: Wikimedia Commons.

Las obras de los pioneros como Ōkuma, aunque no resisten la comparación con los de sus coetáneos europeos, fueron el primer paso hacia la modernidad en la escultura japonesa.

Takamura Kōun (1852-1934)

Takamura Kōun es conocido principalmente por su obra en madera. Su Mono viejo, realizado con una meticulosa técnica naturalista, se presentó con gran éxito en la Exposición Internacional de Chicago en 1893. El aliento casi humano que respira el simio nos retrotrae a los emakimono clásicos donde se representaban animales en actitudes propias de los humanos. Esta pieza de Takamura es uno de los referentes de la moderna estatuaria nipona, clásica en su espíritu, pero moderna en su realismo.

Takamura Kōun: Mono viejo, madera, alto: 108,5 cm, 103,5x76,0 cm,
periodo Meiji, 1893. Museo Nacional de Tokio.
Foto: web del museo.

Naganuma Moriyoshi (1857-1942)

Naganuma Moriyoshi estudió en Venecia entre 1881 y 1887. Cuando regresó a su país en 1889 fundó, junto con pintores de técnica occidental, la Sociedad de Bellas Artes Meiji, pionera en la introducción de las disciplinas europeas en Japón. En 1899 se le nombró profesor jefe de la sección de escultura de la Escuela de Bellas Artes de Tokio. 

Su estilo se mantenía fiel a las reglas académicas finiseculares del Viejo Continente, pero con una ligera influencia de Rodin. Generalmente, en su obra prefería retratar personajes anónimos para lograr mayor libertad expresiva que sus colegas, más aficionados a las celebridades. Ese no fue el caso de la imagen de la siguiente ilustración, un retrato del noble Konoe Tadahiro (1808-1898). La actividad creadora de Naganuma casi cesó a partir de 1914.

Naganuma Moriyoshi: Konoe Tadahiro, yeso policromado,
72,7 cm, periodo Meiji,1899, Museo Nacional de Tokio.
Foto: web del museo.

Shinkai Taketarō (1868-1927)

Shinkai Taketarō viajó a Alemania en 1900 para ingresar en la Academia de Arte de Berlín. Dos años más tarde volvió a Japón. Su obra seguía la orientación rodiniana como puede apreciarse en su bronce titulado En el baño.

Shinkai Taketarō: En el baño, 1907. Bronce, 189 cm.
Museo Nacional de Arte Moderno de Tokio.
Foto: web del museo.

Ogiwara Morie (1879-1910)

Ogiwara Morie viajó a Estados Unidos en 1901 y a Francia en 1903 para estudiar pintura. Sin embargo, cuando contempló El pensador de Rodin en el Salón de 1904 de París quedó profundamente impresionado. A partir de entonces comenzó a frecuentar el taller del artista galo y decidió abandonar los pinceles para dedicarse solo a la escultura. En 1908 inició el regreso a su país pasando por Italia, Grecia y Egipto. Cuando llegó a Japón, empezó a escribir artículos en revistas especializadas sobre la estatuaria occidental y en particular sobre Rodin.

Su producción partió de los presupuestos estéticos del maestro francés, tanto en lo que se refería a los temas elegidos como a su resolución formal. El mismo Rodin reconoció que con su prematura desaparición no solo perdió a un amigo, sino a una de las personas que mejor habían entendido su estética.

Ogiwara Morie: Mujer, bronce, 98,5 cm, periodo Meiji, 1910.
Museo Nacional de Arte Moderno de Tokio.
Foto: web Cultural Heritage Online.

La obra de la ilustración anterior fue el último bronce de Ogiwara, un desnudo arrodillado y de mirada expectante dirigida hacia el cielo que parece hallarse en un éxtasis entre religioso y pagano.

Nakahara Teijirō (1888-1921)

Nakahara Teijirō se trasladó a Tokio en 1905 para estudiar pintura occidental, sin embargo, cuando conoció a Ogiwara Morie decidió dedicarse a la escultura y estudiar la técnica con Shinkai Taketarō. Desde muy pronto tomó como modelo a Rodin, como se aprecia en una de sus más famosas obras: Joven caucásico.

Nakahara Teijirō: Joven caucásico, bronce, 42,5x20,2x23,5 cm,
periodo Taishō, 1919. Museo Nacional de Arte Moderno de Tokio.
Foto: web Cultural Heritage Online.

Takamura Kōtarō (1883-1956)

Takamura Kōtarō, hijo del escultor Takamura Kōun, viajó por Europa y América entre 1906 y 1909. Tras la muerte de Ogiwara, se alzó como uno de los continuadores de la tradición rodiniana. En las figuras de mujeres utilizaba acabados suaves, mientras que para los retratos prefería texturas rugosas y nerviosas que con los años fue acentuando, aunque sin abandonar nunca su figurativismo ni su línea expresiva. Una de sus obras más conocidas y de clara influencia de Rodin es Mano.

Takamura Kōtarō: Mano, bronce, 30,0x28,7x15,2 cm, periodo Taishō, 1918.
Museo de Arte de la Ciudad de Kure.
Foto: web del museo.

El panorama de la escultura en Japón a partir del final de la década de los años veinte del sigo pasado no es especialmente brillante y en comparación con el de la pintura o arquitectura resulta mucho más limitado. Por un lado, el ambiente está dominado por unos pocos artistas cuya obra suele centrarse en la figura humana vista bajo un prisma bastante convencional. Por otro, a medida que avanza la década de los treinta, la situación del país hace que el uso del bronce, material muy querido por los seguidores de los patrones clásicos, sea cada vez más difícil de conseguir.

Con esto concluye este artículo. En el siguiente entraremos de lleno en la escultura más moderna, la de la última mitad del siglo XX.

Dada la extensión de este larguísimo Curso de Arte Japonés, para facilitar el acceso a las entradas sobre un tema o especialidad en concreto, doy aquí este enlace que lleva a su índice interactivo, el cual llevará directamente a cada uno de sus artículos a medida que se vayan publicando.