En el anterior artículo vimos varios escultores que en algún momento
de su carrera participaron en el grupo Mono-ha. Hoy acabaremos este apartado
dedicado a la escultura japonesa con artistas que a veces se han calificado como
pos-Mono-ha.
La
escultura de 1980 a nuestros días
Muraoka Saburō (1928-2013)
Muraoka Saburō fue el más veterano de todos los artistas pos-Mono-ha. Durante los años sesenta se integró en el movimiento conceptual formado por artistas japoneses que podían englobarse en la órbita de Fluxus, pero que no viajaron a Estados Unidos como la mayoría de los adictos a esa tendencia internacional. A esa fase pertenece la obra de la siguiente ilustración.
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| Muraoka Saburō: Entrada.
El calor robado, parte delantera; acero, azufre y fuego, 200x200x20 cm; silla: 102x91x45 cm, 1990. Galería 16 de Kioto. Foto: web hfactory.jp |
Wakabayashi Isamu fue otro de los artistas no ligados al entorno de la Mono-ha. En sus inicios empleaba latas y piezas metálicas finas que manipulaba quemándolas y pintando sobre ellas. Sin embargo, poco a poco, comenzó a experimentar con acero cada vez más grueso y pesado, hasta llegar finalmente a tallarlo o incluso a excavar en su superficie como si fuera piedra o madera.
Los trabajos más reconocidos de Tōya Shigeo se inspiran muy libremente en el paisaje de su región natal, Nagano. Ese es el caso de los diferentes montajes creados hacia 1990 y que titula Bosques.
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| Tōya
Shigeo: Bosques, instalación de 1987,
28 bloques de madera tallada. Pabellón de Japón en la 43ª Bienal de Venecia, 1988. Foto: Anzai Shigeo en la web de la Biennale di Venezia. |
En toda esa serie, Tōya concibe verdaderos bosques a partir de piezas de madera que manipula y talla de forma muy contundente, casi agresiva. A pesar de su abstracción, sus parábolas de los árboles resultan familiares al observador. Sus obras pueden verse como ritos funerarios por los bosques o, en palabras del mismo Tōya, como una ceremonia para que los vivos puedan aceptar la muerte observándola.
Cuando Endō Toshikatsu se graduó en 1972 buscaba una alternativa a la doctrina antiilusionista de la Mono-ha que encontró en la idea de la comunión entre los cuatro elementos: fuego, aire, tierra y agua. Con ello intentaba eliminar de su trabajo todo lo superfluo, hasta el punto de llegar incluso a la completa destrucción de su obra, parábola de la muerte como acontecimiento crucial en la vida de animales y plantas.
La actitud de Kenmochi Kazuo frente a su obra
es singular, porque no le importa que se destruya o degrade por el paso
del tiempo o la acción de los elementos. Con las tablas y troncos viejos que
utiliza, Kenmochi no pretende rememorar sus orígenes naturales, sino más bien evocar y
transmitir antiguos recuerdos personales. Por eso prefiere obtener la madera de
derribos y antiguas construcciones y emplear la brea por su olor, que
le recuerda los pueblos de pescadores de su región natal.
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| Kenmochi Kenzo: instalación
sin título, 1988, Festival de verano Kakushū, Hakuto, Yamanashi. Foto: Bijutsu techō, nº 661 de noviembre de 1992. |
En sus obras, Kenmochi suele emplear tablas parcialmente alquitranadas para crear una especie de esqueleto con el cual dibuja casi siempre curvas que parecen evocar el resultado de algún desastre natural tras el cual solo quedan escombros.
Kawamata Tadashi es un artista que se englobó inicialmente en una
segunda tendencia de la Mono-ha que seguía los planteamientos de Suga. Con su
constante montar y desmontar elementos, consigue explotar los interiores y
desgarrar visualmente los exteriores de los edificios que utiliza como soporte de sus
instalaciones. En ellas, el japonés juega con los límites que
separan el caos y el orden para generar entornos que emanan una sutil poética y
que, a pesar de su tamaño, nunca avasallan a la escala humana.
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| Kawamata Tadashi: Les
Chaises de Traverse, instalación, 1998. Hôtel Saint-Livier, Metz. Foto: WikiArt. |
La vida de las obras de Kawamata es efímera, un concepto este, el de la transitoriedad de las cosas, muy asociado al budismo. Lo importante en ellas es el rechazo de lo perenne y el valor concedido a su gestación.
Más información sobre la obra de Kawamata
En la web del artista se ofrece una buena panorámica de su carrera con fotografías y textos sobre sus obras. Este es su enlace.
Tsuchiya Kimio y Kuniyasu Takamasa son dos escultores nacidos en la segunda mitad de los años cincuenta del pasado siglo que iniciaron su línea de investigación a partir de esos planteamientos y que en los noventa ya se encontraban en plena madurez.
Tsuchiya Kimio (1955-)
Tsuchiya Kimio, tras graduarse en 1977 en el Departamento de Arte de la Universidad de Japón de Tokio, se trasladó en 1981 a Londres donde finalizó un máster en la Chelsea School of Art en 1989. Su obra suele rememorar ambientes ya perdidos y, como la de otros muchos colegas de su misma generación, recuerda algo el espíritu de la Mono-ha.
El propio artista relata la sensación de ver desaparecer bajo la presión urbanística el entorno boscoso de la zona donde vive, solo a una media hora en coche desde Tokio. Esa experiencia forjó su afición a recoger restos de ese universo que se va desvaneciendo poco a poco. La madera que utiliza Tsuchiya no es aprovechable, ni posee valor comercial. Aunque es bella cuando está viva, al talarla comienza su decadencia. Sin embargo, aún quemada o cortada sigue siendo madera y esa constatación se convierte en el punto de partida de su trabajo.
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| Tsuchiya Kimio: Silencio, madera de balsa, 580x100x300 cm, 1990. Foto: web del artista. |
En su obra Silencio, de 1990, Tsuchiya emplea trozos de tablas envejecidas durante decenios en la bahía de Tokio. Con su montaje ensambla un arco macizo con el que desea expresar el renacer de la madera en una nueva existencia.
Más información sobre la obra de Tsuchiya
En la
web del artista se ofrece una buena panorámica de su carrera con fotografías y comentarios sobre sus obras. Este es su enlace.
En un principio, los trabajos de Kuniyasu Takamasa eran pequeños montajes de bloques. Ese fue el caso de su idea para la Art Document 87 de Tochigi, donde desparramó unos cascotes por la gradería y el estanque de la plaza frente al Museo de esa ciudad.
En 1990, Kuniyasu inició una serie de instalaciones que tituló Return to Self. A partir de ese año aumentó notablemente el tamaño de sus propuestas y empezó a utilizar la madera además de la cerámica. Usando troncos no muy gruesos y plaquetas, Kuniyasu construye estructuras que parecen asaltar los espacios donde expone. Leños y ladrillos invaden todo cual enjambre de gigantescos insectos. Incluso tapian puertas y ventanas en una colonización que se supone precaria debido a su delicado equilibrio.
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| Kuniyasu Takamasa: La pagoda del dragón, creada en 2006. Cuarta Trienal de Echigo-Tsumari de 2009, prefectura de Niigata. Foto: Anzai Shigeo, cortesía de la Trienal. |
Con esto finaliza este artículo y este apartado dedicado a la escultura. Dentro de dos semanas empezaremos a hablar de los jardines japoneses.
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Dada la extensión de este larguísimo Curso de arte japonés, para facilitar el acceso a los artículos dedicados a un tema concreto, doy aquí este enlace que permite acceder a su índice interactivo. En él aparecen todos los artículos del curso con su respectivo hipervínculo que lleva a cada uno de ellos a medida que se vayan publicando.







