La cerámica japonesa frente a la europea
Inicio hoy una colección de artículos dedicados a la cerámica japonesa, una especialidad artística en la que Japón ha destacado y destaca de forma indiscutible. Es posible que la primera vez que alguien contemple una vasija medieval nipona no vea en ella nada especial o incluso le parezca un objeto defectuoso. Sin embargo, yo le garantizo que, a poco que insista, entenderá y disfrutará de su singular belleza del mismo modo que lo hace ante una buena pintura. Confío que la lectura de esta serie le ayude a conseguirlo.
Inicio hoy una colección de artículos dedicados a la cerámica japonesa, una especialidad artística en la que Japón ha destacado y destaca de forma indiscutible. Es posible que la primera vez que alguien contemple una vasija medieval nipona no vea en ella nada especial o incluso le parezca un objeto defectuoso. Sin embargo, yo le garantizo que, a poco que insista, entenderá y disfrutará de su singular belleza del mismo modo que lo hace ante una buena pintura. Confío que la lectura de esta serie le ayude a conseguirlo.
Si se me permite hacer un paréntesis, a los especialmente interesados
en el tema les recomiendo que lean mi libro Historia
y arte de la cerámica japonesa, publicado en formato electrónico por
Amazon. Se pueden ver sus datos y forma de adquirirlo en la pestaña Mis libros y en este artículo
de mi blog.
Volviendo al tema de hoy, mi idea es, en primer lugar, hacer
una especie de introducción comentando algunas de las diferencias que existen
entre las cerámicas tradicionales europeas y las japonesas para, a
continuación, dedicar varios artículos a explicar la evolución y
características de la alfarería nipona.
A lo largo de la historia, la cerámica casi siempre se ha utilizado, además de para usos simbólicos, con fines prácticos o funcionales, y uno de ellos ha sido el de menaje en la mesa, es decir, el de “soporte” de los alimentos. El hacer una simple comparación entre cómo se presenta una comida a la europea y otra a la japonesa, resulta muy instructivo para detectar las divergencias conceptuales entre ambas culturas y, sobre todo, para empezar a descubrir cuáles son los valores de la loza nipona.
Cerámica japonesa y cerámica europea
Las piezas de una vajilla occidental, por definición, deben
de tener un mismo diseño general, sus piezas han de estar “a juego”. Es decir,
aunque su decoración se adapte a las diferentes formas de platos, bandejas o
vertedores, tiene que mantener una unidad conceptual. El motivo o tema ornamental
es el mismo en todo momento, y su color también. En caso contrario se
estarían rompiendo las mínimas normas de un protocolo conocido y aceptado en
todo Occidente.
Servicio de mesa Meissen. Foto: Wikimedia Commons. |
En la fotografía anterior se muestra un completo menaje de
mesa de porcelana alemana. Se aprecia perfectamente que consta de una gran
cantidad de piezas de diferentes formas y tamaños que se adaptan a diversos usos. No obstante, el motivo decorativo y su color es el mismo en todas
ellas, como mandan los cánones.
Todo lo contrario de lo que ocurre durante un ágape
tradicional nipón, donde las piezas son diferentes en forma, color, diseño y
material. Hay que tener en cuenta que en Japón no existe el concepto “a juego” tan empleado en Occidente, o
mejor dicho su “concordancia” se refiere a otros parámetros que iremos descubriendo a lo largo se esta serie.
Menú japonés. Foto: Wikimedia Commons. |
Mientras en Occidente un ágape convencional consta de entrante, un plato
principal, o varios, y postre servidos uno a continuación de otro en un menaje a juego, en Japón está
formado por numerosos alimentos y condimentos ofrecidos en cuencos, bandejas y platitos que se presentan todos a la
vez, cada uno con su alimento o condimento respectivo, y adecuadamente
dispuestos en una bandeja para uso exclusivo de una sola persona, como se aprecia en la fotografía anterior.
Las estaciones del
año
Sin embargo, en Japón todas esas piezas, a pesar de ser de
diferente material, forma, textura y color, han de cumplir una condición muy
importante: tienen que estar en sintonía con la estación de año. Aunque en este
momento estoy hablando solo de objetos cerámicos, puede decirse lo mismo de los
de laca, madera o cualquier otro material. Cada uno debe tener su propio
carácter en sintonía con la época y el momento. Vamos a ver qué significa esto.
Puede resultar reiterativo decir que las estaciones del año en
Japón han influido en su arte, tradiciones y cultura en general, pero esa afirmación es bien
cierta. Si nos centramos en la cerámica japonesa, las estaciones se encuentran
siempre aludidas en ella, tanto cuando se utiliza en una comida, como si se emplea
como un simple florero.
Hablando de floreros y de las estaciones del año, en
general, no es aconsejable colocar una flor en un denso y rugoso recipiente de gres
si estamos en verano, ni tampoco en uno ligero y liso de bambú si es invierno.
Lo digo siendo consciente de que existen excepciones frente a esas teóricas
presuposiciones o condicionantes, sobre todo si las crea un “artista”. Entender
esto puede requerir un poco de tiempo, pero finalmente todo resulta muy lógico.
Pero volvamos a la mesa. La cocina tradicional de Japón y su
menaje, como su sociedad, reflejan escrupulosamente la estación del año,
incluso matizando si se trata del inicio o final de cada una de ellas. Veamos
un par de ejemplos.
Menú de invierno. Foto en Tsuchiya Toshio: The Fine Art of Japanese Food Arrangement. Kodansha, 2002. |
En el menú de invierno de la foto anterior se ha utilizado
un plato cuadrado de Ogata Kenzan que tiene el
nombre de “Diciembre”. Ese apelativo, otorgado por su autor, deja claro cuándo
debe emplearse, aunque su diseño, textura y color no son menos explícitos al
respecto. En él se ofrece una combinación de gamba, erizo de mar y tallos de
trébol. La botella de sake es de cerámica
seto y la copa-tacita, también de
loza shino de estilo Kitaōji Rosanjin.
En el menú de verano de la foto anterior se ha utilizado un bol de porcelana de Kitaōji Rosanjin para presentar oreja de mar al vapor decorada con flores de shiso (menta asiática). En el bol de laca negra con tapa se sirve una sopa ligera con anguila, okra (ají turco) y un pequeño adorno de encurtido de ciruela (umeboshi) que contrasta en color con el blanco y el verde, su complementario. Una de las copas de sake es de celadón* y la otra, de loza con borde decorado por Koyama Fujio.
Menú de verano. Foto en Tsuchiya Yoshio: The Fine Art of Japanese Food Arrangement. Kodansha, 2002. |
En el menú de verano de la foto anterior se ha utilizado un bol de porcelana de Kitaōji Rosanjin para presentar oreja de mar al vapor decorada con flores de shiso (menta asiática). En el bol de laca negra con tapa se sirve una sopa ligera con anguila, okra (ají turco) y un pequeño adorno de encurtido de ciruela (umeboshi) que contrasta en color con el blanco y el verde, su complementario. Una de las copas de sake es de celadón* y la otra, de loza con borde decorado por Koyama Fujio.
*Celadón: tipo de
cerámica acabada con un vidriado verde-azulado.
Incluso
para un no iniciado, creo que resulta evidente la diferencia entre las copas de
sake en los menús de las dos fotos
anteriores. La de invierno es de cálidos tonos marrones y ocres, bordes gruesos
y peso apreciable. En el menú de verano, la tacita de celadón para el sake es de fríos tonos azulados, bordes
finos, y ligera.
La forma de presentar los menús en Japón ha influido notablemente en la cocina de vanguardia occidental. Sin embargo, hay un elemento que nuestros cocineros todavía no han asimilado completamente; quizás por lo difícil que resulta obtener semejante variedad de loza en Occidente o quizás porque supondría una complicación más en su ya laberíntica confección de las cartas de sus restaurantes. Me refiero a que el menaje debería sintonizar tanto con el alimento que se ofrece en él como con la estación del año y la frescura o calidez que se pretenda inducir en el comensal.
No se puede presentar igual una guarnición en verano que en
invierno. La taza del sake no tendría que ser la misma en invierno
que en verano, a pesar de que la bebida sí lo sea. Los platos no deberían ser
siempre del anodino blanco a que estamos acostumbrados, y menos aún si el
mantel (hablando del entorno occidental) también lo es.
Todos esos conceptos se han tenido siempre muy en cuenta en Japón, país en el que la producción cerámica no solo ha alcanzado desde tiempos inmemoriales un nivel técnico y artístico elevadísimo, sino que es muy apreciada por el pueblo llano por su cercanía a la vida diaria.
Todos esos conceptos se han tenido siempre muy en cuenta en Japón, país en el que la producción cerámica no solo ha alcanzado desde tiempos inmemoriales un nivel técnico y artístico elevadísimo, sino que es muy apreciada por el pueblo llano por su cercanía a la vida diaria.
Diferencias formales
Para
acabar propongo una comparación. Veamos un cuadro con algunos de los planteamientos
que rigen en las cerámicas europea y japonesa tradicionales, y comprobemos que
son casi contrapuestos. En los siguientes artículos iremos descubriendo poco a
poco esas características en diferentes piezas.
Cerámica
europea ...........Cerámica japonesa
Simetría............................. Asimetría
Regularidad........................Irregularidad
Superficies lisas.................Superficies rugosas
Atractiva a la vista..............Atractiva al tacto
Diseño uniforme.................Diseño variable
Piezas a juego....................Piezas independientes
Como
parece que mi artículo se está decantando hacia la comparación entre cerámica
japonesa y cerámica occidental, propongo seguir por ese camino. Así pues, lo
primero que deberíamos conocer es en qué momento los europeos descubrieron la porcelana
nipona. Pero esto lo dejo para el próximo martes.
¿Estas
interesado en la cerámica japonesa?, pues en mi libro electrónico Historia
y arte de la cerámica japonesa descubrirás la sorprendente cerámica
japonesa, un mundo que va mucho más allá de las porcelanas con motivos orientales.
Mira en este enlace sus datos. En la plataforma de Amazon podrás ver su índice, leer sus primeras páginas y comprarlo a un precio casi regalado.