martes, 11 de marzo de 2025

Curso de arte japonés, art. 20º. Entorno cultural, I

Hace dos semanas cerramos el apartado dedicado a las dos religiones de Japón y su relación con las artes. Hoy empezaremos a comentar lo que he denominado entorno cultural, una especie de cajón de sastre que abarca desde el sistema de escritura, hasta las costumbres sociales. 

Empecemos por el sistema de escritura japonés, algo que tiene una influencia notable en la manera de “leer” el entorno que nos rodea y, por supuesto, en las artes visuales como la pintura.

La escritura

En Japón, como en China, Taiwán, Hong Kong y hasta hace poco Corea y Vietnam, no se usa el alfabeto romano, sino unos ideogramas que hoy se prefiere llamar sinogramas debido a su origen chino y que en japonés se denominan kanji. Pues bien, eso ha tenido y tiene una influencia notable en la manera de ver y contemplar el mundo por los japoneses y en consecuencia en su manera de “leer” una pintura o un jardín. Hay tres aspectos a considerar:

1.      El que se refiere al sentido en que se escribe tradicionalmente en japonés.

2.      El que se refiere a la concepción mental que generan los sinogramas.

3.      El que refiere a la construcción sintáctica de los elementos de una frase.

Lectura

En Japón, tradicionalmente, se escribe y se lee de derecha a izquierda. Eso hace que a un occidental le parezca que los libros y revistas japoneses se leen “al revés”, dado que empiezan por la última página, pues lo que para él es la contraportada, para un japonés es la portada.

Siglos y siglos de desplazar la mirada de derecha a izquierda cuando un japonés lee un texto han hecho que al mirar un paisaje o una pintura comience a contemplarlo por el lado derecho, mientras que un occidental lo hace por la izquierda.

La reproducción siguiente ilustra perfectamente lo dicho. La imagen de la derecha es parte de la portada del texto, que se ha escrito en un rollo de casi tres metros de largo, y los sinogramas se leen por columnas de arriba abajo y de derecha a izquierda.

Taira Tadamori: Sutra Amida, rollo con letras doradas sobre papel azul, 25,2 cm de alto y
2,61 m de largo, detalle de la portada y el inicio, 1149. Museo Gotō de Tokio. Foto: web del museo.

lunes, 10 de marzo de 2025

Antonio Santos: "Jardines de piedra. Hiroshi Teshigahara. Cine, roca, bambú"

Hace ya mucho tiempo que no publico una reseña de algún libro de arte japonés, pero hoy voy a volver a hacerlo de uno que, como explicaré enseguida, resume muy bien el universo estético nipón. Me refiero al escrito por Antonio Santos, profesor de Didáctica de las Ciencias Sociales en la Universidad de Cantabria y también en la cátedra de Cine de la Universidad de Valladolid, y publicado en diciembre del pasado 2024 por Editorial Shangrila con el título Jardines de piedra. Hiroshi Teshigahara. Cine, roca, bambú.

Los que hemos asistido a alguna conferencia de Antonio Santos sabemos de su espléndida oratoria y de su capacidad para descubrir inesperadas relaciones entre especialidades artísticas aparentemente muy alejadas. 

Su texto se centra en la obra de Hiroshi Teshigahara (1927-2001), quizás poco conocido por nuestros lares, pero cuyo papel en el panorama artístico nipón de la segunda mitad del siglo XX y también su relación con España bien merecían este completísimo trabajo de Antonio Santos.

El libro publicado por Ediciones Shangrila de Valencia, dentro de su colección Trayectos Libros, está encuadernado en tapa blanda, mide 16x23 cm, tiene 567 páginas y se divide en los siguientes capítulos: