Hace tres días publiqué un artículo con motivo del aniversario del lanzamiento de la primera bomba atómica de la historia sobre Hiroshima. Hoy, 9 de agosto de 2025, se cumplen ochenta años del lanzamiento de la segunda sobre Nagasaki, por lo que en esta entrada continúo aquel relato sobre las músicas compuestas por compositores japoneses y occidentales basadas en esos hechos.
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Explosión de la bomba de Nagasaki, 9 de agosto de 1945. Foto: Wikimedia Commons. |
Sukegawa Toshiya: La mañana eterna
El compositor Sukegawa Toshiya (1930-2015) también contribuyó a la memoria de Hiroshima con su obra La Mañana Eterna para piano hibaku, orquesta y cinta, compuesta en 1983.
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Sukegawa Toshiya. Foto de fuente desconocida. |
Se da el calificativo de piano hibaku a los que estuvieron expuestos a la radiación de las bombas atómicas lanzadas sobre Japón. De los once que actualmente se conservan, diez provienen de Hiroshima y uno de Nagasaki.
Como anécdota, hay que mencionar que un piano hibaku de Hiroshima, debidamente restaurado y afinado, se usó en el concierto celebrado durante la concesión del Premio Nobel de la Paz de 2017, concedido ese año a la Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares (ICAN).
Ese tipo de conciertos, en los que intervenían artistas de varios géneros musicales, se celebraron entre 1994 a 2018 para honrar a los galardonados con tal distinción. Puede verse la presentación y el inicio del recital de 2017 en el canal del Nobel Peace Prize Concert en YouTube. Su clip, de solo un minuto y medio, lo inserto aquí.
La mañana eterna de Sukegawa Toshiya es una obra para cuerdas, piano y cinta magnética con un alto valor simbólico pues utiliza un piano hibaku que "sobrevivió" a la bomba atómica de Hiroshima. Su peculiar sonido y, sobre todo, el encarnar en sus teclas la "memoria" del holocausto convierten al instrumento en el foco central de la composición. La parte electrónica incluye sonidos ambientales de todo tipo, campanas, sirenas, voces en japonés e inglés, etc. Las frases del piano adquieren un carácter a la vez melancólico y cercano entre los abstractos sonidos electrónicos, a ratos impactantes.
La pieza se ha presentado en diversas ocasiones durante los diferentes aniversarios del bombardeo, y siempre interpretada por los músicos de la Orquesta Sinfónica de Hiroshima junto con el Estudio de Música Electrónica de la NHK de Tokio.
Los interesados en conocer esta composición pueden escucharla en YouTube, con la imagen fija del la cubierta del LP de su grabación, si ciclan en este enlace. El vídeo dura casi veinte minutos.
Hosokawa Toshio: Hiroshima Requiem
La siguiente obra que presento no desmerece de la del polaco Penderecki que comenté en el anterior artículo. Me refiero al Hiroshima Requiem de Hosokawa Toshio (1955-). Hosokawa nació en Hiroshima y él mismo recuerda que ni su madre ni su padre padecieron ninguna enfermedad por efectos de la radiación, ella porque estaba a unos 16 km del centro de la ciudad y él porque estaba sirviendo en el ejército fuera de Japón. Sin embargo, dos de sus hermanos murieron con el estallido de la bomba. Hosokawa comenta que, a pesar de las traumáticas experiencias que vivieron sus padres al ver las secuelas de la radioactividad en amigos y conocidos, nunca las comentaron son sus hijos. El compositor japonés reconoció que no fue hasta la época en que estaba estudiando en Alemania, a donde se trasladó en 1976, cuando entendió el alcance de la tragedia de su ciudad, Hiroshima.
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Hosokawa Toshio. Foto: captura de la entrevista para la Fundación BBVA. |
La primera versión de Hiroshima Requiem, compuesta entre 1989 y 1991 para tres oradores, coro mixto, coro infantil, orquesta y cinta, constaba de tres movimientos. En YouTube se encuentra un vídeo de la pieza ilustrado con imágenes de obras de pintores modernos japoneses. Lo inserto aquí. Su duración es de casi veintiocho minutos.
En el año 2001, Hosokawa decidió revisar y ampliar su réquiem. La nueva versión tiene una duración superior a los 67 minutos, un nuevo título, Voiceless voice in Hiroshima, y consta de cinco movimientos: Preludio-noche, Muerte y resurrección, Voz del invierno, Signo de la primavera y Voces de las campanas budistas. Las secciones vocales se encargan al coro, tres recitadores y una contralto, y los textos son en alemán, latín, inglés y japonés.
La partitura de Hosokawa nos arrastra hacia un universo de sonoridades que me resultan fascinantes por sus inesperados timbres, sugerentes silencios y contrastadas dinámicas, un mundo que ni es occidental ni es oriental, o así me lo parece.
En esta composición de Hosokawa, como en toda su obra, se pone de manifiesto la falsa dicotomía entre el silencio y el sonido; entre la luz y la oscuridad, que en el caso de un réquiem pueden asociarse fácilmente a las ideas de vida y muerte. El propio compositor, en una entrevista concedida con motivo de la concesión del XVII Premio Fronteras del Conocimiento en Música y Ópera de 2025 y que figura en el canal de la fundación BBVA en YouTube, explica que esos conceptos no se contraponen, sino que se abrazan y coordinan. Ese videoclip dura poco más de seis minutos.
También en You Tube puede verse un concierto en el que se interpretó el tercer movimiento de Voiceless voice in Hiroshima, el titulado "Winter Voice", con la intervención del coro. Aquí lo inserto. Su duración es de algo más de diecinueve minutos.
Otras obras japonesas
La impronta que han dejado en los japoneses las dos bombas atómicas se ha visto reflejada en todas sus artes, aunque es bien cierto que durante los años de la ocupación norteamericana, de 1945 a 1952, la censura limitó la difusión de ese tipo de obras, ya fuesen de literatura, teatro, cine o incluso música.
Ifukube Akira: La trilogía
Ifukube Akira (1914-2006) nació en Hokkaido y, además de su carrera como compositor "clásico" alcanzó una notable fama como creador de bandas sonoras de películas, entre las cuales menciono aquí Los niños de Hiroshima de Shindō Kaneto (1912-2012), estrenada en 1952, y Hiroshima de Sekigawa Hideo (1908-1977), estrenada en 1953.
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Ifukube Akira. Foto de fuente desconocida. |
La película Los niños de Hiroshima se presentó en el Festival de Cannes de 1953 y puede verse completa en YouTube con subtítulos en inglés si se clica en este enlace. Dura algo más de hora y media.
Por su parte, Hiroshima ganó el premio al mejor film en el Festival de Berlín de 1954. Como curiosidad, algunas escenas de esta película aparecen en la mucho más conocida de Alain Resnais, Hiroshima mon amour, de 1959. En YouTube puede verse un extracto de casi nueve minutos en este enlace.
La trilogía a la que me refiero en el título de este apartado dedicado a Ifukube la conforman las mencionadas Los niños de Hiroshima y Hiroshima, junto con Godzilla, de Honda Ishirō (1911-1993) estrenada en 1954.
La banda para Godzilla la creó Ifukube en pocos días y sin haber visto ni la película ni sus efectos especiales. La duración de la música es de poco más de media hora repartida en veintiuna pistas o temas, la mayoría de pocos minutos. Una de las secciones principales de la película es un motivo lento y triste a modo de réquiem. Godzilla y su aliento radiactivo siempre se han asociado con los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki.
Pero la obra de Ifukube más directamente relacionada con las bombas atómicas es el Réquiem japonés por los muertos de la guerra, una pieza de la que no se tienen datos de cuándo se compuso o estrenó. Es muy posible que esa obra perdida no fuese más que una especie de suite de las músicas compuestas para esas tres películas, pues en todas ellas Ifukube incluyó una sección a modo de réquiem. No he podido encontrar más información al respecto.
Los interesados en conocer la obra de Ifukube, uno de los más prolíficos compositores de bandas de cine japonés, pueden acceder a través de este enlace, al canal Classical Ongaku Lovers de YouTube, donde se ofrecen ordenadas cronológicamente 48 composiciones del músico nipón que abarcan desde 1933 a 1994.
Akutagawa Yasushi: Espejo negro
El compositor Akutagawa Yasushi (1925-1989), hijo del afamado escritor, compuso en 1960 una ópera titulada Espejo negro, con libreto de Ōe Kenzaburō (1935-2023), en la que aborda las secuelas de la bomba lanzada sobre Hiroshima. En 1967 revisó la partitura para realizar una versión filmada para la televisión japonesa NHK que retituló Orfeo en Hiroshima.
En este enlace que lleva a YouTube puede verse la película completa. Dura casi cuarenta y ocho minutos.
Ishihara Shinji: Hiroshima Requiem
Para los que deseen músicas un poco más sosegadas, propongo que escuchen el Requiem de Hiroshima de Ishihara Shinji (19??-), un compositor que ha centrado su carrera en el sintetizador, con el que ha grabado un buen número de obras de Bach en la amplísima colección Bach in Musical Box que consta de más de 160 CD.
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Ishihara Shinji. Foto de fuente desconocida. |
En el canal de YouTube del compositor puede escucharse su Requiem de Hiroshima para violín y sintetizador. El vídeo está ilustrado con imágenes cedidas por el Museo de la Paz de Hiroshima. Dura escasos cuatro minutos y lo inserto aquí mismo.
Pero cerremos el círculo que comenzamos con Penderecki y volvamos de nuevo a Occidente para finalizar este recorrido por músicas relacionadas con las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki.
Alfred Schnittke: Nagasaki
El ruso Alfred Schnittke (1934-1998) creó para su graduación en 1961 en el Conservatorio de Moscú un oratorio dedicado a las víctimas de la bomba atómica de Nagasaki. La obra la compuso en 1958 y parece ser que el tema se lo sugirió su profesor, quien le propuso que tomara como base unos poemas de un poeta soviético "oficial", Anatoly Sofronov (1911-1990). Sin embargo, Schnittke utilizó en los movimientos segundo, tercero y cuarto traducciones de poemas de los japoneses Yoneda Eisaku (1908-2002) y Shimazaki Tōson (1872-1943).
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Alfred Schnittke. Foto: Yngvild Sørbye. |
Nagasaki, para orquesta, coro mixto y mezzo-soprano, se desarrolla en seis movimientos con textos en ruso y japonés. La inclusión de poemas en los dos idiomas sugiere un intento de Schnittke de tender puentes culturales. El oratorio traza un arco narrativo que va desde el lamento hasta la esperanza, estados reflejados muy hábilmente en la partitura gracias al estilo ecléctico del autor que no rechaza ni el tonalismo más clásico ni las abruptas y estridentes armonías disonantes.
En el tercer movimiento, titulado "En aquel día fatídico", Schnittke intentó representar la explosión nuclear utilizando acordes cromáticos muy densos. Precisamente, ese movimiento no resultó del agrado de la Unión de Compositores Soviéticos y el joven compositor tuvo que suprimirlo y variar el final de la obra. Una vez realizados esos cambios, la Orquesta de Radio Moscú estrenó Nagasaki en 1959. Ese concierto se retransmitió a Japón a través del Servicio Mundial de Radio Moscú.
La versión original completa de Nagasaki no se estrenó hasta el año 2006 en Ciudad del Cabo. Merece la pena destacar que en la amplia orquesta que requirió Schnittke se incluye un theremín, un instrumento electrónico que se toca sin tener contacto físico con él y que inventó en 1920 el ruso León Theremin (1896-1993), del que hablaré enseguida.
En el canal de YouTube del director de orquesta Mariano Chiacchiarin, se incluye la grabación de un concierto de la Orquesta Sinfónica Nacional Argentina y el Coro Polifónico Nacional Argentino con la mezzo Alejandra Malvino, todos dirigidos por dicho músico, en el que se interpretó esa obra de Schnittke. Inserto ese vídeo a continuación. Dura algo más de 38 minutos. Si se entra directamente en la plataforma de YouTube, se puede ver la traducción al inglés de los poemas empleados en la obra.
Para acabar voy a comentar muy brevemente el tema del theremín. Muchos habrán escuchado el sonido de un theremín en el cine, aunque no sean conscientes de ello. Seguramente habrán visto Spellbound, la película de Alfred Hitchcock estrenada en 1945 y que en España se tituló en Recuerda. La escena en la que Gregoy Peck (1916-2003) explica a su psiquiatra un sueño ha quedado grabada en todos los que hayan visto la cinta gracias a los decorados de Salvador Dalí (1904-1989) y al tema del theremin compuesto por Miklós Rósza (1907-1995).
Bastantes compositores de bandas cinematográficas han empleado el theremín, cuyo sonido parecido a un aullido se ha usado frecuentemente para ambientar escenas de misterio, terror o ciencia ficción.
En Wikimedia Commons existe un clip en el que se ve al inventor del instrumento, Lev Termen (1896-1993), más conocido en Occidente como León Theremin, tocándolo. Ese vídeo solo dura un minuto y medio, y para verlo y escuchar el característico sonido electrónico de theremín no hay más que clicar en este enlace.
Con esto finaliza este artículo doble publicado cuando se han cumplido los ochenta años del lanzamiento de las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki.