Tras el último artículo dedicado a la cerámica, hoy comenzamos un nuevo apartado de este curso que dedicaremos a la escultura. A
diferencia de otras especialidades artísticas japonesas, la escultura, después
de una época de gran esplendor, pasó por un periodo de cientos de años, entre
el siglo XIV y mediados del XIX, en los que su actividad quedó drásticamente
reducida tanto en cantidad como en calidad. Pero no adelantemos acontecimientos
y empecemos por el principio.
La escultura prehistórica
Cuando hablé de la alfarería prehistórica en los primeros artículos del apartado dedicado a la cerámica de este curso de arte japonés (ver la entrada 23 y la entrada 24), mencioné de pasada que en el periodo Jōmon aparecieron una serie de pequeñas esculturas, denominadas dogū, de las que ahora vamos a hablar un poco más extensamente.
La siguiente fotografía es de una de esas
imágenes de terracota de la misma época aproximadamente que las vasijas
prehistóricas que vimos con decoraciones flamígeras en aquel artículo.
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Figura dogū,
periodo Jōmon tardío (1000-300 a. C.), alto: 36,1 cm, hombros: 21,0 cm. Museo Nacional de Tokio. Foto: web del museo. |