Las obras del Teatro
de Situación o Jōkyō Gekijō, II
Como prometí en el anterior artículo,
hoy hablaré de algunas de las obras más interesantes de la producción de Kara
Jūrō.
Los montajes de Kara de sus primeros años, calificados
muchas veces de surrealistas e hilarantes, suelen presentar personajes que
buscan sus raíces recurriendo a sueños utópicos que pronto se desvanecen. Como
Mishima mucho antes, Kara también trasladó a la escena su versión de la obra Aoi no ue, un clásico del teatro nō, para hacernos reflexionar sobre el
amor, los celos y la locura, y cuestionar drásticamente la idea de que solo
poseemos una personalidad única e inamovible. El título que dio a su versión fue Futari no onna (Dos mujeres)
y la fotografía siguiente es de su primer montaje en Tokio en 1969.
Los interesados pueden encontrar fragmentos del texto de Dos Mujeres en esta página de Google books.
Voy a comentar a continuación tres importantes obras de Kara
Jūrō: Jon Shirubā: aoi no kojiki (John Silver: el mendigo del amor) de
1970, Nito monogatari (Historia de dos ciudades) de 1972 y Kara-ban kaze no Matasaburō (Matasaburō, el genio del viento, versión de
Kara) de 1974.
John Silver: el mendigo del amor
Para el primer montaje de John Silver: el mendigo del amor, la acción se situó en unos lavabos públicos durante los años del expansionismo japonés en Asia, aunque Kara aceptó que también podía situarse en otros ambientes, como, por ejemplo, en un cabaret coreano. La pieza forma parte del grupo denominado “obras de Manchuria”.
Para el primer montaje de John Silver: el mendigo del amor, la acción se situó en unos lavabos públicos durante los años del expansionismo japonés en Asia, aunque Kara aceptó que también podía situarse en otros ambientes, como, por ejemplo, en un cabaret coreano. La pieza forma parte del grupo denominado “obras de Manchuria”.
John Silver: el
mendigo del amor, o simplemente El
mendigo del amor, reúne todas las características de la producción de Kara
de principios de los setenta. Silver es un ser inmortal que vagabundea
mendigando paz y perdón. Es un arquetipo del héroe medieval que hará posible un
nuevo mundo, incorrupto, eterno, constantemente renacido. Los críticos han
reconocido lo ambiguo de este mensaje, demasiado similar a los mesiánicos discursos
tantas veces vividos en la historia reciente, y Kara lo sabe. Es por eso que
cuando concluye la obra, a pesar de que reconoce que Silver no solo no es capaz
de salvar a los otros, sino que ni siquiera a sí mismo, no renuncia a seguir
mendigando paz y amor, para que sus personajes puedan continuar soñando por un
mundo mejor.
Inserto a continuación un clip bastante largo de una hora y cuarenta minutos de duración de
la obra El mendigo del amor, en un
moderno montaje del año 2000 en el Estudio Mantenboshi de la compañía Shinjuku
Ryōzanpaku de Tokio, que como la de Kara también actúa bajo una carpa. El vídeo
figura en el canal de Vimeo del actor australiano Matt Crosby, a quien vemos
actuando en la grabación.
Historia de dos ciudades
El día de su estreno, bajo la emblemática carpa roja levantada en el parque tokiota de Ueno, Historia de dos ciudades fue aclamada por la crítica como una de las piezas de Kara de mayor nivel artístico y calificada como muestra de la vena romántica de su autor y director. Se trata de otro de los montajes perteneciente al grupo de “obras de Manchuria”, en las cuales se habla de la historia expansionista de Japón y los problemas que afrontan los coreanos que viven en el país.
El día de su estreno, bajo la emblemática carpa roja levantada en el parque tokiota de Ueno, Historia de dos ciudades fue aclamada por la crítica como una de las piezas de Kara de mayor nivel artístico y calificada como muestra de la vena romántica de su autor y director. Se trata de otro de los montajes perteneciente al grupo de “obras de Manchuria”, en las cuales se habla de la historia expansionista de Japón y los problemas que afrontan los coreanos que viven en el país.
Para la puesta en escena, Kara estudió con sumo cuidado la situación y el montaje del gran toldo de su troupe. Uno de los lados extremos de la lona estaba abierto al estanque del parque de Ueno. En la
oscuridad de la noche, a lo lejos, se distinguían las pequeñas crestas blancas
que la brisa levantaba en la superficie del agua.
En su crítica del día del estreno, Senda Akihiko relataba
que nada más comenzar la obra, cuando los personajes surgían de las negras
aguas que se vislumbraban a través de la abertura en la carpa, en la mente de
todos los asistentes, el lago de Ueno se transformó en el estrecho que separa
Japón de Corea. Estaban completamente empapados, venían de la península coreana, eran los
fantasmas de los “verdaderos japoneses” que retornaban del vecino país en busca
de sus ancestros y familias. Seúl y Tokio eran las dos ciudades unidas en el
sueño de la protagonista Riran, encarnada por la actriz coreana y esposa de
Kara, Ri Reisen (1942-), de nombre coreano I Cho-ja y japonés Hoshiyama Hatsuko.
Matasaburō, el genio del viento
Matasaburō, el genio del viento, versión de Kara, de 1974, es una de las obras más extensas escritas y dirigidas por Kara. Consta de tres actos desarrollados en tres densas horas. La pieza se centra en dos jóvenes enamorados, Oribe y Erika, que viven en la moderna y cruel sociedad japonesa. Oribe acaba de salir de un hospital mental, Erica trabaja en un bar. La relación entre ambos se va estrechando gracias a la lectura de una novela de Miyazawa Kenji (1896-1933), que da título a la obra y que se ha traducido al español como Matasaburo, el genio del viento (Kaze no Matasaburō).
Matasaburō, el genio del viento, versión de Kara, de 1974, es una de las obras más extensas escritas y dirigidas por Kara. Consta de tres actos desarrollados en tres densas horas. La pieza se centra en dos jóvenes enamorados, Oribe y Erika, que viven en la moderna y cruel sociedad japonesa. Oribe acaba de salir de un hospital mental, Erica trabaja en un bar. La relación entre ambos se va estrechando gracias a la lectura de una novela de Miyazawa Kenji (1896-1933), que da título a la obra y que se ha traducido al español como Matasaburo, el genio del viento (Kaze no Matasaburō).
Kara ha sido un rompedor nato, a pesar de que en los últimos
años ha aceptado dirigir obras muy alejadas de sus ideas de juventud. Ya desde
sus comienzos reivindicó un teatro más que popular, plebeyo; más que
desenfadado, anárquico, como lo era el kabuki en sus comienzos. Es decir, todo lo contrario de lo que ofrecía el shingeki. A este respecto y como he
dicho ya demasiadas veces, debemos considerar que, hace solo cincuenta años, ciertas características
escénicas del kabuki podían parecerle a un occidental transgresoras, pero no así a un
japonés.
Con esto concluyo el apartado consagrado al trío de grandes artistas
del teatro underground japonés. En el siguiente artículo hablaré de un cuarto que no
se queda a la zaga. En este caso, como los mosqueteros, los tres grandes
directores japoneses de los años sesenta y setenta no son tres, sino cuatro.
¿Estas interesado en el teatro japonés?, pues busca mi libro El teatro japonés y las artes plásticas. En él hablo de mucho más que de teatro. Leyéndolo descubrirás el trasfondo cultural que existe detrás de todas las artes del Japón tradicional.
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