martes, 7 de febrero de 2023

La danza butō, 10

Los pioneros de la danza moderna japonesa, 1  (tiempo de lectura 11 m. aprox.)

En el anterior artículo comenté muy por encima la actividad de la alemana Mary Wigman y las características de una de sus primeras obras. Mencioné que su estilo de danza expresionista ejerció en sus alumnos japoneses una influencia que se extendió a la siguiente generación de bailarines nipones, los que crearon el butō. Pues bien, hoy hablaremos del primero de ellos, un artista que gran parte de su carrera la desarrolló fuera de Japón, en Estados Unidos, pero que es un buen ejemplo de ese instinto de búsqueda de lo nuevo tan presente en los creadores nipones durante las primeras décadas del siglo XX.

Itō Michio (1892-1961), I

Itō Michio nació en Tokio en una familia cuyo padre, con solo 22 años, había viajado a San Francisco, donde trabajó en el estudio del arquitecto italiano Giovanni Vincenzo Cappelletti (1843-1887), uno de los occidentales que fueron contratados por el gobierno japonés para impartir clases a los primeros arquitectos japoneses licenciados en una universidad nipona. Cuando Cappelletti partió de Japón en 1885 se dirigió a la ciudad californiana, donde ejerció su profesión hasta su muerte dos años más tarde.

Itō Michio, en 1951.
Foto: Asahi Graph.
Wikimedia Commons.

El hermano menor de Itō fue el actor Senda Koreya (1904-1995), cuyo nombre real era Itō Kunio y de quien hablé en varios artículos de los veintiséis que formaban la serie dedicada al teatro moderno japonés que publiqué en este blog hace años. Este enlace lleva al primero de ellos. Senda Koreya también viajó a Alemania, donde vivió entre 1927 y 1931. 

Los inicios de Itō Michio en Japón y Europa

En 1911, el joven Itō entra en el Teatro Imperial de Tokio como estudiante de canto, actividad a la que deseaba consagrarse, y al año siguiente año se traslada a Europa para ampliar sus estudios de música. Aunque reside en Berlín, donde tiene familia que trabaja en el cuerpo diplomático, es en París donde se encuentra más a gusto. Allí conoce a artistas franceses del momento como Rodin y Debussy. Sin embargo, cuando ve las actuaciones de la Pavlova y Nijinsky, decide dedicarse a la danza.

Para ello, en 1913, Itō se desplaza a Dresde para entrar en el Instituto Dalcroze, donde resulta ser el único asiático de trescientos alumnos. En las representaciones que se ofrecen en ese centro descubre las innovaciones del escenógrafo suizo Adolph Appia (1862-1928). Aunque parece ser que Itō no estudió con Mary Wigman, de quien hablé y vimos un videoclip en el anterior artículo, probablemente sí pudo conocer su trabajo o incluso encontrarse con ella.

Itō Michio con máscara de zorro en 1915. Foto: Alvin Langdon Coburn,
Colección George Eastman House. International Museum of Photography and Film,
Rochester, Nueva York.

Poco después del estallido de la Primera Guerra Mundial, Itō se traslada a Gran Bretaña en 1915. Allí, después de algunas actuaciones en círculos privados de la alta sociedad, se le invita a compartir un programa en el Teatro London Coliseum el 15 de mayo de 1915. La crítica definió su ejecución como “danza euro-japonesa” ejecutada por “un bailarín japonés”. Sin embargo, Itō matizó esa afirmación diciendo que su coreografía era una creación propia y que con ella buscaba crear una atmósfera japonesa sin emplear pasos nipones.

De esa primera actuación pública de Itō en Londres hay dos fotografías de estudio con los atuendos que empleó en sus danzas. En una aparece con una máscara de zorro y en la otra se le ve con un traje de aristócrata japonés, tocado con un sombrero del tipo eboshi y ataviado con una vestimenta formal con kataginu de amplias hombreras y hakama de largas perneras. Esas dos fotos de estudio son la anterior y la siguiente. 

Itō Michio con atuendo cortesano, 1915.
Foto: Colección George Eastman House.
International Museum of Photography and Film, Rochester, Nueva York.

Después de su primera presentación en un teatro, Itō vuelve a actuar en el London Coliseum con un papel menos “tópico”. Me refiero a su colaboración con W. B. Yeats y Ezra Pound en el momntaje de At the Hawk’s Well, una ópera o drama danzado inspirado en el teatro . En su estreno de 1916, el japonés interpreta el papel del halcón que da título a la obra. Itō también participará en el estreno de esa pieza en Nueva York en 1918 y en 1939 en Tokio.

Itō Michio en el papel del halcón en la obra At the Hawk’s Well, 1916.
Foto de Alvin Langdon Coburn. Colección de George Eastman Museum.
International Museum of Photography and Film, Rochester, Nueva York.

En la creación de At the Hawk’s Well, desde su libreto hasta sus decorados, música y coreografía se produjo un flujo de inspiraciones entre Occidente y Oriente como pocas veces ha tenido lugar. Itō buscó inspiración viajando a Europa y Yeats la buscó en el propio Itō. Yeats escribió tres obras más del mismo tipo, pero en ellas no pudo integrar la danza como lo hizo con Itō. El decorado de la obra fue diseño de Edward Gordon Graig (1872-1956), y la máscara de Itō, de Edmund Dulac (1882-1953). 

Itō Michio con el tocado de halcón en At the Hawk’s Well,
1916. Foto de Alvin Langdon Coburn.
Colección de George Eastman Museum.
International Museum of Photography and Film,
Rochester, Nueva York.

Desde su estreno en Londres, esta obra ha ejercido una especial fascinación en artistas de ambos entornos, el occidental y el oriental. El ser una pieza escrita por poetas anglosajones cuya estructura y planteamiento de los personajes debe mucho al teatro , ha permitido realizar montajes escénicos muy variados a partir de puntos de vista situados en las dos culturas. Como ejemplo de esto voy a dar la información de tres montajes muy diferentes de At the Hawk’s Well que pueden verse en YouTube.

El primero será de una representación en SãPaulo de 2015 con una sencilla, pero efectiva puesta en escena “occidental” con los diálogos en inglés y en la que la entrada de los personajes, los movimientos y el empleo de la música deben mucho a la estructura del teatro . Dada la duración de ese vídeo, algo más de 35 minutos, he preferido no insertarlo aquí y dar solo este enlace que abre una pestaña independiente para ver completa esa grabación directamente en la plataforma de YouTube.

Protagonistas de la representación de At the Hawk’s Well saludando. São Paulo, 2015.
Foto: captura de la grabación mencionada.

Mi segunda propuesta es un montaje realizado siguiendo los patrones del teatro , pero con una muy interesante fusión de algunos elementos: música irlandesa (país de Yeats) con japonesa; vestuario tradicional de con occidental; diálogos (en japonés), etc. Por ese motivo se calificó la función de Nō céltico. 

La grabación se realizó en el Bunkamura de la capital nipona el 16 de febrero de 2017 y se encuentra en el canal de YouTube del Arts Council Tokyo. La duración de la representación es más del doble de la anterior, pues supera los ochenta minutos, hecho que refleja la dilatada concepción temporal característica del teatro . Si se desea ver ese vídeo completo basta con clicar en este enlace para que se abra en una nueva pestaña.

Escena de la representación de At the Hawk’s Well en Tokio, 2017. Foto: captura de la grabación mencionada.

Pero el tema de esta serie es la danza y ya he dicho que en el estreno de At the Hawk’s Well participó un bailarín japonés, Itō Michio. Pues bien, en octubre del año 2019 se estrenó en la Ópera de Paris, Palais Garnier, un ballet basado en esa obra de Yeats y con su mismo título. En su puesta en escena intervinieron el músico Ikeda Ryōji (1966-), el coreógrafo Alessio Silvestrin (1973-) y como escenógrafo Sugimoto Hiroshi (1948-), un artista polifacético de quien hablé hace meses en este artículo de la serie dedicada a la ceremonia de té.

Voy a insertar aquí un videoclip de este ballet que se encuentra en YouTube, en el canal de la Ópera Nacional de París, y en el que se muestran los ensayos de la obra y los comentarios de su coreógrafo. En él se aprecia la interesante fusión de elementos escenográficos y de danza de las tradiciones japonesa y europea. Como detalle interesante, el papel del halcón lo danza una bailarina. Dura cinco minutos. Las explicaciones de Silvestrin son en francés y se incluyen subtítulos en inglés.


La etapa americana

Pero volvamos a Itō Michio y su periplo internacional. Habíamos dejado al japonés en Londres donde estrena la mencionada obra de Yeats en 1916. Ese mismo año parte hacia Estados Unidos, país en el que desarrollará gran parte de su carrera como bailarín y coreógrafo.

Cuando Itō llega a Nueva York, la actividad de la ciudad en lo que se refiere a la danza no destaca especialmente. Al margen del ballet clásico, el concepto de danza moderna no existe en la ciudad. Lo que abundan son los espectáculos musicales en los que a menudo aparecen motivos y bailes supuestamente exóticos. Itō tiene que adaptarse a esa circunstancia y no rechaza participar en todo tipo de trabajos, desde revistas hasta óperas como El mikado o Carmen. 

Itō Michio. Foto de Marcia Stein en el número de noviembre
de 1919 de la revista Shadowland. Wikimedia Commons.

En Nueva York, el japonés entra en la compañía de la recién creada Escuela de Danza Denishawn, regentada por Ruth Denis (1878-1965) y Ted Shawn (1891-1972) y con sedes en Los Ángeles y Nueva York. En esa época, el estudio de los americanos contaba con alumnos de la talla de Doris Humphrey (1895-1958), quien estudió allí desde 1917 a 1928, o Martha Graham (1894-1991), que lo hizo de 1916 a 1923.

En 1924, Itō actúa con Martha Graham en la popular Greenwich Village Follies. Gracias a ese contacto, Itō le presenta al escultor Isamu Noguchi, con quien la americana colaborará estrechamente en muchas de sus coreografías a partir de Frontier de 1935. Desde el momento en el que Graham conoce a Itō surge en ella una especial inclinación o afinidad hacia lo asiático y los bailarines asiáticos. Se dice que quizás la complexión de la bailarina americana, piernas cortas en relación con el torso, la acercaba al prototipo de cuerpo japonés y que ese hecho propició su tendencia al trabajo en el suelo. 

Martha Graham en su obra Heriodiades, 1944. Decorados de Isamu Noguchi.
Foto: web de Martha Graham Dance Company. 

Creo que es mejor terminar este artículo aquí, pues todavía quedan muchas cosas que comentar de Itō Michio que lo harían excesivamente largo. En el siguiente continuaré hablando de él.