La arquitectura del
Pabellón de Oro, Kinkaku-ji
Tras
los artículos que publiqué hace ya varios meses dedicados a la arquitectura budista japonesa y en concreto a Hōryū-ji, hoy voy a hablar de Kinkaku-ji, uno de los edificios más célebres del Japón clásico. Para
ello deberemos dar un enorme salto en el tiempo para pasar de donde nos
quedamos a finales del siglo VII hasta las postrimerías del XIV. Con ello
entraremos en uno de los periodos más excelsos de su historia en lo
que a manifestaciones artísticas se refiere: la época Muromachi (1333-1573).
Esos
años, también denominados Ashikaga por el absoluto dominio de los shōgun pertenecientes a esa familia,
estuvieron marcados por una sucesión casi continua de guerras que se extendieron
por todo el país. Sin embargo, en medio de ese caos surgieron una serie de
artistas que consiguieron que el teatro, la pintura, la jardinería, la arquitectura
o la cerámica alcanzaran una madurez y exquisitez de alturas verdaderamente olímpicas.
Hoy
hablaré solo de la arquitectura, y en concreto de construcciones residenciales,
una tipología que durante el periodo Muromachi experimentó un enorme desarrollo
junto con la jardinería, especialidad íntimamente relacionada con ella y a la
que he dedicado varios artículos en este blog. Los interesados pueden acceder a
todos ellos clicando en el apartado Jardines del
“Índice por temas”, justo a la derecha de este párrafo.
La evolución conjunta de ambas artes puede estudiarse muy bien en los dos
recintos de Kioto que comentaré en esta corta serie: Kinkaku-ji y Ginkaku-ji,
aunque, como ya he dicho, de momento solo hablaré de su arquitectura.
Kinkaku-ji
es uno de los edificios más famosos de Japón debido al insólito revestimiento
de pan de oro que cubre gran parte de sus fachadas. De ahí proviene su nombre
popular de Pabellón de Oro o Pabellón Dorado, es decir, Kinkaku en japonés. Sin
embargo, su importancia no radica tanto en lo extravagante de su acabado como en
sus valores arquitectónicos y su estudiada integración en un espléndido jardín.
Historia
Los
terrenos donde se encuentra Kinkaku-ji formaban parte de una antigua finca de
Kioto que había pertenecido a los Fujiwara en el siglo XIII y que, tras décadas
de abandono, en 1397 fueron adquiridos por el shōgun Ashikaga Yoshimitsu (1358-1408) para levantar su propia
villa. Una vez finalizados los trabajos de construcción, un año más tarde, Yoshimitsu residió en ella
hasta su muerte, tras lo cual y según sus deseos se convirtió en un templo zen con el nombre de Rokuon-ji.
El Pabellón de Oro de Rokuon-ji es el
único edificio de todo el recinto que pudo sobrevivir a las guerras que
asolaron Kioto durante el siglo XV, aunque no a un incendio
provocado en 1950 por un monje desquiciado. Cinco años más tarde se reconstruyó
volviéndolo a revestir de oro. Ese es el edificio que vemos actualmente.
El edificio
El Pabellón
Dorado es una pequeña edificación, de perímetro sensiblemente cuadrado y desarrollada en planta baja y dos pisos. Debo aclarar que en Japón a la planta
baja se le denomina “primer piso” y lo que en nuestras latitudes llamamos
“primer piso” en Japón es el “segundo piso”. Sirva esta explicación para esclarecer
algunas contradicciones que aparecen a veces en textos que traducen
literalmente esos conceptos. Pero volvamos a donde estábamos.
El
pabellón de Kinkaku-ji, construido por orden de Ashikaga Yoshimitsu en 1398, es
una curiosa mezcla de tres tipologías arquitectónicas diferentes cuyo áureo
revestimiento no hace más que reflejar la extravagancia y obsesión por el lujo
de su promotor.
Kinkaku-ji, 1398, Kioto. Foto. J. Vives. |
El
primer piso tiene la misma superficie que la planta baja y está rodeado por una
estrecha galería que se ensancha en una esquina del lado sur gracias a un
quiebro. Su estilo es el empleado en las residencias de los samurai, una tipología que apareció
durante el periodo Kamakura (1185-1333) con el nacimiento de ese estamento castrense.
Sin
embargo, a pesar de la austeridad que se suponía debían de tener las
construcciones destinadas a los sobrios soldados, el primer piso de Kinkaku-ji
se revistió totalmente de oro. Sus paredes, barandillas, pilares, vigas y alero
se cubrieron con láminas de ese material, algo a todas luces impensable
para un frugal militar de la época, aunque fuera de alto rango.
En la
fotografía anterior se aprecia la diferencia de tratamiento entre el primer
piso totalmente cubierto de oro y la planta baja con su oscura madera sin
revestir y sus impolutos paños blancos. Junto a la galería lateral se encuentra
un pequeño embarcadero, un elemento que indica que en su época se realizaban
paseos en bote por el estanque. Obsérvese cómo las testas de las vigas del
techo de la planta baja están pintadas de blanco, una práctica que ya comenté
en los párrafos finales de otro artículo.
Finalmente,
el último piso se recula respecto al primero gracias a un tejadillo de cortezas
de ciprés. A
diferencia de las plantas inferiores, sus fachadas son simétricas y en ellas
aparecen unas ventanas acampanadas, un elemento que caracterizaba a los
edificios de los templos zen que por
esos años empezaban a construirse por todo el país.
La
austeridad de la planta baja, con sus oscuros pilares y vigas, quedaba rota por
la ostentación del revestimiento dorado de los dos pisos superiores, algo que
reflejaba perfectamente el carácter de su promotor Yoshimitsu. Su obsesión
decorativa le condujo hacia una nueva contradicción: las fachadas del segundo
piso, cuyas ventanas acampanadas demostraban claramente su espíritu zen, encerraban un insólito y
desconcertante interior revestido íntegramente de oro, algo impensable en ningún
edificio o entorno de esa orden budista. Obsérvese en la siguiente fotografía
el casi surrealista ambiente que se crea en esa sala con semejante tratamiento.
Interior del segundo piso de Kinkaku-ji, 1398, Kioto. Foto: folleto del templo |
No obstante, a pesar de la aparente incongruencia arquitectónica de Kinkaku-ji, no
puede negarse que en determinados momentos, especialmente al anochecer o bajo
la nieve, la visión del dorado pabellón reflejado en las especulares aguas de
su estanque resulta subyugante, casi mágica.
Kinkaku-ji de noche, 1398, Kioto. Foto: folleto del templo |
En el próximo artículo comentaré otro edificio de esta
época: el Pabellón de Plata o Ginkaku-ji. Hasta entonces.
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Si deseas ampliar la información gráfica de este artículo,
te recomiendo que entres en mis blogs Arquitectura de Japón y Jardines
de Japón, donde hay un artículo con solo fotografías de este edificio y su jardín. Este
enlace te lleva al de arquitectura y este al de jardines.
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