La arquitectura
moderna japonesa: Tange Kenzō, el Plan para la bahía de Tokio
Durante la segunda mitad
de la década de los cincuenta del siglo XX, Tange se dedica a la investigación de las infraestructuras y redes de comunicaciones en las ciudades. Su interés por ese aspecto del urbanismo es alabado en los
CIAM a los que acude, donde arquitectos como Jaap Bakema y Peter Smithson
aplauden su dedicación a la problemática de las circulaciones viarias en las grandes conurbaciones,
aunque ya vimos que este último no hizo lo mismo con su obra gubernamental en
Takamatsu que comenté en un artículo anterior.
Cuando, a raíz de la disolución definitiva
del CIAM en 1959, se organiza en Tokio la Conferencia Mundial de Diseño en 1960, los occidentales que acuden al evento asisten sorprendidos a una inesperada eclosión de propuestas vanguardistas presentadas por los japoneses. Los especialistas europeos quedan sorprendidos por el empuje imaginativo e innovador de un grupo de
jóvenes arquitectos nipones. Fue en esa convención donde el denominado movimiento Metabolista recibió su bautismo internacional y cuando Tange presentó su
Plan para la bahía de Tokio.
Esos arquitectos “metabolistas”
eran: Kikutake Kiyonori (1928-), Kurokawa Kishō (1934-2007), Maki Fumihiko
(1928-), Ōtaka Masato (1923-), de quienes tendré que hablar con detalle en
otra ocasión. Hay que remarcar que Kurokawa y Maki habían trabajado en el
despacho de Tange y Ōtaka se había graduado en el departamento que Tange dirigía
en la universidad de Tokio.
El Plan para la bahía de Tokio, 1960
El sorprendente Plan
para la bahía de Tokio que presenta Tange en la Conferencia Mundial de Diseño de
1960, es un ambicioso proyecto en el que plantea el crecimiento de la capital
nipona a través de la bahía que la separa de la vecina Chiba. Su propuesta
contempla recuperar terrenos del mar, algo que los japoneses hacía siglos que realizaban aunque sin contar con los medios técnicos que disponían en esos años.
Tange Kenzō: Plan para la bahía de Tokio, 1960. Foto en Process Architecture, nº 73, 1987. |
Pero Tange no se limita
simplemente a ocupar parte de la bahía, sino que crea una compleja red de
infraestructuras, es decir, autopistas y redes ferroviarias que comunican el área del Palacio
Imperial en el centro de Tokio con la vecina Chiba, al otro lado de la bahía.
Lo que pretende es organizar coherentemente el errático crecimiento de la
ciudad a partir de un sistema de comunicaciones que funcione como un esqueleto,
sobre el cual se vayan adicionando los espacios y edificios que la urbe necesite
en cada momento.
Tange Kenzō: Plan para la
bahía de Tokio, 1960. Foto en Process Architecture, nº 73, 1987. |
La idea de Tange,
compartida con los arquitectos metabolistas, es que tanto en las ciudades como
en los edificios existen ciertos elementos cuya vida útil es muy superior al
resto de sus componentes. En el primer caso son las infraestructuras, es decir, las calles, carreteras y autopistas, y en el segundo, la estructura portante y los huecos o pasos
para las instalaciones de viviendas o locales, estas últimas sin duda el
elemento con una obsolescencia más corta debido a la rápida evolución de sus tecnologías.
La propuesta del arquitecto japonés se basa en esa particularidad para construir sistemas de comunicación cuya larga operatividad en el tiempo permita vertebrar las cambiantes actividades de las ciudades. En próximosartículos, veremos cómo aplicó Tange ese planteamiento en algunos de sus edificios.
La propuesta del arquitecto japonés se basa en esa particularidad para construir sistemas de comunicación cuya larga operatividad en el tiempo permita vertebrar las cambiantes actividades de las ciudades. En próximosartículos, veremos cómo aplicó Tange ese planteamiento en algunos de sus edificios.
Tange Kenzō: Plan para la
bahía de Tokio, 1960. Foto en Michael Franklin Rose: Beyond Metabolism: The New Japanese Architecture. McGraw-Hill, 1978. |
En su plan para la bahía
de Tokio, Tange crea en los nodos que forma su red de autopistas, que denomina “espacios de
comunicación”, estructuras de diez pisos de altura con forma de
tienda que recuerdan su proyecto para el Centro conmemorativo de la Gran Asia de 1942 que comenté en el primer artículo de esta serie.
Tange Kenzō: Plan para la bahía de Tokio, 1960. Foto en Process Architecture, nº 73, 1987. |
Ese mismo año 1960, Tange estudia con mucho más
detalle ese mismo tipo de superestructuras con aspecto de tienda de campaña en su proyecto para
la central de la Organización Mundial de la Salud en Ginebra. En la ilustración
siguiente se muestra su propuesta, nunca ejecutada. En la maqueta y dibujo se
pone de manifiesto que su inspiración en la tradición nipona solo fue un punto
de partida para desarrollar su idea.
Por cierto, compárese ese edificio con forma de barco que aparece en último plano en la siguiente ilustración de la derecha con el que comentaré la semana próxima.
Por cierto, compárese ese edificio con forma de barco que aparece en último plano en la siguiente ilustración de la derecha con el que comentaré la semana próxima.
Tange Kenzō: Sede de la Organización Mundial de la Salud, 1960, Ginebra. Foto: Tange Associates. |
Tange: Sede de la OMS, 1960, Ginebra. Foto: Tange Associates. |
El Plan para Tsukiji, 1961
Un año más tarde, Tange
amplió el Plan de 1960 con su propuesta para el barrio tokiota de Tsukiji. En
este caso el arquitecto no dudó en conectar sus altos edificios mediante una
especie de puentes de varios pisos que los atravesaban cruzando los aires, como
se aprecia en la maqueta de la fotografía
siguiente.
Tanto rascacielos como
puentes se soportaban mediante enormes pilares que incluían en su interior el transporte
vertical, es decir, los ascensores y escaleras, así como los huecos para las
instalaciones necesarias en oficinas y viviendas. Abajo, casi tocando el
terreno, discurrían las autopistas y redes ferroviarias. Habían nacido las
“megaestructuras”, un vocablo que a partir de entonces se popularizó entre todos los
arquitectos del planeta.
Tange Kenzō: Plan para
Tsukiji, 1961, Tokio. Foto en Rem Koolhaas y Hans Ulrich: Project Japan: Metabolism talks. Taschen, 2011. |
El concepto de megaestructura
se basaba en la idea de que tanto la ciudad como los edificios están formados
por elementos con diferente grado de obsolescencia. En el primer caso, las
autovías y redes ferroviarias eran más longevas que los propios edificios; mientras
que en estos su estructura y huecos para ascensores y escaleras resistían
mejor el paso de los años que sus instalaciones. Como ejemplo se indicaba que las cocinas y baños de la viviendas precisaban renovarse mucho antes que otras partes.
A partir de esa idea, parecía lógico pensar que una vez creado un soporte que pudiera
sustentar tanto a carreteras como a edificios y que integrara en su interior
las instalaciones verticales de comunicación, la ciudad y los propios edificios
podrían crecer indefinidamente mediante la adición de módulos o cápsulas que se
renovarían en cuanto alcanzaran su obsolescencia. Ese concepto lo aplicó Tange
en el Plan de Tsukiji, así como los jóvenes metabolistas y él mismo en algunos
edificios que iré comentando poco a poco en próximos artículos de esta serie.
Tange Kenzō: Plan para
Tsukiji, 1961, Tokio. Foto en Rem Koolhaas y Hans Ulrich: Project Japan: Metabolism talks. Taschen, 2011. |
Esas gigantescas
columnas adoptarán en futuras obras de Tange la forma de gruesos pilares cilíndricos que, además de servir de soporte estructural a todo el edificio, albergarán en su interior ascensores, escaleras e
instalaciones.
La génesis de los planes urbanísticos de Tange y las propuestas de los arquitectos metabolistas surgieron a finales
de los años cincuenta, cuando el vertiginoso crecimiento de las grandes
conurbaciones niponas demandaba nuevas ideas. Los asistentes a la Conferencia
de Tokio de 1960 quedaron impresionados por la imaginativa propuesta de los
japoneses y en concreto por el nuevo concepto que proponían: el metabolismo, un
vocablo extraído de la biología con el que pretendían poner de manifiesto que
el crecimiento de las ciudades y sus células, los edificios, era semejante al
de los seres vivos. Frente a la idea corbusiana de una vivienda y una ciudad
como máquinas para vivir, los japoneses proponían la de un organismo vivo en
constante crecimiento.
En el siguiente artículo ya no hablaré de proyectos sin
ejecutar, sino de un edificio construido y que todavía puede visitarse. Hasta
entonces.
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