La arquitectura
moderna japonesa: Tange Kenzō, años setenta y ochenta
La semana pasada comenté el plan director de Tange para la Expo de Osaka de 1970, fecha que marca un punto de inflexión en la carrera del arquitecto japonés. A lo
largo de las décadas de los setenta y ochenta del pasado siglo, la oficina de Tange
ejecuta un gran número de grandes proyectos y estudios urbanísticos en el
extranjero y en Japón. Hoy comentaré uno de cada decenio de los construidos en su país: el edificio Sōgetsu
de 1977 y el hotel Akasaka Prince de 1983.
En los
años setenta Tange se aparta del potente estilo empleado en obras como el centro Yamanashi o el edificio Shizuoka para emplear planteamientos igualmente sofisticados, pero de
apariencia menos contundente, brutalista o como quiera denominarse.
El edificio Sōgetsu, 1977
Una
muestra de ese enfoque es el nuevo Centro Sōgetsu que se levanta en el mismo
solar en el que Tange había proyectado en 1958 la primera sede para su escuela
de ikebana, una construcción
derribada precisamente para erigir un flamante muro cortina de vidrio
reflectante. El edificio está formado por dos grandes cuerpos que en planta
adoptan la forman de L y cuyo encuentro se soluciona con un gran corte a 45º que
resalta sus casi punzantes aristas, como se aprecia en la fotografía siguiente.
Tange Kenzō: Edificio
Sōgetsu, 1977, Tokio. Foto: Wikimedia Commons. |
La sede de la escuela Sōgetsu de ikebana fue durante la década de los sesenta uno de los centros más
activos como promotor de todo tipo de actividades artísticas de vanguardia: desde
las pictóricas, hasta las musicales, teatrales o incluso happenings, además de
las relacionadas con el arte del arreglo floral.
Como muestra de esa inquietud intelectual, el vestíbulo del edificio lo diseñó el escultor americano-nipón Isamu Noguchi, con quien Tange ya había colaborado a principios de los cincuenta en el Parque de la Paz de Hiroshima que comenté en su día. Ese espacio se destina a exposiciones temporales de todo tipo, como la de ikebana que aparece en la siguiente ilustración.
Como muestra de esa inquietud intelectual, el vestíbulo del edificio lo diseñó el escultor americano-nipón Isamu Noguchi, con quien Tange ya había colaborado a principios de los cincuenta en el Parque de la Paz de Hiroshima que comenté en su día. Ese espacio se destina a exposiciones temporales de todo tipo, como la de ikebana que aparece en la siguiente ilustración.
El hotel Akasaka Prince, 1983
El hotel
Akasaka Prince es, o mejor dicho era, pues se derribó en el año 2013, una obra
singular en la carrera de Tange debido al empleo sistemático de los quiebros
en su fachada, un rasgo que el arquitecto japonés nunca había utilizado de
manera tan clara. La ilustración siguiente muestra la planta tipo.
Tange Kenzō. Hotel Akasaka Prince, 1983, derribado en 2013, Tokio. Foto en Reyner Banham y Hiroyuki Suzuki: Contemporary Architecture of Japan, 1958-1984. The Architectural Press, 1985. |
Durante treinta años, la blanca silueta de los cuarenta pisos del hotel se
convirtió en un hito del barrio de Akasaka. Por un lado, los brazos abiertos de
su fachada creaban la sensación de acoger al visitante y, por otro, los
retranqueos de su fachada permitían que todas las habitaciones disfrutaran de
espléndidas vistas en dos direcciones.
Otro de
los rasgos del hotel de Tange era su amplio y níveo vestíbulo
totalmente revestido de un mármol blanco que, bañado por la luz que atravesaba
su lucernario y ventanales con vistas al jardín, se
convertía en un interior refulgente a la vez que suntuoso sin necesidad de
recurrir a los agobiantes detalles decorativos de los vestíbulos de un cierto
tipo de hotel de lujo.
Tange Kenzō. Hotel Akasaka Prince,
1983, derribado en 2013, Tokio. Foto en Massimo Bettinotti (edit): Kenzo Tange 1946-1996. Architettura e disegno urbano. Electa, 1997. |
Con las dos obras comentadas en este capítulo
Tange inició una fase en su carrera en la que abandonó el hormigón armado de
sus emblemáticos proyectos anteriores, como los de Kagawa,
Kurashiki o incluso su catedral,
para emplear las nuevas técnicas que permitían crear nítidos muros cortina de vidrio,
como en el edificio Sōgetsu, o radiantes fachadas, como en el hotel
Akasaka.
La semana próxima hablaré
de otras obras construidas en Japón por Tange durante la última década del
milenio.
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