martes, 23 de diciembre de 2025

Curso de arte japonés, art. 40º. Jardines, II

En el artículo anterior comentamos muy por encima los primeros tipos de jardines japoneses que aparecieron hacia el siglo VIII, y hoy lo haremos de una tipología empleada por las congregaciones budistas para simbolizar el paraíso que su credo predicaba.

Los Jardines del paraíso

A finales del periodo Heian, el estilo de jardín con un lago ante el que se levantaba el pabellón principal de las villas aristocráticas se reinterpretó de tal modo que se transformó en una verdadera parábola del paraíso budista. Eran los denominados jardines del paraíso o de La Tierra Pura, nombre este de una de las escuelas budistas más extendidas.

Al mismo tiempo que la sofisticada y elegante aristocracia de Kioto marcaba los cánones de cómo debía de ser un jardín pensado para su disfrute y en cuyo diseño intervenía no pocas veces; el llamado budismo amidista comenzaba a tener predicamento entre el pueblo llano. Su teología se basaba en la misericordia del buda Amida, en cuya residencia, el llamado Paraíso Occidental de la Tierra Pura, recibía a los fieles que habían invocado su nombre.

Ese cielo budista situado como se comentó en su momento (consúltese el artículo 18) en el oeste, más allá del horizonte del mar que separa Japón del continente asiático, era lo que se pretendía simbolizar con los jardines de los templos que se construían en esos años heian. El lago simbolizaba ese océano y un pabellón que custodiaba una imagen de Amida representaba el paraíso, construido precisamente en la orilla oeste de ese estanque.

La fotografía siguiente es del único ejemplo completo que existe, junto con el Byōdō-in, de ese tipo de jardín con un pabellón en cuyo interior hay una estatua de Amida, que en el caso de Jōruri-ji son nueve imágenes.

El pabellón del jardín Jōruri-ji, Kioto, periodo Heian, s. XII. Foto: Wikimedia Commons.

martes, 2 de diciembre de 2025

Curso de arte japonés, art. 39º. Jardines, I

El anterior artículo fue el último de los dedicados a la escultura en esta larga serie que pretende ser una introducción al arte japonés en general. Hoy iniciamos otro apartado dedicado esta vez al jardín.

Antes de ver la evolución de la jardinería en Japón, voy a insertar un par de cuadros para clarificar las ideas. Por supuesto que, como todos los esquemas que intentan condensar conceptos o hechos históricos, no son ni completos ni perfectos y siempre se pueden ampliar o mejorar.

En el primero intento ver cómo fueron apareciendo los distintos tipos de jardín a lo largo de la historia. A pesar de que en la tabla se ha situado cada estilo de forma concatenada, debemos pensar que en la evolución del arte casi nunca existen límites claros entre tendencias o modelos. Cuadros como este solo sirven para, adoptando un punto de vista más alejado que el que se tiene cuando se habla de un estilo o artista en concreto, tener una visión de conjunto.

Recintos sintoístas

hasta 710

Jardines imperiales

710-794

Jardines aristocráticos y budistas

794-1185

Jardines zen

1185-1603

Jardines de té

1500-1868

Jardines de paseo

1603-1868

Jardines modernos

1868-1945

Jardines contemporáneos

 a partir de 1945

martes, 18 de noviembre de 2025

Curso de arte japonés, art. 38º. Escultura, VII

En el anterior artículo vimos varios escultores que en algún momento de su carrera participaron en el grupo Mono-ha. Hoy acabaremos este apartado dedicado a la escultura japonesa con artistas que a veces se han calificado como pos-Mono-ha.

La escultura de 1980 a nuestros días

Muraoka Saburō (1928-2013)

Muraoka Saburō fue el más veterano de todos los artistas pos-Mono-ha. Durante los años sesenta se integró en el movimiento conceptual formado por artistas japoneses que podían englobarse en la órbita de Fluxus, pero que no viajaron a Estados Unidos como la mayoría de los adictos a esa tendencia internacional. A esa fase pertenece la obra de la siguiente ilustración.

Muraoka Saburō: Entrada. El calor robado, parte delantera; acero, azufre y fuego,
200x200x20 cm; silla: 102x91x45 cm, 1990. Galería 16 de Kioto. Foto: web hfactory.jp

martes, 4 de noviembre de 2025

Curso de arte japonés, art. 37º. Escultura, VI

https://culturanipon.blogspot.com/2025/11/curso-de-arte-japones-art-38-escultura.htmlEn el anterior artículo vimos los comienzos de la escultura “moderna” japonesa hasta los años treinta del siglo pasado. Hoy comentaremos la evolución de esa especialidad artística a partir del final de la Segunda Guerra Mundial.

La escultura de 1945 a 1980

La situación de Japón tras la capitulación era ciertamente desesperada. La carencia de suministros vitales, la falta de vivienda y la dificultad para encontrar empleo conducían a la desmoralización. Como contraste y en comparación, las fuerzas de ocupación norteamericanas exhibían una abundancia de medios y recursos casi insultante. A pesar de todo, la sociedad japonesa iba cambiando de forma más rápida de lo esperado. 

En la capital en ruinas, poco a poco, la actividad empezaba a renacer con muchos esfuerzos. Los primeros restaurantes baratos abrían sus puertas cerca de las estaciones ferroviarias. Los artistas de todas las especialidades reanudaban sus encuentros y exposiciones. Sin embargo, debido a los materiales con los que trabajan, piedra y bronce, los escultores tenían más dificultades para llevar a cabo su trabajo que, por ejemplo, los pintores.

El nacimiento de la escultura japonesa de posguerra la propiciaron dos grupos aparecidos en las primeras décadas de la segunda mitad del siglo XX. El primero de ellos, Gutai, trascendió el mundo pictórico experimentando con el espacio, con todo tipo de objetos y con rompedoras acciones e instalaciones. Los miembros de Gutai a menudo crearon obras de escultura abstracta, aunque ellos mismos no se consideraban escultores, pues su visión del arte buscaba superar las clasificaciones clásicas.

Los miembros históricos de Gutai en la 45ª Bienal de Venecia de 1993. 
Foto utilizada en el artículo XXVI de la serie dedicada al grupo Gutai en este blog.

martes, 21 de octubre de 2025

Curso de arte japonés, art. 36º. Escultura, V

En el párrafo final del anterior artículo dijimos que hoy hablaríamos de la escultura japonesa en el siglo XIX. Fue en el último cuarto de esa centuria cuando, después de abrir sus fronteras a Occidente y enviar a sus artistas más jóvenes a estudiar el arte europeo, se empezaron a ver en Japón imágenes de bronce como no se habían visto desde hacía siglos, aunque esta vez no eran de divinidades religiosas, sino de personajes célebres.

La escultura de 1868 a 1945

Los japoneses no tenían ninguna tradición en la talla del mármol, porque en su país no existía ese tipo de piedra. Además, el sistema de moldear figuras en bronce prácticamente se había perdido cuando los templos dejaron de hacer encargos de imágenes budistas. Así pues, solo había una forma de aprender esas técnicas: recurrir a un artista europeo.

Vincenzo Ragusa (1841-1927)

En 1875, el gobierno japonés contrató al italiano Vincenzo Ragusa para que enseñara la escultura clásica europea en la Escuela Técnica de Bellas Artes de Tokio. Su método comenzaba mostrando a sus pupilos cómo esbozar en lápiz, modelar con yeso y esculpir el mármol, tres actividades desconocidas para los estudiantes japoneses de entonces. Algunos de sus alumnos serán los pioneros de la estatuaria del periodo Meiji.

Las obras que Ragusa creó durante sus años de profesor fueron las primeras esculturas de un europeo que se vieron en Japón. Una de las más representativas es el busto titulado Mujer japonesa. Su modelo resultó ser la futura señora Ragusa.

Vincenzo Ragusa (1841-1927): Mujer japonesa, 61,8 cm, periodo Meiji, 1881,
Museo Nacional de Tokio. 
Foto: web del museo.