La representación de Kanjinchō, IV
Presento
hoy el cuarto corte videográfico de esta serie dedicada al teatro kabuki japonés y en concreto a la obra titulada Kanjinchō. Son 14 minutos
que abarcan los momentos más tensos de la función.
El inicio del corte que inserto hoy es la continuación sin
solución de continuidad del clip-03 comentado la semana pasada.
Este nuevo vídeo está formado por tres fragmentos independientes, es decir, que
en una representación completa entre ellos transcurren unos pocos minutos que se
corresponden con dos largos monólogos de Benkei, de los cuales aquí solo se
ofrece el inicio del primero y el comienzo y final del segundo.
Espero que los puristas disculpen esta decisión, porque siempre les queda la opción de adquirir el DVD. Expliqué cómo hacerlo en el cuarto párrafo de este artículo. Merece la pena comprarlo. Ya sin más preámbulos, aquí está la traducción de las escenas que ofrezco hoy.
Espero que los puristas disculpen esta decisión, porque siempre les queda la opción de adquirir el DVD. Expliqué cómo hacerlo en el cuarto párrafo de este artículo. Merece la pena comprarlo. Ya sin más preámbulos, aquí está la traducción de las escenas que ofrezco hoy.
Clip-04: los cuatro
dioses, lectura de la lista y presentación de regalos, duración 14 minutos
Benkei (de cara al público):
¡Qué monstruoso horror! ¿Por qué debemos sufrir semejante
infortunio? El ser humano nada puede hacer ante el imprevisible destino.
Pero al menos moriremos con honor.
(Dirigiéndose a sus
soldados disfrazados de yamabushi, pero en voz alta para que le escuche
Togashi).
Venid, vamos a realizar nuestra última plegaria.
Los tres
soldados:
Así lo haremos, señor.
Benkei:
Este será nuestro último rito en este mundo.
Empieza la primera danza de la
obra con música de flauta, tambor y shamisen. Su ritmo es muy vivo.
Benkei se dirige hacia
la izquierda del escenario para que un asistente le ate
convenientemente el vestido para su danza y le dé un rosario budista. Sus
cuatro soldados disfrazados de yamabushi se colocan en el centro de la escena
formando un cuadrado. Benkei, después de echar una ojeada a Togashi para ver
cómo reacciona, se acerca a ellos para situarse en medio. Inician sus
plegarias.
Mientras se ejecuta la
danza, el coro canta los poderes de los yamabushi.
Coro:
Pretender detener a monjes yamabushi,
versados en la
ascética enseñanza de En no Shōkaku,
cuyos cuerpos y
espíritus son uno y el mismo con Buda.
En verdad, los dioses no aprobarán
semejante acto impío.
La furia del dios Yuya Gongen
caerá sobre este lugar.
“On
A Bi Ra Un Ken ...”
Mientras recitan esa plegaria frotan las cuentas de sus
rosarios.
Benkei se arrodilla y
mima en su danza la acción de las espadas que le conducirán a la muerte. Luego
ante su ejecución segura, hace reverencias a su dios Fudō con la cabeza y
manos. Levanta los brazos en señal de súplica. Se alza y da un golpe en el
suelo simulando ira. Los cinco acaban frotando sus rosarios budistas.
La posición de los cuatro
sirvientes rodeando a Benkei emplazado en el centro rememora los grupos
escultóricos de muchos templos budistas donde cuatro guardianes vigilan y
protegen a una deidad superior situada en el centro.
Togashi, asombrado por el
fervor y predisposición a morir de los monjes, piensa que, si realmente están
recogiendo donativos para la reconstrucción del templo de Tōdai-ji, deben de
tener una “kanjinchō”, es decir, un listado de las personas que hacen las
donaciones. Por eso propone a Benkei que la lea en voz alta. Decide pues
comprobar la veracidad de lo que cuenta poniéndole a prueba.
Esta es una de las
escenas más célebres de la obra.
Togashi:
Vuestra determinación es extraordinaria. Sin embargo, mencionasteis que tenéis la
misión de recolectar fondos para la reconstrucción del templo de Tōdai-ji en Nara. Si
ciertamente es así, debéis de tener una lista de los donantes. (En
tono autoritativo.) Mostradme esa lista. Os exijo que la leáis en voz alta. ¡Ahora mismo!.
Benkei (no tiene
ninguna lista y duda):
¿Qué? Vos,... ¿vos decís que lea la lista de donantes?
Togashi:
¡Leedla ya, os digo!
Benkei (ya en tono
seguro y convencido):
Así se hará.
Los cuatro soldados disfrazados de monjes se retiran a la
izquierda del escenario. Yoshitsune permanece en su sitio arrodillado. Un
asistente entrega a Benkei un rollo de papel en blanco.
Solista del coro:
¡Ah, ¿pero había una lista?
Extrae del morral un rollo de papel
en blanco
y llamándole kanjinchō
lo lee en voz alta.
Benkei desenrolla
lentamente el papel y colocándolo horizontalmente de tal forma que Togashi no
pueda verlo, comienza a improvisar su ficticio contenido.
Toda kanjinchō real empieza con una exhortación piadosa a los fieles
para que contribuyan a la reconstrucción del templo. El lenguaje de esa
introducción es especialmente recargado y esotérico. El conocimiento que tiene
Benkei de la liturgia budista le permite fingir su lectura. Empieza a leer el
inexistente texto con una locución muy florida, improvisando con una tesitura
de la voz muy grave, una alusión a la tensión del momento. Recordemos que el
papel está en blanco y que el supuesto texto es muy difícil de improvisar.
PRIMER CLIMAX
Benkei:
Sore tsura omon mireba.
En tono
muy bajo emite muy lentamente esas nueve sílabas remarcado cada una. Parece un canto budista. Esa frase podría traducirse como "Veámoslo" o "Así lo haremos".
En ese momento se
alcanza el primer clímax de la obra: Togashi se va acercando a Benkei poco a
poco, arrastrando sus largos pantalones, para ver lo que hay escrito en el
papel que está leyendo. En el otro extremo del escenario, Yoshitsune, todavía
acurrucado y cubierto por su sombrero, mira de reojo a Benkei y rápidamente
vuelve a ocultar su rostro bajo el sombrero. Al darse cuenta, Benkei aparta el
rollo para que no lo vea Togashi. Los tambores y gritos remarcan la tensión.
Los tres personajes clavan una pose congelada (mie). Tras unos segundos de
tensión, Benkei inicia la verdadera improvisación en un lenguaje muy barroco.
Benkei:
En estos horribles y funestos
tiempos transcurridos desde la desaparición del gran Buda, la otoñal luna de la
iluminación permanece oculta tras negras nubes. Del engañoso sueño que es la
vida ya nadie nos despertará. (Alargando la frase final.)
Benkei hace una pausa mientras
se escucha música de tambores, flauta y gritos. El tambor va puntuando las
frases de su recitado.
Ahora explica los orígenes del gran templo de Tōdai-ji en Nara con el mismo lenguaje recargado.
Benkei:
En el siglo VIII vivió el augusto emperador Shōmu. Cuando perdió perdido a su amada esposa, su pena llegó a serle insoportable. Egregias
lágrimas brotaban de sus ojos continuamente y sus mejillas nunca estaban secas.
Con el tiempo, sus tristes pensamientos se transformaron en meditaciones
piadosas y, para ayudarla en su camino hacia el paraíso, decidió erigir una
enorme estatua de Buda en la ciudad de Nara y construir el gran templo de Tōdai-ji
para custodiarla. Fue él quien fundó el monasterio.
Pequeña pausa
Benkei (siguiendo su improvisación):
Sin embargo, en 1180, un incendio convirtió en cenizas todo
el edificio. Yo, el monje Chōgen lamenté la pérdida del santo lugar y recibí la orden imperial de recorrer todo el país para solicitar a nobles, clérigos y plebeyos fondos para su reconstrucción. Quien contribuya a tal fin, aunque sea con una mínima cantidad, vivirá en este mundo rodeado de
alabanzas y renacerá en el otro sentado entre miles de lotos en el paraíso de Buda. Y así declaro que todo esto es cierto.
Coro:
Su voz resuena hasta los cielos.
Togashi ya no duda que
Yoshitsune esté en el grupo. Sin embargo, impresionado por Benkei, decide
probarle aún más. Pretende desenmascararle haciéndole preguntas sobre temas
teológicos budistas que sólo un verdadero yamabushi puede conocer. El diálogo
entre ambos, va acelerándose poco a poco indicando la creciente tensión e
incertidumbre del momento. Esta es otra de las escenas más célebres de la obra
y se conoce como el “interrogatorio del yamabushi” (yamabushi mondō).
Togashi:
Ya veo. He escuchado la lista de donantes y ya no tengo ninguna duda. No
obstante, dejadme que os pregunte algunas cuestiones. En este mundo, hay muchos tipos de monjes que siguen las enseñanzas de Buda, pero
¿por qué los yamabushi tienen ese aspecto tan fiero y guerrero? Además, su apariencia no parece ser muy misericordiosa y sus prácticas ascéticas levantan sospechas y temor. ¿Hay alguna razón para ello? .
Benkei:
Eso tiene una fácil explicación. Según las leyes secretas de
la secta shugen, en la que se combinan los preceptos budistas y sintoístas, sus
adeptos se someten a duras y estrictas pruebas. Recorren empinados senderos y páramos inexplorados. Exterminan malvadas alimañas y --------------
Fragmento del diálogo cortado en el clip
Reinicio del diálogo en el clip
Togashi:
Una espada puede cortar objetos sólidos que obstruyen la
vista, pero ¿qué ocurre con las demoníacas sombras sin forma que interceptan el
camino de Buda? ¿Cómo podéis atacarlas?
Benkei:
¿Qué dificultad hay en destruir diablos sin forma? En esos
casos recitamos las nueve sílabas mágicas de la secta shingon.
Aumenta la tensión aún más, al
mismo tiempo que se van acercando uno a otro.
Togashi, (aproximándose a Benkei):
Decidme, ¿Cuál es el significado de vuestra vestimenta?
Benkei:
Siguen la traza de nuestro patrón el fiero dios Fudō-myō.
Togashi:
¿Y qué significa vuestro tokin (gorro)?
Benkei:
Es la corona de las cinco sabidurías y sus pliegues
simbolizan las doce leyes del karma.
Togashi (acercándose
un paso más):
¿Y la kesa que lleváis (sobretodo)?
Benkei:
Es suzukake (atuendo de los yamabushi) de color caqui del Kue mandala.
Togashi:
¿Y esas polainas que lleváis?
Benkei:
Son los negros zahones de la secta
shingon.
Togashi:
¿Y las sandalias de los ocho lazos?
Benkei:
Simbolizan las pisadas del espíritu sobre el loto de ocho pétalos.
Togashi:
¿Y el aire que respiráis?
Benkei (ya muy cerca uno de otro, Benkei tiembla de ira.
Se miran vis a vis clavando ambos una mie):
Es el A y Un sánscritos (primera y última sílabas del
alfabeto sánscrito)
En ese momento Togashi se echa un poco hacia atrás
separándose de Benkei para lanzarle una pregunta que cree que no podrá
responder.
Togashi:
Y ahora una última cuestión. ¿Cuál es el verdadero sentido de las
nueve sílabas sagradas de la plegaria shingon que habéis mencionado? (Togashi retrocede un paso y
levanta su mano con el abanico.) ¿Cuál? Decidme, ¿cuál?
Ese final de la frase (nan
to? nan to?) la pronuncia Togashi nerviosamente porque hasta ahora no ha podido
hacer caer a Benkei con sus preguntas. Esta es la más difícil. Si no le
desenmascara con ella, deberá decidir si arresta a todos incluido el porteador,
del cual está convencido que es Yoshitsune, o les deja pasar la barrera con las
consecuencias que tendría para él semejante decisión.
La pregunta supera los
conocimientos de Benkei. Hombre orgulloso e impetuoso, por un momento está
tentado de abandonar su plan. Sabe que, como buen soldado, puede fácilmente
vencer a Togashi. Sin embargo, se controla y lanza su nueva improvisación en
una brillante y oscura jerga budista.
Benkei (girándose de cara al público, comienza su
monólogo):
Esa plegaria de las nueve sílabas es un preciado secreto de
la fe shingon y su significado es muy difícil de entender. Pero para aclarar
vuestras dudas me comprometo a explicároslo. Las nueve sílabas son: Rin, Pyo, To,
Sha, Kai, Chin, Retsu, Zai, Zen. Cuando se pronuncian hay que golpear
los dientes treinta y seis veces con las manos en posición de orar.
-------------------
Fragmento del monólogo cortado en el clip
Reinicio del monólogo en el clip
Benkei (final de su monólogo):
-------------------- Todos los dioses y budas de Japón son
testigos de las palabras que con toda reverencia he pronunciado. Me inclino
ante ellos. (Dirigiéndose a Togashi.) Y así os lo digo con mi mayor
respeto. (Alargando el final de la frase.)
En ese momento, al
acabar la frase, Benkei ejecuta la pose congelada llamada mie genroku,
denominada así por haberse hecho célebre en esa época (1675-1705 aprox), los
años dorados del kabuki. Ese gesto simboliza fuerza y desafío. Benkei posa con
el rollo en alto en señal de triunfo
Comienza la música de shamisen y
coro.
Coro:
El guarda de la barrera parece impresionado.
El guarda de la barrera parece impresionado.
Togashi (ya está convencido de que Yoshitsune está en el
grupo de Benkei, quien no ha vacilado en defender a su señor. Impresionado por
su valor y decisión decide dejarlos pasar):
No debería haber dudado ni un momento de la honorabilidad
de tan piadosos monjes itinerantes. Por ello desearía ahora añadir mi nombre a vuestra lista de
donantes. Guardias, traed los presentes para los yamabushi.
Los tres soldados:
Sí señor.
Música y canto: el coro describe
los diferentes regalos que van trayendo los soldados. La melodía es más
relajada. El shamisen subraya los
movimientos de los actores.
Togashi se dirige a la derecha del escenario para
sentarse. Benkei devuelve el rollo de papel a un asistente y recibe un abanico.
Los tres guardias acarrean unos regalos en bandejas de ofrendas y los colocan
en el centro de la escena.
Coro:
Sobre bandejas traídas por los guardias,
una
prenda de raso blanco,
rollos de seda de Kaga,
un espejo y monedas de
oro.
Togashi:
Aunque los regalos son insignificantes, sería para mí un
meritorio acto que los admitieseis en beneficio de los monjes del gran templo
de Tōdai-ji. Os pido respetuosamente que los aceptéis.
Benkei:
Sois un benevolente señor. Agradezco vuestra donación y
tened por seguro que seréis recompensado en este mundo y en el otro. (Frota su
rosario.) Una cosa más. Debemos atravesar las provincias cercanas
para pedir otras contribuciones y no volveremos a la capital hasta mediados de
la cuarta luna (mes). Os pido que nos guardéis las ofrendas de mayor
tamaño hasta entonces.
Benkei se arrodilla ante los regalos, coge sólo el par de bolsas con las monedas y las entrega a uno de sus soldados-yamabushi.
Bien, espero que la tensión de estas escenas se haya
captado. ¿Os habéis fijado que la decisión de Togashi de dejar pasar a Benkei y
Yoshitsune, quien todavía no ha dicho ni palabra, le costará su vida?
Pero todavía hay más momentos sublimes en Kanjinchō. Los descubriremos en la
siguiente sesión, la semana próxima.
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