La representación de Kanjinchō, V
Vamos a
reanudar el visionado parcial de la obra de teatro kabuki japonés titulada Kanjinchō.
El martes pasado presenciamos el enfrentamiento
dialéctico entre los dos protagonistas y hoy
asistiremos a otro de los momentos más tensos de la función: cuando Benkei se
ve obligado a golpear a su señor, a Yoshitsune. Pero no quiero adelantar
acontecimientos; veamos antes los diálogos de las escenas que presento hoy.
Clip-05: Benkei golpea
a Yoshitsune, lucha y mutis de Togashi, duración 7 minutos.
El vídeo de hoy es la continuación sin corte alguno del
clip-04 de la semana anterior.
Benkei:
Y ahora, partamos.
Sus soldados:
Sí, señor.
Benkei (su voz traiciona su ansiedad ante la delicada situación):
Benkei (su voz traiciona su ansiedad ante la delicada situación):
Vamos, rápido. Partid ya.
Los cuatro soldados:
Entendido, señor.
Entra el shamisen y el coro
Coro:
Dichosos ya,
los yamabushi
en silencio
se alzan y parten.
Benkei se siente
liberado de la tensa situación y ya puede partir. Comienza a marchar hacia la
hanamichi. Camina delante de su comitiva; le siguen los cuatro soldados y Yoshitsune, el último
de todos.
De repente, un guardia hace un gesto y se acerca a Togashi para
decirle al oído que conoce al porteador.
Togashi (levantándose):
¡Qué!, ¿ese porteador? ¡Que se detenga!
Togashi tira bruscamente su abanico, se baja la manga
derecha del chaleco ayudado por un ayudante (kōken) para dejar libre su brazo y poder atacar con su arma si es necesario. Su escudero le entrega la espada y avanza dos pasos con
la mano en la empuñadura.
¡Un momento! ¡Quietos! ¡Quietos, os digo!
Yoshitsune se detiene y casi automáticamente regresa al
extremo izquierdo del escenario, donde estaba, colocándose en la misma
posición, arrodillado, con el sombrero tapándole la cara y el cayado apoyado en
el hombro. Sus soldados también retroceden con las manos en las empuñaduras de
sus espadas dirigiéndose hacia donde se halla Yoshitsune. Benkei se vuelve
rápidamente y contiene con las manos abiertas a sus soldados ordenándoles que
se detengan donde se encuentran (todavía en la hanamichi.
Benkei (a sus
soldados):
¡No! Quietos, o la imprudencia nos perderá.
Coro:
¡Nuestro señor es descubierto!
Es el momento.
¡O morir o salvarse!
Esos son sus pensamientos mientras vuelven.
Benkei se dirige hacia donde se encuentra Togashi. Da un
fuerte pisotón. Hace girar su rosario y se vuelve hacia Yoshitsune, intentando
interceptar la mirada que le dirige Togashi. Con rabia fingida dice:
Benkei (dirigiéndose a
Yoshitsune):
¡Tú! ¡Torpe! ¿Por qué no has pasado la barrera?
Togashi (con voz temerosa):
Porque le he ordenado que se detenga.
Benkei:
¿Detenerse? ¿Por qué?
Togashi:
Porque uno de mis guardias dice que se parece... que se parece a cierta persona. Por eso
se le detuvo.
Benkei:
¿Y bien? ¿Qué tiene eso de extraño? A menudo una persona se
parece a otra. (Fingiendo convencimiento y sorpresa). ¿A quién se supone
que se parece?
Togashi:
Uno de mis hombres dice que se parece a Hōgan Dono. (El
nombre formal de Yoshitsune). Y debe detenerse para ser interrogado. (Alargando
el final de la frase).
Benkei:
¿Cómo?, ¿que ese torpe se parece al noble Hōgan, decís? ¡Algo para recordar toda la vida! (Dirigiéndose a Yoshitsune con furia fingida). ¡Oh! Es
exasperante. Teníamos previsto llegar a Noto al atardecer y ahora por culpa de
este indigno porteador con un único bulto todo se retrasa y... pasa esto. Si
la gente empieza a sospechar que eres Hōgan, provocarás que nuestra misión
fracase. ¡Cuanto más lo pienso más indigno me pareces! (Gruñendo fuertemente
y dando un golpe en el suelo). ¡Eres detestable! ¡Detestable! ¡Te voy a enseñar!
Benkei remata la frase con
largos rugidos como señal de enfado y decide demostrar que Yoshitsune es sólo
un vulgar porteador aunque sea tomando drásticas medidas.
Empieza la música y el coro
Coro:
Le quita el kongo-zue (el cayado de un yamabushi) y le golpea...
Benkei arrebata el cayado a Yoshitsune y se prepara para
golpearle. Se detiene en su acción un momento y cierra los ojos ante lo que va
a hacer. Su cuerpo tiembla como si fuera él quien está a punto de recibir el
castigo. Le golpea en el hombro izquierdo y lo aparta a un lado ordenándole que
se levante y comience a andar. (En la representación el golpe es sólo simbólico,
sin producirse contacto real).
Benkei:
Ahora, ¡muévete te digo!
Solista del coro:
Le maldice a gritos ordenándole que se mueva.
Yoshitsune, ocultando su rostro, se alza y rápidamente se
dirige hacia el extremo izquierdo del escenario, quedando fuera de la escena
siguiente.
Togashi:
A pesar de vuestros pretextos, no...
Los tres guardias:
... ¡él no pasará!
Los guardias se colocan en fila cogiendo las empuñaduras
de sus espadas. Los soldados de Yoshitsune están a punto de atacar. Benkei
inventa una nueva estratagema haciendo creer que todo es una maniobra de los
vigilantes de la barrera para robarle las bolsas de oro.
Benkei:
Vosotros, que no apartáis la vista del oi, (la mochila de
los yamabushi donde se colocaron las bolsas de oro) no sois guardias, sino
ladrones. (Benkei golpea el suelo con el cayado y clava una mie. Sus propios
soldados avanzan. Benkei los bloquea con su bastón).
SEGUNDO CLIMAX
Se produce un cara a cara de los dos grupos de soldados
encabezados por Benkei y Togashi. Benkei coge su cayado con las
dos manos y se sitúa frente a Togashi, quien ha quedado fuertemente
impresionado por el golpe que Benkei ha dado a su propio señor Yoshitsune.
Conmovido por su atrevimiento, por un momento no reacciona. Pero rechaza sus
pensamientos y decide atacar.
Coro (comenta la
decisión y fuerza de los soldados de Benkei, prestos a desenfundar sus espadas
y atacar a su enemigo. Su aspecto recuerda el de los feroces reyes del
infierno):
¿Qué hacen?
¡Sacan la espada
contra un humilde porteador!
¡Qué cobardía!
Con la apariencia de fieros dioses,
los monjes yamabushi
se
preparan para la batalla.
Músicos y coro
ejecutan un ritmo rápido y nervioso. Se inicia una danza coreografiada que
representa la pugna de los dos grupos de soldados. Cada uno de ellos empuja a
su respectivo jefe. Benkei y Togashi se miran ferozmente, ora avanzando, ora retrocediendo. Golpean el suelo con los pies. Poco a poco, usando el tipo de paso
de danza del teatro nō, dan uno, dos, tres pasos al frente y otros tantos hacia atrás. Finalmente, Benkei consigue como último recurso contener a Togashi
colocando el cayado delante de él. Togashi regresa a su posición inicial. Guardias y soldados se quedan
aparte. Benkei ha conseguido que ni su escolta ni los guardas de la barrera inicien un
ataque de imprevisibles consecuencias. Un enfrentamiento ahora hubiera
descubierto su identidad. Convencido de su victoria Benkei mira cara a cara a
Togashi. Benkei voltea el cayado por encima de su cabeza, golpea con él el
suelo y clava una mie. Togashi avanza un pie y empuña su espada en otra mie.
Benkei:
Si todavía pensáis que esta miserable criatura es Hogan,
entonces retenedlo junto con vuestros presentes hasta nuestra vuelta e
interrogarle tanto cuanto queráis. O si lo preferís (da un golpe en el suelo
con el cayado) ahora mismo lo golpearé hasta que muera.
Togashi:
Sois demasiado cruel.
Benkei.
Entonces, ¿por qué dudáis todavía de nosotros?
Togashi le pide que se
detenga. Aunque duda de sus palabras, ahora ya está seguro de que el porteador
es Yoshitsune y sabe lo que representa que Benkei le haya golpeado.
Togashi (dudando):
Son mis soldados, no yo.
Benkei (con determinación):
Entonces, le golpearé hasta que muera delante de vos. ¿Os
convencerá eso?
Togashi:
Deteneos. No seáis impetuoso. A causa de la sospecha sin
fundamento de mis soldados ya habéis golpeado a esa persona,...
Togashi se vuelve de cara al
público demostrando, con su expresión, que ahora sí está convencido de que el
porteador es el verdadero Yoshitsune. Ha quedado conmovido por la impresionante
decisión de Benkei. Sabe lo que representa alzar la mano contra el propio señor,
un acto imperdonable. Al mismo tiempo se percata de que es una prueba de
lealtad extrema. Reconoce en Benkei una moral superior. Togashi también
pertenece a la misma casta guerrera y comprende lo duro que ha sido para Benkei
golpear a Yoshitsune.
... quien... obviamente no es el noble Hōgan. Ya no tengo ninguna
duda. (Se detiene un momento, cierra los ojos, baja la cabeza y tras un
silencio dice) Podéis iros ya. Cruzad la barrera.
Benkei (continuando su
aparente decisión):
Si no hubiese sido por las palabras del noble señor aquí
presente, aquí mismo te habría matado. ¡Perezoso, has tenido suerte esta vez! (Dirigiéndose
a Yoshitsune da un golpe de bastón y acaba la frase con un tono de voz muy
grave). No tientes a los dioses en otra ocasión.
Togashi:
Ahora debo mantener aún más estricta la vigilancia de mi
puesto. (Togashi entrega su espada a su joven escudero. Los asistentes de
escena le ayudan a colocarse de nuevo la manga derecha y le devuelven el
abanico. Dirigiéndose a sus guardias). Guardias, seguidme.
Los tres guardias:
Sí, mi señor.
Este momento es uno de los más emotivos de la obra.
Benkei y Togashi hacen una doble y emotiva mie. Benkei sabe que ha
vencido pero no puede demostrarlo. Togashi conoce quienes son Benkei y
Yoshitsune, pero tampoco puede darlo a entender. Además, es consciente de que
al no haber cumplido las órdenes de su señor, el shōgun Yoritomo, sólo le queda
una salida honorable, suicidarse.
Togashi aparta su cara para que sus guardias no puedan detectar su
lucha por mantener la compostura. Se sitúa frente al público, se detiene unos
segundos, mira a Benkei y en silencio, con música de fondo, demuestra su
profunda tristeza. A punto de sollozar, intenta apartar de su mente el
pensamiento de la muerte. Se yergue, da un brusco giro, echa hacia atrás sus
largos pantalones y hace mutis dirigiéndose rápidamente hacia la pequeña puerta
situada a la derecha del escenario. Le siguen su escudero y los tres guardias.
Entra el coro y shamisen
Coro:
Llevando a sus guardias tras de sí, el comandante de la barrera entra en el cuartel.
¿Qué tal este fragmento? Impresionante, ¿no? Es la eterna
lucha entre el deber y la conciencia, algo muy presente en la literatura y
teatro japoneses y que en esta representación está plasmado de forma magistral por
actores “como la copa de un pino”.
Pero aquí no acaba la cosa, la sesión de la semana próxima, cuyo clip enlaza sin cortes con el que
hemos visto hoy, no será menos intensa. Así pues, hasta entonces.
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