martes, 14 de marzo de 2023

La danza butō, 12

Los pioneros de la danza moderna japonesa, 3 

En el anterior artículo vimos la trayectoria del primer bailarín japonés que entró en contacto directo con la danza moderna europea en la segunda década del siglo XX. Hoy conoceremos a otro que lo hizo un poco más tarde, pero cuya carrera, a diferencia de aquel, se desarrolló principalmente en Japón.

Ishii Baku (1886-1962), I

Ishii Baku, a quien se le suele otorgar el título de “padre de la danza moderna japonesa”, nace en la prefectura de Akita. En 1909 se traslada a la capital nipona para estudiar literatura y música, y al año siguiente entra como violinista en la orquesta del Teatro Imperial de Tokio. Sin embargo, muy pronto abandona su puesto de instrumentista y es contratado como cantante. Finalmente, dado que sus dotes musicales no son excepcionales y casi siempre actúa más como bailarín, decide centrarse en la danza. 

Hay que tener presente que durante esos primeros años del Teatro Imperial, tanto los miembros de su orquesta como los cantantes de su compañía eran aficionados que no se habían graduado en una escuela o conservatorio, por lo que su conocimiento de la técnica musical occidental era muy limitado en comparación con los conjuntos europeos.

El Teatro Imperial de Tokio hacia 1920. Foto: postal de época en la web oldtokyo.com.

En 1914, Ishii obtiene una plaza en el cuerpo de baile del mencionado teatro, donde dos años antes había sido nombrado director el italiano Giovanni Vittorio Rosi (1867-1940). La enseñanza de la danza clásica europea que imparte Rosi a sus alumnos se centra en el aprendizaje de una buena técnica, la clásica, con la que poder expresar ideas y sentimientos. Sin embargo, en esos años, los japoneses tienen dificultades a la hora de ejecutar ciertos movimientos que se les antojan poco naturales. Baste saber que ni las zapatillas de media punta ni las de punta se habían visto en Japón ni se sabía cómo fabricarlas. 

Ishii Baku en 1956. Foto: Wikimedia Commons.

Frente a la rígida concepción de la danza del italiano, Ishii Baku piensa que hay que dar prioridad a los sentimientos antes que a la técnica. No sintiéndose a gusto en el entorno académico del Teatro Imperial, en 1915, al cabo de solo un año de haber accedido a las clases de Rosi decide abandonarlas y abrir su propio estudio. Ishii es el primer estudiante japonés de ballet europeo que rechaza el vocabulario clásico para intentar encontrar uno nuevo.

En 1916, Ishii se asocia con el director teatral Osanai Kaoru (1881-1928) y el compositor Yamada Kōsaku (1886-1965) para crear una pequeña compañía que hermane música, danza, teatro y pintura. La denominan Shin Gekijō, es decir, Nuevo Teatro. 

El director teatral Osanai Kaoru en 1909.
Foto: Biblioteca de la Dieta
Nacional de Japón.  Commons.

El compositor Yamada Kōsaku en
Nueva York, 1918.
Foto: Wikimedia Commons.

En esa época, Osanai y Yamada ya estaban al corriente de las últimas tendencias teatrales y musicales europeas. Osanai, del que hablé en este artículo de la serie que dediqué al teatro moderno japonés, había viajado por Europa entre 1912 y 1913, mientras que Yamada había estudiado música en Berlín entre 1910 y 1913. Fue allí donde vio actuar a Isadora Duncan (1877-1927), tras lo cual se trasladó a Dresde con el pintor y diseñador teatral Saitō Kazō (1887-1955) para conocer las teorías de Émile Jaques-Dalcroze (1865-1950). 

Una vez los dos regresan a Japón, ponen al corriente a Ishii de los principios de la danza libre de la Duncan, del sistema eurítmico de Dalcroze y del método de notación de Rudolf Laban (1897-1958). Los tres juntos colaboran en la promoción de una nueva forma escénica y en 1916 crean el mencionado Nuevo Teatro. 

Ese mismo año, su flamante compañía produce tres espectáculos. En el primero, que se presenta en el Teatro Imperial de Tokio, Ishii coreografía y baila Nikki no ippēji (Una página de diario), considerada la primera obra japonesa de danza moderna. La pieza, fruto de la colaboración de Ishii con Osanai y Yamada, rompe todos los esquemas de la danza clásica que enseñaba Rosi. La insólita colocación de los dedos y las inusuales posiciones de los pies que emplea Ishii resultan incomprensibles para la época y la crítica califica su actuación de “cosmopolita sin ningún rasgo nacional”, a lo que Ishii replica que su coreografía no está constreñida ni por fronteras ni por razas. 

En el segundo montaje de la compañía, titulado Monogatari (Una leyenda), Ishii baila esta vez un dúo con un telón de fondo diseñado por Saitō Kazō y el acompañamiento al piano de Yamada. La troupe del Nuevo Teatro se disuelve después de su tercer montaje, Meian (Luz y oscuridad), pero sus promotores continúan investigando nuevas formas de expresión en sus respectivas especialidades.

En 1917, Yamada viaja a Nueva York para colaborar con Itō Michio. En 1922, Ishii y Saitō se trasladan a Berlín. Solo Osanai permanece en Japón escribiendo, dirigiendo a actores y montando obras de autores occidentales y japoneses contemporáneos.

La primera compañía europea de ballet en Japón

El 16, 17 y 18 de junio de 1916, se produce un verdadero acontecimiento dancístico en Japón. Actúa por primera vez en el país una compañía de ballet europeo: la del Teatro Mariinsky con la prima ballerina Elena Smirnova (1888-1934) y su futuro marido Boris Romanov (1891-1957). También en este caso ni el público ni la crítica estaban preparados para entender lo que se mostraba en el escenario. Todavía faltaban unos años para que surgiera la denominada Ópera de Asakusa, donde se ofrecerán conciertos, dramas, revistas musicales y espectáculos de danza y ópera y de la que hablaré en un próximo artículo.

Ya vimos en una entrada anterior que en esos años Itō Michio estrenaba su The Hawk’s Well en Londres. 

El viaje a Europa y América

En 1921, Ishii decide ir a Alemania con su cuñada Ishii Konami (1905-1978) y en 1923 debuta como bailarín en Berlín con un solo que titula en alemán Der Gefangene (El prisionero o en japonés Torawaretaru hito). Sus viajes por el país le permiten descubrir en Múnich la obra de Rudolf Laban y asistir a una actuación en Dresde de Mary Wigman, a quien volverá a ver en la capital germana. 

Ishii Baku en El prisionero, 1923.
Foto de fuente desconocida
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Ishii Konami. Foto de fuente desconocida
en la web de Noriko Sato Dance Art Academy
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Esa coreografía de El prisionero, interpretada por Ishii, se incluye en la película Wege zu Kraft und Schönheit (El camino a la fuerza y la belleza), estrenada en 1925. En el filme, además de ese solo, aparecen alumnos de la escuela de Wigman y, en la sección consagrada a bailes populares de varios países, se incluye un dúo, de Ishii y su cuñada, de supuesto estilo japonés y titulado Danza de las gaviotas

Ishii Baku e Ishii Konami, Berlín, 1923. Foto de Suse Byk en Getty Images.

Inserto a continuación un clip extraído de esa película en el que aparece Ishii Baku bailando ese solo titulado El prisionero. Su duración es de poco más de un minuto. 

Los interesados en visionar todo ese largometraje, pueden hacerlo clicando en este enlace que lleva a YouTube. Su duración es de casi una hora y media.


En 1925, Ishii estrena en Berlín Apetitoso, un ballet que posteriormente se ha repuesto con nuevo fondo musical, pues se desconoce el original, en el Nuevo Teatro Nacional de Tokio.

Sumi Handy, Fujita Kyoko, Ikeda Motoko y Tsuchiya Asami en la obra Apetitoso,
estrenada em 1925 y recreada en 2014 en el Nuevo Teatro Nacional de Tokio.
Foto: web de la Asociación de Danza Contemporánea de Japón.

Después de recorrer varios países europeos, el 30 de mayo de 1924, Baku y Konami se presentan en el Teatro de los Campos Elíseos de París con un programa de seis coreografías que concluye con El prisionero. A finales de ese mismo año, ambos viajan a Estados Unidos y en Nueva York se encuentran con Itō Michio de quien hablé en los dos anteriores artículos. En enero de 1925 actúan en Manhattan, y en marzo, en San Francisco, tras lo cual regresan a Japón.

Acabo aquí este primer artículo dedicado a Ishii Baku. En el siguiente seguiré hablando de su carrera en Japón a partir de 1925.