Arquitectura japonesa: edificios de un templo budista, primera parte
Los días 11 de mayo y 15 de mayo hablé de conceptos muy generales de los edificios japoneses, por lo que creo necesario empezar ya una serie
de artículos dedicados a la arquitectura clásica japonesa y en concreto a la budista. Los interesados en
la arquitectura moderna de Japón, lamentándolo mucho deberán esperar; pero que no desesperen.
Para empezar
comentaré las características de los templos budistas japoneses. De momento no
hablaré de la arquitectura de los santuarios consagrados
al sintoísmo, la religión autóctona de Japón, aunque su singular tipología
ejerció no pocas influencias en la construcción de los
edificios budistas.
Como ocurrió en
Europa durante siglos, las instituciones religiosas en Japón también tuvieron
recursos más que suficientes para levantar imponentes estructuras que han
perdurado hasta nuestros días. Sin embargo, en el País del Sol Naciente, todos
los edificios se construían de madera, en vez de piedra o ladrillo como era
costumbre en el Viejo Continente, hecho que los hacía muy vulnerables a
incendios y guerras.
Antes de hablar del más
antiguo recinto budista de Japón, el famoso Hōryū-ji, creo conveniente explicar
mínimamente los nombres y usos de los diferentes tipos de edificios que se
encuentran en la mayoría de los templos nipones. Espero que esto no resulte
demasiado farragoso. Mi intención no es otra que facilitar la comprensión de
conceptos que irán surgiendo irremediablemente a lo largo de esta serie
dedicada a la arquitectura budista japonesa. De todas formas, si el lector lo
desea puede “saltarse” este primer artículo para ir directamente a la entrada dedicada específicamente a Hōryū-ji y que publicaré dentro de dos semanas.
Aunque en las
siguientes descripciones menciono los nombres japoneses de los edificios, en
mis artículos intentaré no emplearlos, porque pienso que no solo
no aportarían nada a los comentarios, sino que incluso harían farragosa una lectura
que intento sea lo más clara y fácil posible.
No pretendo en
absoluto convertir este blog en un texto académico, sin embargo, dado que la
mayoría de los libros y escritos sobre este tema utilizan frecuentemente esos
vocablos, creo necesario que, al menos una vez, haga mención de ellos aquí y,
sobre todo, explique el uso para el que se construyeron los diferentes tipos de edificios.
Templos y santuarios
Debo hacer notar que en mis textos siempre distinguiré entre los centros
pertenecientes a congregaciones budistas de los correspondientes a la religión
nativa japonesa, el sintoísmo. Para los primeros utilizaré los términos
“templo” o “monasterio”, este último aplicado casi siempre a los complejos en los que se
encuentran varias congregaciones asociadas. La palabra "santuario" la emplearé únicamente cuando me refiera a recintos sintoístas.
Sufijos
La primera
aclaración que debo ofrecer se refiere a los omnipresentes sufijos que
acompañan a los nombres de los monasterios budistas cuando se transcriben a
lenguas occidentales. En general, para los templos japoneses se utiliza la
terminación “ji”, normalmente precedida
de un guion. Por ejemplo, “Hōryū-ji” podría
traducirse literalmente como “templo de "Hōryū". En algunos textos aparece escrito “Hōryūji”, sin el guion.
También existen
otros sufijos como “in” o “dera”, normalmente empleados cuando se
trata de templos mancomunados y distribuidos en el mismo recinto que uno
principal, cuyo nombre sí incluye el sufijo “ji”.
Como ejemplo de esto último, cuando hablé del jardín de Daisen-in en el artículo del 20 de agosto dije que era
un templo asociado al conjunto monacal de Daitoku-ji.
Pero entremos ya en materia comentando las principales construcciones que se encuentran en los monasterios budistas.
Pero entremos ya en materia comentando las principales construcciones que se encuentran en los monasterios budistas.
Pagoda de Ishite-ji, s. XIII-XIV, Matsuyama. Foto: J. Vives. |
Pagoda
Empecemos por el
edificio budista más familiar: la pagoda. Aunque su nombre en japonés es tō casi nunca se emplea en los textos
occidentales, excepto cuando se refiere a pagodas de cinco o tres pisos, en
cuyo caso aparece respectivamente como gojū no tō y sanjū no tō. En mis artículos las mencionaré simplemente como pagodas.
Las pagodas eran construcciones de origen indio en las que se custodiaban reliquias budistas, como
cenizas, huesos o dientes del Buda histórico. Sin embargo, casi siempre, en su lugar había simplemente algún tipo de objeto simbólico. Su construcción
fue extendiéndose por Asia desde India, China y Corea hasta llegar al archipiélago nipón.
Las pagodas en Japón
son edificaciones de madera levantadas alrededor de un pilar central que, en
la gran mayoría de los casos, atraviesa todos sus pisos. Las más extendidas
tienen tres o cinco niveles, aunque
existen incluso de trece. En algunos jardines pueden verse pequeñas pagodas de
piedra sin espacio interior y que se utilizan más como elemento compositivo que
religioso. Las pagodas japonesas son muy diferentes de las chinas y algo más
parecidas a las coreanas.
Kondō y hondō
El denominado kondō era el edificio más
importante de un templo budista. Suele traducirse literalmente como “pabellón dorado” o "salón dorado”, seguramente debido a que en su interior se custodiaban imágenes revestidas
de pan de oro. Su función era albergar las estatuas más significativas de la congregación. Debido a esto último también se conoce como butsuden.
Los primeros kondō, como consecuencia del espacio que
ocupaban las esculturas de divinidades budistas, no eran suficientemente
grandes para permitir que los fieles accedieran a su interior. Sin embargo, para
solventar tal inconveniente, con los años se les incorporó una especie de atrio
cubierto o simplemente se construyeron de mayor tamaño.
A partir del siglo
IX, el vocablo kondō fue sustituido
por el de hondō, que puede
traducirse como “pabellón principal” o "salón principal”. Ese cambio se produjo con la
expansión de las nuevas sectas budistas aparecidas durante el periodo Heian (794-1185).
En mis artículos, me referiré al kondō y hondō como “pabellón dorado” o “pabellón
principal” indistintamente.
Kodō y hattō
Otro de los edificios
importantes de un templo japonés era el kōdō, que podría traducirse como “pabellón de rezos" o "salón de plegarias”. En
su interior se realizaban las lecturas de los sutras u otro tipo de culto comunitario.
Junto con el kondō formaba la pareja de
edificios más representativos de un recinto budista. En las congregaciones de la
orden zen se prefirió usar el término hattō, por ser donde los
monjes practicaban la meditación. En
mis artículos me referiré a ellos como “pabellón de rezos”.
Estos tres tipos de
edificios budistas comentados se incluyen en la tipología de arquitectura
religiosa por su específico uso, pero lógicamente en un templo se
levantaban otras construcciones. De ellas hablaré la semana próxima.
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