La arquitectura de los
castillos japoneses: Matsumoto
Después de la descripción que hice en el anterior artículo de los elementos más característicos de los castillos
japoneses, voy a presentar hoy uno de los más espléndidos ejemplos de
arquitectura feudal de Japón.
El
castillo de Matsumoto se construyó en 1597 en una gran planicie y es uno de los
pocos que han llegado hasta nuestros días. Su bastión principal está formado
por una torre de seis pisos y otra de cuatro. No obstante, como ya comenté en
el artículo anterior, ambas aparentan tener uno menos, debido a que su
planta baja tiene toda su fachada revestida de piedra y sin ventana alguna.
Castillo de Matsumoto, 1597. Foto: J. Vives. |
Un
elemento singular del castillo de Matsumoto, que puede observarse en la
fotografía anterior, es su galería perimetral de
barandillas laqueadas en rojo como las de los edificios residenciales. Lo
sorprendente de ese cuerpo es su evidente vulnerabilidad, inapropiada para una
fortaleza que se supone debe proporcionar la mayor seguridad posible. En
realidad su construcción se llevó a cabo en fecha muy posterior a la
finalización del castillo, a mediados del siglo XVII, cuando Japón ya estaba
unificado y se vivía en plena época de paz. Su función no era más que disfrutar
de la contemplación de la Luna, una afición de gran tradición entre las clases
instruidas de Japón.
En la fotografía anterior de la izquierda vemos una de las puertas de acceso al recinto, la conocida como taikomon, reconstruida a finales del siglo XX. En la foto de la derecha pueden observarse los refuerzos de esa entrada y los enormes mampuestos de su valla.
Castillo de Matsumoto. Foto: J. Vives. |
Castillo de Matsumoto, 1597. Foto: J. Vives. |
En la fotografía anterior de la izquierda vemos una de las puertas de acceso al recinto, la conocida como taikomon, reconstruida a finales del siglo XX. En la foto de la derecha pueden observarse los refuerzos de esa entrada y los enormes mampuestos de su valla.
Castillo de Matsumoto, 1597. Foto: J. Vives. |
Una vez
dentro del recinto del castillo de Matsumoto se nos muestra el elegante
perfil de sus torreones y la insólita plataforma para contemplar la Luna. Sus
plantas por encima del zócalo de piedra van decreciendo a medida que se
asciende, otorgándole un aspecto ligero al que también contribuye el juego de hastiales de formas triangulares u onduladas. El último piso de
sus tres cuerpos se remata con una cubierta del tipo irimoya, que comenté en este artículo.
Un aspecto que no he mencionado hasta ahora es que los castillos y las pagodas budistas son los únicos edificios tradicionales japoneses con más de dos pisos de altura. Las residencias, ya fueran de aristócratas, militares, clérigos o comerciantes y clases urbanas, se han construido a lo largo de toda la historia con solo planta baja y como máximo un piso.
Ese hecho puede interpretarse como una manifestación del poder político de los grandes señores feudales y, por supuesto, de la superioridad religiosa del budismo, pues el sintoísmo no utilizó ese recurso; aunque parece ser que el santuario de Izumo-taisha había llegado a tener una altura más que considerable. Pero esto merecería otro artículo y por hoy vamos a dejarlo aquí.
Un aspecto que no he mencionado hasta ahora es que los castillos y las pagodas budistas son los únicos edificios tradicionales japoneses con más de dos pisos de altura. Las residencias, ya fueran de aristócratas, militares, clérigos o comerciantes y clases urbanas, se han construido a lo largo de toda la historia con solo planta baja y como máximo un piso.
Ese hecho puede interpretarse como una manifestación del poder político de los grandes señores feudales y, por supuesto, de la superioridad religiosa del budismo, pues el sintoísmo no utilizó ese recurso; aunque parece ser que el santuario de Izumo-taisha había llegado a tener una altura más que considerable. Pero esto merecería otro artículo y por hoy vamos a dejarlo aquí.
Castillo de Matsumoto, 1597. Foto: J. Vives. |
En la
fotografía anterior de aprecia perfectamente que las fachadas del castillo
quedan divididas en dos fajas de diferente color, la inferior, a la altura de
las ventanas, de madera lacada en negro y la superior, desde su dintel hasta
las vigas del alero, de enlucido blanco. También se observa el interés
decorativo que se tuvo en la ejecución de los “frontones” de los tejados. En la teja de remate de su cumbrera se grabó el emblema del clan de
los Toda.
Castillo de Matsumoto, 1597. Foto: J. Vives. |
La ilustración anterior muestra el interior de uno de los pisos intermedios del torreón de Matsumoto. En ella se aprecia su robusta estructura
de madera con pilares y vigas de dimensión más que notable. Las pequeñas
aberturas son las aspilleras, unos elementos que comenté en el artículo anterior y que aquí se sitúan a diferentes
alturas.
Obsérvese
que el espacio central queda rodeado por un corredor definido por los pilares y
las paredes. La anchura de ese pasillo perimetral es la diferencia de superficie entre el
piso fotografiado y el superior, cuya fachada queda reculada hasta la
vertical de esas columnas, creando el mencionado efecto escalonado en su perfil exterior.
Con esto doy por finalizado este artículo sobre el elegante castillo de Matsumoto. La semana próxima hablaré del más grande y majestuoso de todos: el de Himeji. Hasta entonces.
¿Estas interesado en la arquitectura clásica japonesa?, pues en mi libro Arquitectura tradicional japonesa encontrarás lo que buscas. Mira en estos enlaces sus datos, su índice, su introducción y un extracto. Puedes comprarlo en cualquier librería o en Amazon.
Con esto doy por finalizado este artículo sobre el elegante castillo de Matsumoto. La semana próxima hablaré del más grande y majestuoso de todos: el de Himeji. Hasta entonces.
¿Estas interesado en la arquitectura clásica japonesa?, pues en mi libro Arquitectura tradicional japonesa encontrarás lo que buscas. Mira en estos enlaces sus datos, su índice, su introducción y un extracto. Puedes comprarlo en cualquier librería o en Amazon.