A modo de conclusión, 1
En el anterior artículo vimos las últimas obras que la compañía de butō Sankai juku ha presentado en escenarios de todo el mundo. Con él concluimos nuestro recorrido por la historia de la danza butō y hoy solo haremos una pequeña recapitulación que concluirá dentro de dos semanas.
Sankai juku: Kinkan shōnen, 1978. Foto: Laurent Paillier, www.phostosdedanse.com |
Evolución
Desde aquellos
principios underground de Hiiikata Tatsumi a principios de los
años sesenta, pasando por el refinado estilo de Ōno Kazuo, hasta llegar al escandaloso
desenfado de Dairakudakan y al elegante preciosismo de Sankai juku, la danza butō ha evolucionado mucho, muchísimo. Y eso sin contar las numerosas escuelas de bailarines no japoneses.
De la semilla del butō que plantó en su momento Hijikata Tatsumi, surgieron numerosos brotes. Cada uno, es decir, cada compañía o coreógrafo tenía y aplicaba diferentes enfoques a sus trabajos. Ōno Kazuo se centraba en un melancólico travestismo; Tanaka Min, en sus performances a solo; Maro Akaji con su Dairakudakan, en sus grotescos montajes, y Amagatsu Ushio con su Sankai juku, en sus sofisticadas puestas en escena. Sin embargo, la imagen del butō parecía crearse a partir de ciertos estereotipos: cuerpos blancos, cabezas rapadas, bocas abiertas, ojos perdidos, movimientos lentos.
En el caso de
Sankai juku, poco queda en las obras de su factótum, Amagatsu Ushio, de las
etiquetas que se aplicaban a las de Hijikata: “ritual hereje”, según
Mishima Yukio; “escándalo terrorista”, según Shibusawa Tatsuhiko, o “comedia
terrorífica”, según Taniguchi Shūzō.
Sankai juku: ARC, 2019. Foto: web de Sankai juku. |
Butō o no butō
Sankai juku alcanzó
muy pronto un nivel de sofisticación técnica, de luminosa elegancia y de pureza
dancística inimaginables a principios de los años ochenta del pasado siglo. Sin
duda, a ello contribuyó en buena parte el apoyo del director del Théâtre de la
Ville de París, Gérard Violette (1937-2014).
Todavía hoy, pasados más de cuarenta años desde su presentación en la capital gala, los críticos y puristas siguen preguntándose si los espectáculos creados por Amagatsu Ushio para su Sankai juku pueden considerarse verdadero butō. Se le reprocha que la original excitación y la innovadora energía del primer butō, el de Hijikata, las ha sistematizado y domesticado en exceso, y que lo ha convertido en un arte clásico perfectamente reglado, como lo es el ballet en Occidente.
Sankai juku: Umusuma, 2012. Foto: web de Sankai juku. |
El poder del gesto, las formas de estar en el escenario y la relación con la gravedad convierten al butō en algo realmente innovador, incluso subversivo. Mientras que en la danza moderna occidental los bailarines mantienen casi siempre una posición vertical, en el butō flexionan las piernas y bajan el centro su gravedad rozando el suelo en no pocas ocasiones.
Muchos de los diseños coreográficos del butō muestran una cierta inestabilidad y una postura frágil, a diferencia de las posiciones triunfantes
de los atléticos bailarines de Maurice Béjart (1927-2007) o de los cuerpos
erguidos, firmemente controlados de Merce Cunningham (1919-2009).
La compañía Ariadone en Zaratustra, 1980. Foto: web de Murobushi Kō. |
Circularidad
Desde aquel 1980
cuando los asistentes al Festival de Teatro de Nancy vieron por primera vez una
actuación de la compañía de Amagatsu, la incuestionable y refinada belleza de sus
obras no ha cesado de sorprender y maravillar al público francés y en
particular al de París. El hecho de que su segundo cuartel general después del de
Tokio se encuentre en la capital gala, confiere a Sankai juku un pedigrí cultural
muy exportable al resto de teatros occidentales, especialmente a los americanos.
Al mismo tiempo, el aura parisina que le proporcionan sus estrenos en París otorga a sus montajes un toque francés muy apreciado en Japón.
Sankai juku: Kinkan shōnen, 1978. Foto: Laurent Paillier, www.phostosdedanse.com |
El origen del butō es cien por cien nipón a pesar de
que su inspiración, como ocurre tantas veces, partió de mucho más allá de sus
fronteras. Como dice el gran especialista en teatro japonés, Benito Ortolani en
la página 277 de su libro The Japanese Theatre. From Shamanistic Ritual to
Contemporary Pluralism:
El butō, como los logros
de Suzuki Tadashi (1939-) en la formación de actores, representa un ejemplo del
fenómeno de “circularidad” en las artes japonesas de la performance. Instruidos
por profesores occidentales que quedaron profundamente impresionados e
influenciados por las artes teatrales clásicas de Japón, los jóvenes artistas
nipones se forman en las artes europeas de la performance al mismo tiempo que
“redescubren” los tesoros de sus propias tradiciones. La mayoría de los
artistas creativos volvieron a las fuentes de su formación japonesa, pero solo después
de que la experiencia occidental hubiese dejado una huella indeleble en ellos.
Ballet versus butō
Los coreógrafos y bailarines de butō evitarán siempre
el estirar los miembros, el buscar la línea, el apoyarse en la simetría.
Intentarán encoger su cuerpo tanto como les sea posible, prestarán atención a
la ocupación del espacio, al espacio entre las partes o zonas del cuerpo, entre
los dedos.
El butō no pretende liberar al bailarín de su peso, ni presumir
de la ausencia la gravedad. Su mundo no es el de los cuerpos elásticos, casi
sin huesos y articulaciones, que saltan y se suspenden en el aire de forma
inverosímil. El butō es la danza de la expresión abrupta del cuerpo,
tanto de su ligereza como de su pesadez, tanto de su dolor como de su placer;
es una danza en la cual el desequilibrio ocupa un importante lugar.
Sankai juku: Kinkan shōnen, 1978. Foto: Laurent Paillier, www.phostosdedanse.com |
Nacimiento
y muerte
En el butō
cada instante es un renacimiento, pero para renacer hay que enfrentarse a lo
desconocido que es la muerte, es decir, acercarse al origen que produce la vida.
Así, cada movimiento ha de poder danzar el dolor y transformarlo; la ansiedad y
transformarla; el placer y transformarlo; ¿en qué?, nunca se sabe.
Sankai juku: Kinkan shōnen, 1978. Foto: Laurent Paillier, www.photosdedanse.com |
Con esto finaliza este artículo consagrado a modo de conclusión. Sin embargo, aún quedan algunos temas que me gustaría tratar en el último de esta larga serie y que dejo para dentro de dos semanas.