La ceremonia de té en Japón. La arquitectura 5
El anterior artículo lo dediqué a comentar una sala de té construida
hace más de trescientos años en una villa imperial y en el de hoy hablaré de las
influencias que la vía del té, el chadō, ejerció en la arquitectura
japonesa en general, algo a lo que ya me he referido varias veces sin concretar.
Durante la época Muromachi (1333-1573), los grandes señores y los samurai de alto rango acostumbraban a conversar sobre asuntos de todo tipo mientras tomaban una infusión de té. Ese hábito llegó a extenderse por todo el país cuando, en el siglo XVII, los comerciantes de la región de Osaka comenzaron a practicar esa misma afición. El estar sentado alrededor de un fuego y escuchar el borboteo de agua en un entorno más o menos sofisticado de acuerdo con el nivel social del anfitrión se consideraba uno de los placeres sociales más refinados.
Esa ocasión servía para presentar a los invitados algunos objetos de arte propiedad del maestro de ceremonia que demostraban su nivel cultural. La habitación en la que se celebraba el encuentro era la más representativa de la vivienda y muy pronto se aprovechó su tokonoma para exponer unas pocas piezas artísticas, casi siempre de origen chino.
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Tokonoma con una caligrafía y un arreglo floral en la casa
de té Shiguretei en el jardín de Kenroku-en, Kanazawa. Foto: Wikimedia Commons. |