Las obras de Suzuki Tadashi,
II
Hace un mes publiqué el primero de los artículos dedicados a la obra de Suzuki Tadashi, y el último, hace quince días. Así pues, hoy toca concluir el apartado
que le he dedicado con la inclusión de dos vídeoclips que ilustrarán mis
comentarios sobre uno de sus montajes y su célebre método de preparación de
actores.
Esperando a Orestes: Electra
Esperando a Orestes:
Electra ha sido una de las últimas coproducciones de Suzuki. En 2007
colaboró para su montaje con el Teatro Taganka de Moscú. En 2008 lo hizo con
el Arko Arts Theatre de Corea. En 2009 se vio en el Teatro Attis de Atenas y en
el Mercadante de Nápoles. Y en 2012 llevó el montaje a Edimburgo.
La obra parte del texto de Hofmannsthal que empleó el
compositor Richard Strauss para su ópera Elektra,
reduciéndolo a lo esencial e imprescindible, una práctica característica del
teatro nō que Suzuki ha adoptado
desde sus comienzos. La trama cuenta que Agamenon, el padre de Electra, ha sido
asesinado por su mujer Clitemnestra, quien decide exiliar a Orestes y
encarcelar a Electra, sus dos hijos, junto con la hija de esta.
Esperando a Orestes:
Electra en montaje de SCOT de Suzuki Tadashi. Festival de Edimburgo, 2012.
Foto: http://www.telegraph.co.uk
|
Para su montaje, Suzuki partió de su idea de que “el mundo
es un hospital, y los hombres y mujeres sus pacientes.” La acción de la obra la
sitúa en una clínica mental donde se encuentra recluida Electra. El coro está
formado por un conjunto de internos en el centro psiquiátrico que aparecen con
el torso desnudo, tocados con un bombín y sentados en sillas de ruedas empujadas por unas enfermeras con uniforme blanco. El escenario se cierra con un
fondo de piedras negras y su ambiente es oscuro.
En el inicio de la obra, el coro comienza a golpear en suelo
con los pies y a desplazarse con sus sillas. A medida que sus movimientos son
más frenéticos, emite ruidos guturales. Un percusionista refuerza
la tensión del momento. Electra permanece inmóvil y en silencio en su silla de
ruedas mientras la rodea el coro en una frenética carrera bajo fuertes redobles
de tambor. Poco a poco, empieza a reflejar su rabia y resentimiento por su
situación. El coro explica sus sentimientos mientras ella mira fijamente al
frente. Finalmente, Orestes regresa y mata a Clitemnestra. Sin embargo, su acto
no apacigua la tensión ni la desesperanza previas.
La actriz japonesa Naito Cheiko como Clitemnestra en Esperando a Orestes: Electra.
Montaje: SCOT de Suzuki Tadashi. Festival de Edimburgo, 2012. Foto: Andy Phillipson, en Flickr. |
Durante toda la obra, un percusionista y otros músicos en
escena puntúan aquí y allá las situaciones más tensas. Algunas de sus
sonoridades recuerdan el punzante sonido de la flauta en el comienzo
de las representaciones de teatro nō
o el seco golpeteo de las madera del kabuki.
La actriz que encarnó en los primeros montajes a Electra era coreana y la obra
se desarrollaba en coreano y japonés.
Según palabras de Suzuki, Electra se encuentra en un
hospital, sola, sin pronunciar una palabra. Únicamente desea vengarse de quienes la han conducido a
ese estado, pero su anhelo va decayendo a medida que cada día ve más lejano su desquite.
Si todo el mundo se encuentra recluido en un hospital, es decir, nuestro universo,
también lo están los médicos, con lo cual no existe esperanza de curación. Ante esa situación, Suzuki afirma que son los artistas quienes, al
menos, deben indagar qué tipo de enfermedad nos ha infectado a todos.
La actriz coreana Yoo-Jeong Byun como Electra en Esperando a Orestes: Electra .
Montaje: SCOT de Suzuki Tadashi. Festival de Edimburgo, 2012. Foto: Andy Phillipson, en Flickr. |
En 2012, la crítica británica elogió la brillante versión de
Suzuki, a pesar de detectar ciertos desajustes y frialdad en los subtítulos
respecto a lo que se veía y proyectaba en el escenario. La fuerza del
espectáculo radicaba más en las emociones que expresaban los movimientos,
gestos, sonidos y música que las propias palabras del subtitulado.Toda una
confirmación de lo que Suzuki ha pretendido siempre: ir más allá del texto
gracias a los actores.
El siguiente vídeo de You Tube que inserto es de ese montaje
de Esperando a Orestes: Electra,
realizado en el año 2012 por la compañía SCOT de Suzuki Tadashi en el King’s
Theatre de Edimburgo. Dura solo dos minutos.
Durante los últimos treinta años Suzuki ha colaborado en
gran manera a superar las barreras culturales que separaban Occidente de Japón,
un país visto e idealizado románticamente desde las lejanas Europa y América
como algo exótico. Gracias a él y su método, se ha entendido que el aprendizaje
de las artes escénicas va mucho más allá de la reiterada repetición de los kata, esos patrones de poses o
movimientos tan conocidos por los aficionados a las artes marciales japonesas.
El siguiente vídeo de You Tube es un extracto de un
reportaje que hizo la televisión japonesa en 1988 sobre la obra de Suzuki, La historia de Lear. En él vemos la
intensidad con que los actores practican las diferentes formas de caminar y al propio Suzuki explicando algunas de sus ideas. Dura poco
más de tres minutos y medio.
Cuando, en 1988, la Royal Shakespeare Company ensayaba una
nueva puesta en escena de La tempestad
de Shakespeare, al joven actor británico que encarnaba al personaje de Ariel,
Scott Handy, que por entonces solo tenía veinte años, se le exigía que debía de
ofrecer una imagen de ligereza e incorporeidad. Para conseguirlo, decidió
servirse de la técnica empleada por los actores de teatro nō para desplazarse por el escenario. No por casualidad Scott había
estudiado con alguien (Roy Leighton) que había trabajado con Suzuki en Japón
Para Suzuki los pies son una de las partes del cuerpo más
importantes. Es la única que ha mantenido desde siempre el contacto con el
suelo, con la tierra, sustento de toda actividad humana. De ahí la importancia
que concede en su método a las diferentes formas de moverse según la posición y
el desplazamiento de los pies.
Con esto doy por finalizado el apartado que he dedicado a
Suzuki Tadashi, sin duda uno de los grandes hombres de teatro mundial de las
últimas décadas. Dentro de quince días hablaré
de otro maestro, Kara Jūrō.
¿Estas interesado en el teatro japonés?, pues busca mi libro El teatro japonés y las artes plásticas. En él hablo de mucho más que de teatro. Leyéndolo descubrirás el trasfondo cultural que existe detrás de todas las artes del Japón tradicional.
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