martes, 19 de noviembre de 2024

Curso de arte japonés, art. 12º. Entorno físico, III

En el anterior artículo se habló de la orografía de Japón y de cómo las omnipresentes montañas de su paisaje se han interpretado en el arte nipón a lo largo de su historia. Hoy seguiremos en ese mismo entorno, centrándonos en el clima y la vegetación.

El clima

Según las fuentes, en el archipiélago japonés se dan cuatro o seis climas que varían desde el tropical hasta el continental con, en general, un régimen de periódicas y abundantes precipitaciones.

Es bien sabido que las estaciones del año están bien diferenciadas. El norte del país, la isla de Hokkaidō y la región de Tōhoku, tiene inviernos largos y rigurosos con temperaturas bajo cero y fuertes nevadas, mientras que los veranos son frescos con temperaturas alrededor de 20º C. En el centro, en las zonas de Kantō y Chūbu, el clima es más suave con veranos calurosos y húmedos que fácilmente alcanzan los 30º C. El sur de Japón, las regiones de Kansai, Chūgoku y Kyūshū tienen un clima subtropical con veranos húmedos y calurosos que superan fácilmente los 35º C e inviernos muy suaves que apenas bajan de 10º C. Finalmente, el archipiélago de Okinawa posee un clima tropical con temperaturas cálidas todo el año y una estación lluviosa durante los meses de mayo y junio.

En general, las precipitaciones estivales y las nevadas invernales hacen que en Japón no escasee el agua y que lo atraviese un buen número de ríos. Durante todo el año, el promedio de días de lluvia al mes ronda los diez, como se aprecia en la siguiente tabla.

martes, 5 de noviembre de 2024

Curso de arte japonés, art. 11º. Entorno físico, II

En el anterior artículo hablé de la insularidad de Japón y su influencia en el aislamiento del país durante dos siglos y medio. Hoy lo haré de su orografía, de las omnipresentes montañas en el paisaje japonés y de cómo se han plasmado desde muy antiguo en el arte nipón.

La orografía

Las montañas ocupan aproximadamente el 75% de la superficie de las islas japonesas, y los bosques, el 65 %. A lo largo de la historia, las extensas zonas densamente arboladas han suministrado abundante madera para las construcciones y combustible para los numerosísimos hornos de alfarero repartidos por todo el país. Aproximadamente, solo un 12% de la superficie de Japón se destina a usos residenciales y agrícolas, estos últimos muchas veces posibles gracias a la creación de terrazas.

El monte Akadake visto desde el Yokodake, prefectura de Nagano. Foto: Wikimedia Commons.

martes, 22 de octubre de 2024

Curso de arte japonés, art. 10º. Entorno físico, I

Después de finalizar hace dos semanas el segundo apartado de este curso de arte japonés, en el que hicimos un rápido recorrido por la historia de Japón, entramos hoy en el tercer apartado dedicado a su entorno y su reflejo en las artes, principalmente en la pintura. En cada uno de sus artículos procuraremos ver si, en lo que se refiere al entorno físico, hay o no hay puntos o temas comunes entre obras de distintas épocas o incluso de diferentes especialidades.

Este enfoque sin duda producirá algunas “idas y venidas” en el relato al pasar de un siglo a otro o incluso de una especialidad a otra de forma quizás un poco brusca, pero confío que eso permitirá entender que en Japón, más que ningún otro país, “todo” está relacionado, y las artes aún más.

El entorno japonés

Esta primera sección que denomino “El entorno japonés” la he dividido en tres apartados dedicados a sendos entornos: el físico, el religioso y el cultural. En el primero, que empieza con esta entrada, hablaré de aspectos como la insularidad de Japón, su orografía, su clima, etcétera. En el segundo lo haré de sus leyendas o mitos, del sintoísmo y del budismo. Y en el último comentaré algunos aspectos de su sociedad, costumbres, sistema de escritura, etcétera.

Empecemos pues por el entorno físico, que he dividido en varias secciones: insularidad, orografía, clima y tifones, terremotos y volcanes. 

El torii de Itsukushima-jinja, Miyajima, prefectura de Nagasaki. Foto: Javier Vives.

martes, 8 de octubre de 2024

Curso de arte japonés, art. 9º. Panorama histórico, VII

El anterior artículo finalizó con un par de ejemplos de japonismo en la cerámica y hoy concluiré el tema hablando de cómo se manifestó en el cartelismo y el teatro europeos.

El japonismo en el diseño y teatro

La influencia japonesa en lo que denominamos artes decorativas alcanzó a todas las especialidades, aunque no siempre al mismo nivel. El ámbito de la publicidad de productos de consumo fue uno de ellos. En algunos casos, como el de la siguiente ilustración, me pregunto, ¿qué tendrá que ver el chocolate con el Japón tradicional?, dado que el chocolate no llegó al archipiélago nipón hasta finales del siglo XIX.

Cartel de chocolates Amatller, 1913. 
Foto: web de la Fundación Instituto Amatller de Arte Hispánico. 

martes, 24 de septiembre de 2024

Curso de arte japonés, art. 8º. Panorama histórico, VI

En el anterior artículo vimos muy por encima la “llegada” de los grabados policromos japoneses a Europa, especialmente a París. Fue allí donde los pintores impresionistas quedaron fascinados por la frescura de los temas, la osadía de las composiciones y, cómo no, por unos temas que les resultaban especialmente exóticos. De eso vamos a hablar hoy.

El japonismo en la pintura y cerámica

El precio irrisorio y la facilidad de transporte de las estampas japonesas permitieron que en las últimas décadas del siglo XIX llegaran numerosos ejemplares a Europa y Estados Unidos. En consecuencia, muchos artistas occidentales las compraron y se inspiraron en ellas. Lo que más les sorprendía eran las atrevidas composiciones, la asimetría, el abrupto corte de las figuras, los inusuales puntos de vista, todos ellos, aspectos hasta entonces rechazados por la ortodoxia pictórica europea.

En resumen, todos los impresionistas franceses quedaron subyugados por los grabados japoneses. Van Gogh fue uno de ellos, que no solo se limitó a parafrasearlos casi literalmente, sino que numerosas veces aparecían como fondo de sus cuadros, detalle que se aprecia en la siguiente ilustración. Sin embargo, en sus obras no adoptó los fondos lisos japoneses sobre los que parecían flotar las figuras de Utamaro. 

Vincent van Gogh: Retrato de Père Tanguy
óleo sobre tela, 92x75 cm, 1887. 
Museo Rodin, París. Foto: web del museo.

viernes, 20 de septiembre de 2024

Conferencia en el Congreso de la AEJE en Pontevedra

El jueves 26 de septiembre de 2024, a las 19:40 aproximadamente, presentaré, en el XVI Congreso Nacional y VII Internacional de la Asociación de Estudios Japoneses en España (AEJE) a celebrar en la Facultad de Bellas Artes de Pontevedra, una comunicación online que he titulado Sostenibilidad en la arquitectura de Japón. Los casos de Fujisawa SST y Toyota Woven City.

Este enlace lleva al programa completo del congreso con la lista de ponentes e invitados.

En la primera parte de mi charla comentaré las diferencias entre las costumbres de los usuarios u ocupantes de viviendas en Japón y Occidente, y en la segunda mostraré los diferentes enfoques de dos nuevas ciudades japonesas, una ya finalizada y otra en construcción, en las que se ha tenido en cuenta no solo la aplicación de las nuevas tecnologías en lo referente a la ecoeficiencia energética, sino la gestión integral de todos los edificios a muy largo plazo.


martes, 10 de septiembre de 2024

Curso de arte japonés, art. 7º. Panorama histórico, V

En el artículo anterior hablamos del arte del grabado y del teatro durante el periodo Edo (1603-1868). En el de hoy entraremos en una de las etapas más fascinantes de la historia japonesa: su apertura de fronteras y su modernización en todos los campos, incluido el del arte.

El cambio de modelo

En 1868, Japón se abre al mundo y descubre Occidente, su arte, su ciencia, su tecnología y sus organizaciones políticas, sociales y culturales. En muy pocos años comienza la imparable modernización del país en todos los ámbitos. Después de más de mil años en los que China había sido el modelo a seguir, ahora Japón mira a Occidente.

En 1871, un grupo de prohombres japoneses inicia un largo viaje por América y luego por Europa que durará hasta 1873. Es la denominada misión Iwakura, apellido de un político, Iwakura Tomomi (1825-1883), que desempeñó cargos de consejero en el gobierno Meiji y fue uno de los promotores del moderno sistema bancario y de la red de ferrocarriles japoneses. El objetivo de esa delegación era estudiar las organizaciones políticas y educativas de los principales países occidentales para, después de elegir las más adecuadas, aplicarlas en Japón.

Foto realizada en San Francisco en 1872 de miembros de la misión Iwakura.
Iwakura Tomomi aparece sentado en el centro con kimono. Foto: Wikimedia Commons.

martes, 27 de agosto de 2024

Curso de arte japonés, art. 6º. Panorama histórico, IV

En la anterior entrada vimos muy por encima las artes que practicaban los monjes budistas, en concreto los de la escuela zen, y hoy daremos un salto importante para comentar el cambio social que supuso el periodo Edo (1603-1868) y las nuevas formas artísticas que aparecieron durante esa época de expansión económica y social.

Las clases urbanas

A principio del siglo XVII, Japón entró en un largo periodo de paz que duraría más de dos siglos y medio. El no haber guerras entre clanes y señores feudales propició que las grandes ciudades se convirtieran en centros muy dinámicos y activos donde apareció una nueva clase urbana que poco a poco se iba enriqueciendo al tiempo que iba desplazando a a los antiguos samurai, desposeídos de sus armas, privilegios de casta y solvencia económica. Solo los samurai más inquietos y cultivados supieron adaptarse a la nueva situación convirtiéndose en funcionarios, burócratas o empresarios. 

La flamante clase urbana tenía necesidad de entretenerse, de divertirse y eso lo encontró principalmente en dos géneros teatrales que nacieron a principios del siglo XVII: el teatro de marionetas llamado bunraku y el kabuki. Otra especialidad artística característica de esa época fueron los grabados policromos, los mundialmente conocidos ukiyo-e.

La ilustración siguiente es de un biombo que ilustra la batalla de Sekigahara, de la que salió vencedor Tokugawa Ieyasu, cuya familia ostentará el cargo de shōgun durante todo el periodo Edo, desde 1603 hasta 1868.

Anónimo: La batalla de Sekigahara, biombo de seis paneles, tinta y color sobre papel,
medidas desconocidas, final periodo Edo, s. XIX.
Museo de Historia Municipal de Gifu. Foto: Wikimedia Commons.

martes, 13 de agosto de 2024

Curso de arte japonés, art. 5º. Panorama histórico, III

Después de ver en el anterior artículo las aficiones artísticas que tenía la aristocracia militar, es decir, los señores feudales y los samurai de alto rango, hoy comentaremos la enorme influencia que ejercieron las órdenes budistas en el desarrollo del arte japonés.

Los templos zen

A partir del periodo Kamakura (1185-1333), los templos budistas fueron, por detrás de los señores feudales, el otro estamento con gran poder y riqueza. En concreto, los monasterios de la escuela zen se convirtieron en un foco cultural y artístico de primer orden, tanto en pintura y caligrafía como en la creación de jardines.

En la siguiente fotografía, que ya vimos en otro artículo de este blog, tenemos una pintura de tema paisajístico sobre puertas correderas encargada por un importante monasterio zen de Kioto. Esa obra posee muchos de los rasgos recurrentes en el arte japonés que iremos descubriendo a lo largo de este curso. 

Más información sobre los rasgos del arte de Japón

En enero de 2020 publiqué en este blog el primer artículo de una serie dedicada a los rasgos y recurrencias en el arte japonés. Recomiendo a los interesados en el tema que, al menos, consulten esa entrada inicial.

Kanō Eitoku: Flores y pájaros de las cuatro estaciones, ca. 1566, tinta y oro sobre papel,
176x142 cm y 176x74 cm cada hoja. Jukō-in, Daitoku-ji, Kioto
. Foto: StudyBlue.

martes, 30 de julio de 2024

Curso de arte japonés, art. 4º. Panorama histórico, II

Hace dos semanas empezamos a hacer un rápido recorrido por los diferentes periodos históricos de Japón que será solo un aperitivo del curso que iremos desarrollando a lo largo de esta muy larga serie con más de cien artículos. Ese primero finalizó comentando la aparición de una aristocracia japonesa que patrocinó un tipo de arte cuyos rasgos se mantuvieron durante varios siglos como típicamente nipones.

Hoy avanzaremos un paso más para entrar en el periodo histórico llamado Kamakura que abarca desde el año 1185 hasta el 1333, es decir, básicamente el siglo XIII y parte del XIV. Durante ese lapso se produjo un cambio sustancial en las más altas esferas del poder político. Simplificando mucho, la refinada aristocracia de los años heian fue relevada por la clase de los samurai, de los señores feudales, cuya forma de vida, austera, sacrificada y con un alto concepto del honor, era muy diferente de la sofisticada, elegante y hedonista de la nobleza del periodo anterior.

Vamos a ver un poco cómo era el ambiente en el Japón de esos años, las relaciones personales o entre grupos sociales, sus aficiones y el arte.

Los samurai

En el año 1185, se estableció en Japón un régimen militar en cuya cúspide se encontraba el denominado shōgun, el más alto cargo castrense que gobernaba por encima incluso del mismísimo emperador. La nueva y pujante clase de los samurai desplazó del poder a la exquisita nobleza que lo había ostentado durante el periodo Heian. Su régimen militar duró casi 700 años y dio origen a una forma de vida mucho más austera que la que habían llevado los refinados aristócratas de Kioto. Incluso para distanciarse aún más de esa sofisticada nobleza, la sede de su primer gobierno se trasladó a la ciudad de Kamakura.

En la ilustración siguiente aparecen dos célebres personajes históricos de esa época: Yoshitsune y Benkei. Yoshitsune, de nombre completo Minamoto no Yoshitsune (1159-1189), era el hermanastro del shōgun, Minamoto no Yoritomo, y un militar más que notable que logró que su clan, los Genji, derrotaran al clan rival de los Taira en 1185, momento en el que Yoritomo instauró en la ciudad de Kamakura el gobierno de los shōgun. el monje budista Musashibō Benkei (1155-1189) se convirtió en el más fiel servidor de Yoshitsune y jefe de su escolta en su huida hacia el norte de Japón para escapar de su hermanastro.

Esos dos personajes, Yoshitsune y Benkei, son los protagonistas de muchas obras de teatro , bunraku y kabuki, así como de innumerables grabados, como el de la siguiente ilustración.

Utagawa Toyokuni: Yoshitsune y Benkei, xilografía,
37,7x25,3 cm, periodo Edo, 1800-1820.
Library of Congress de Washington, EU. Foto: web de la biblioteca.

martes, 16 de julio de 2024

Curso de arte japonés, art. 3º. Panorama histórico, I

Hace quince días publiqué dos entradas, objetivo índice, que formaban parte del primer apartado de este Curso de arte japonés y que titulé “Presentación”. 

Antes de empezar a hablar de las diferentes especialidades artísticas en detalle, he pensado que sería interesante tener una visión general del devenir histórico de Japón y cómo el entorno social de cada época propició una forma de arte característica. De ello tratará esta segunda parte del curso que empieza hoy y que he llamado “Introducción”. Constará de dos apartados: el que denomino "Panorama histórico" y el que titulo "Entorno japonés". Como siempre, sus entradas se irán lanzando cada dos semanas. 

La tercera parte del curso se dedicará íntegramente a hablar de las diferentes especialidades artísticas: cerámica, escultura, jardines, pintura, arquitectura, etc. 

Pero empecemos ya haciendo un rápido recorrido por el panorama histórico japonés. Eso nos servirá para, cuando hablemos de cada arte, situar mejor su evolución a lo largo de los siglos. 

La prehistoria

Vasija jōmon, periodo Jōmon medio
(3000-2000 a. C.), altura: 32,5 cm.
Museo Nacional de Tokio. Foto: web del museo.

Las primeras manifestaciones artísticas japonesas de las que se tiene constancia son la cerámica y la arquitectura. Sin embargo, si bien de la primera pueden verse piezas originales con miles de años de antigüedad en muchos museos, no ocurre lo mismo con los edificios. De las edificaciones prehistóricas solo se han podido construir supuestas réplicas a partir de restos arqueológicos.

En la ilustración de la izquierda vemos un tipo de cerámica que se creó entre los años 3000 a 2000 antes de nuestra era y que es realmente sorprendente por su complejidad técnica. Sin embargo, esas formas desbocadas, incluso podríamos decir que expresionistas, ya no se volverán a ver en el arte japonés hasta la llegada del siglo XX.

En realidad, lo que predominó en las artes japonesas durante siglos fue la contención formal, las variaciones apenas perceptibles en los pequeños detalles. Un planteamiento que vemos ejemplificado en la siguiente foto de una vasija cerámica también prehistórica, pero más tardía que la anterior.

martes, 2 de julio de 2024

Curso de arte japonés, art. 1º. Objetivo

Hoy presento una nueva serie de artículos que iré publicando cada dos semanas y que consistirá en un curso de iniciación a las diferentes las artes visuales de Japón. Lo he titulado Curso de arte japonés y en él se hablará de cerámica, escultura, jardines, pintura, arquitectura y quizás también de alguna que otra especialidad, ya veremos.

Esta entrada y la siguiente forman parte de un primer apartado que he denominado “Presentación”. En esta explicaré muy por encima el enfoque del curso y en la siguiente, que publico también hoy mismo, habrá un índice interactivo que llevará a cada uno de los artículos que lo componen.

Soy consciente de que existen innumerables y muy buenos ensayos sobre el arte japonés tanto en libros como en páginas de internet. La mayoría de ellos son de expertos que suelen hablar de solo una especialidad, obviamente con enorme solvencia, mucha más de la que yo puedo ofrecer. Sin embargo, en pocos casos se habla de varias especialidades y aún en menos casos se aborda conjuntamente la evolución de la pintura, escultura, arquitectura o cerámica, una especialidad esta última que en Japón tiene especial interés.

Como aperitivo de lo que se irá viendo en esta larga serie, inserto aquí la primera ilustración del curso. Se trata de una pareja de biombos, un formato que se ha empleado en la pintura de Japón desde muy antiguo y que nunca existió en Occidente. La primera imagen es del biombo izquierdo; la segunda, del derecho. 

Atribuido a Tosa Mitsunobu: Bambúes en las cuatro estaciones, tinta, color y pan de oro sobre papel,
biombo izquierdo, 157,0x365,0 cm, periodo Muromachi, entre final s. XV y principio s. XVI. 
Metropolitan Museum of Art de Nueva York.
Foto: web del museo.

Curso de arte japonés, art. 2º. Índice de artículos

Hoy mismo, hace apenas unos minutos, he publicado la presentación de una nueva serie que he titulado Curso de arte japonés y que comenzará dentro de dos semanas. Allí he explicado un poco de qué tratará este larguísimo conjunto de artículos, más de cien.

A continuación ofrezco la relación de las entradas que irán apareciendo quincenalmente, los martes. Este listado se actualizará cada vez que se publique un artículo nuevo añadiendo el hipervínculo que llevará a él. Confío que la lectura de sus títulos y la sucinta explicación de su contenido permitan tener una ligera idea de lo que se tratará en cada uno de ellos.

Si te interesa el arte japonés en general o si tienes una buena idea de alguna especialidad en concreto, por ejemplo, pintura, cerámica, escultura, pero tus conocimientos no están al mismo nivel en las otras artes japonesas, no lo dudes, esta serie no solo te interesará, sino que te será muy útil. 

Dada su extensión, si no quieres perderte ningún artículo, te aconsejo que te suscribas a este blog, así recibirás quincenalmente un aviso en tu correo electrónico. Si prefieres no suscribirte, no es ningún problema, pues este índice interactivo te servirá para saber los artículos ya publicados y, a través de los hipervínculos, acceder al que te interese.

 Curso de arte japonés

 Primera parte. Objetivo e índice: 2 entradas

Apartado 1. Presentación: 2 entradas

  Artículo 1º. Objetivo

Explica el enfoque que se dará a los artículos de esta serie.

  Artículo 2º. Índice de artículos

Ofrece un listado con enlaces a cada uno de los artículos del curso.

 Segunda parte. Introducción: 20 entradas

Apartado 2. Panorama histórico: 7 entradas

martes, 18 de junio de 2024

La danza butō, 45

A modo de conclusión, y 2

"Cuando se contempla la vida, la lozanía de la juventud sin duda es hermosa. Pero en cambio, cuando algo se está marchitando también hay belleza en ello. ¿No existe belleza en la fealdad?" Motofuji Akiko.

En el anterior artículo inicié la conclusión de esta larguísima serie dedicada a la danza butō. La de hoy es la cuadragésima quinta entrega. Ha pasado más de un año y medio desde que publiqué la primera entrada allá por el mes de septiembre de 2022. Hoy concluirá esta “a modo de conclusión” y todo el ciclo dedicado al butō.

Pero dejémonos de disquisiciones y continuemos hablando de esos rasgos distintivos del butō que empecé a resaltar en la anterior entrada y que lo hacen tan fascinante incluso para aquellos que nunca han asistido a un espectáculo de danza. Algo tendrá.

Técnica versus sentimiento

Hijikata Tatsumi comentaba a menudo que en el butō se debía prescindir de la técnica, que el movimiento debía quedar siempre abierto y refractario a la interpretación crítica. De ese modo, los coreógrafos y bailarines de butō intentan eludir el proceso de intelectualización del movimiento y destilarlo en mero símbolo. Esa es su forma de llegar a la audiencia: a través de un canal directo de comunicación emocional.

Hijikata Tatsumi en Gibasan,
de Veintisiete noches para cuatro estaciones,
1972. Foto: Yamazaki Hiroshi.
 

martes, 4 de junio de 2024

La danza butō, 44

 A modo de conclusión, 1

En el anterior artículo vimos las últimas obras que la compañía de butō Sankai juku ha presentado en escenarios de todo el mundo. Con él concluimos nuestro recorrido por la historia de la danza butō y hoy solo haremos una pequeña recapitulación que concluirá dentro de dos semanas.

Sankai juku: Kinkan shōnen, 1978.
Foto: Laurent Paillier, www.phostosdedanse.com

Evolución

Desde aquellos principios underground de Hiiikata Tatsumi a principios de los años sesenta, pasando por el refinado estilo de Ōno Kazuo, hasta llegar al escandaloso desenfado de Dairakudakan y al elegante preciosismo de Sankai juku, la danza butō ha evolucionado mucho, muchísimo. Y eso sin contar las numerosas escuelas de bailarines no japoneses.

martes, 21 de mayo de 2024

La danza butō, 43

Las compañías de butō: Sankai juku, 2

El anterior artículo lo finalizamos viendo un videoclip de Kinkan shōnen, una obra de Sankai juku creada en 1978 y que todavía se representa por todo el planeta. Hoy seguiremos avanzando en la historia de esa compañía.

Unetsu (Los huevos de pie por curiosidad), 1986, recreada en 2018

Unetsu se estrenó en el Théâtre de la Ville de París en 1986 y en el año 2018 se presentó una segunda versión en el Kitakyūshū Performing Artes Center. La música de la obra es del mencionado Yoshikawa Yōichirō y de Satō Yasukazu (1951-), este último más conocido como Yas-Kaz.

En una de las primeras escenas, Amagatsu manipula con sus dedos de puntas rojizas un objeto de forma ovoide. Otro semejante levita sobre un cono de arena. La imagen del huevo como origen de la vida es obvia. Nacimiento, muerte y regeneración son ideas que se formalizan recurrentemente en esta obra..

Sankai juku: escena de Unetsu, versión 1986. Foto: Sakamoto Masafumi en la web de Sankai juku. 

martes, 7 de mayo de 2024

La danza butō, 42

Las compañías de butō: Sankai juku, 1

En el anterior capítulo vimos los trabajos más recientes de la compañía Dairakudakan y en este empezaremos a hablar de la otra gran troupe del butō: Sankai juku. Ambas son las más longevas de las hoy en activo, y sus respectivas producciones, claramente distinguibles.

Antes de la presentación oficial de Sankai juku en 1975, su fundador Amagatsu Ushio trabajó durante un año con treinta hombres y mujeres de los cuales finalmente solo seleccionó tres bailarines que, junto con él mismo, formaron la primera Sankai juku. Desde entonces, todos sus miembros son masculinos.

En 1980, la compañía realizó su primera gira por Occidente actuando primero en el Festival Internacional de Teatro de Nancy y enseguida en París. El impacto que produjo en el público y la crítica hizo que se la invitara ese mismo año al Festival de Aviñón. A partir de ese momento, sus actuaciones se han visto en más de setecientas ciudades de más de cuarenta países.

Sankai juku: escena de Kinkan shōnen, 1978. Foto: web de Sankai juku.

martes, 23 de abril de 2024

La danza butō, 41

Las compañías de butō: Dairakudakan, 2

En el anterior artículo vimos los inicios de la compañía de butō Dairakudakan de Maro Akaji y hoy seguiremos viendo cronológicamente sus obras más importantes.

Tempestad (Arashi), 1976

En septiembre de 1976 se estrena en el Nihon Seinenkan de Tokio La tempestad (Arashi), en la que intervienen, además de Maro Akaji, los históricos Murobushi Kō, Amagatsu Ushio, Tamura Tetsurō y Osuga Isamu, entre otros.

Dairakudakan: La tempestad (Arashi). Septiembre de 1976.
Foto: web de Murobushi Kō.

martes, 9 de abril de 2024

La danza butō, 40

Las compañías de butō: Dairakudakan, 1

Concluida hace dos semanas la sección consagrada a los bailarines de butō independientes, voy a dedicar los seis últimos artículos de esta serie a hablar de las dos compañías más longevas de la historia de la danza butō: Dairakudakan y Sankai juku.

La compañía Dairakudakan

La troupe de butō Dairakudakan la creó Maro Akaji (1943-), junto con Murobushi Kō (1947-2015) y Amagatsu Ushio (1949-), en 1972. De Murobushi hablé en el quinto artículo con motivo de su actuación en los primeros espectáculos de butō vistos en París en 1978. De Amagatsu solo hice una corta presentación en esta entrada, pues hablaré más extensamente de su compañía dentro de un mes. Y de Maro también comenté su actividad antes de fundar su troupe en este artículo, por lo cual no voy a repetir lo dicho allí.

Desde el momento en el que sus dos socios abandonaron Dairakudakan, Maro Akaji se convirtió no solo en su director, coreógrafo y alma durante ya cincuenta años, sino en uno de los pocos artistas aún en activo continuador por línea directa de las enseñanzas de Hijikata Tatsumi, aunque en puridad nunca intervino en las obras de este.

Miembros de la compañía Dairakudakan en la obra Virus (Uirusu),
estrenada en 2012 con motivo del cuadragésimo aniversario de su fundación. 
En el centro, con peluca amarilla, su director Maro Akaji. Foto: Teatro Nacional de Tokio.

martes, 26 de marzo de 2024

La danza butō, 39

Los discípulos, 6

En el último artículo y anteriores vimos de forma muy esquemática la carrera de unos bailarines de butō que podríamos denominar “independientes” por su forma de encarar esta forma de danza. Por supuesto que en esa lista faltan muchos artistas.

Hay muchos bailarines de butō, nacidos a partir de mediados de la década de los cincuenta y posteriores del siglo XX que, si bien no estudiaron directamente con Hijikata Tatsumi o con Ōno Kazuo, sí trabajaron con alguno de los discípulos de estos que bebieron en las fuentes del butō y conocieron de primera mano a los dos maestros. Me refiero principalmente a Maro Akaji, el director de Dairakudakan, a Amagatsu Ushio, director de Sankai juku, o incluso a los independientes como Murobushi Kō y Tanaka Min. Todos ellos han contribuido a la expansión del butō, y no solo en Japón, sino en todo el planeta. 

Takenouchi Atsushi (1962-)

Takenouchi Atsushi pertenece a la tercera generación de bailarines de butō. Sus comienzos los realiza en la compañía Hoppo butō-ha fundada en 1974 por Yamada Bishop (Ippei) (1948-). La última obra que interpreta en esa troupe es Takazashiki en 1984, una pieza que Hijikata coreografió para Yamada.

Takenouchi Atsuchi en el solo Turn, sin más datos. Foto: Konronsha.

martes, 12 de marzo de 2024

La danza butō, 38

Los discípulos, 5

Introducción articulo

El artículo anterior hablé de dos históricos de la danza butō que todavía hoy despliegan una incesante actividad y hoy lo haré de otros que quizás no hayan alcanzado tanta fama, pero que merece la pena conocer.

Harada Nobuo (1949-)

Cuando Harada Nobuo estudiaba en la Universidad de Waseda, en Tokio, dirigió la compañía de teatro Escenario Libre hasta 1972. Tras ver ese mismo año una actuación de Ōno Kazuo, se convenció de que debía dedicarse al butō.

Harada Nobuo, sin datos.
Foto: facebook de Seryūkai.

Entre 1973 y 1979 se integra en la troupe Tenshikan de Kasai Akira, de quien hablé en el artículo 33 de esta serie. En 1980 funda en Tokio la compañía Seiryūkai con la que presenta diversos espectáculos en la capital nipona entre 1980 y 1985. En 1994 traslada su taller-estudio, también llamado Seiryūkai, a Fukuoka.

El planteamiento de Harada es similar al de otros bailarines de butō: considerar su práctica como una verdadera terapia. Ejemplo de esto es su obra Hiraku (Despertar) creada para niños son síndrome de Down y adultos con desórdenes psicológicos. Al igual que Takeuchi Mika en Sapporo o Endō Tadashi (1947-) en Göttingen, Alemania, Harada gusta de integrar a personas con algún tipo de discapacidad con bailarines experimentados para que juntos bailen coreografías especialmente pensadas para la interacción de ambos grupos.

martes, 27 de febrero de 2024

La danza butō, 37

Los discípulos, 4 

En el anterior artículo hablamos de un par de bailarines y coreógrafos de butō que desarrollaron parte de su carrera en Europa y América. Hoy nos centraremos en una estupenda bailarina de butō, seguramente la más brillante de todos los alumnos de Hijikata, y en un polifacético artista independiente. 

Ashikawa Yōko (1947-)

Nada más graduarse en la Universidad de Arte Musashino en 1967, Ashikawa Yōko recibe una invitación de Ishii Mitsukata (1939-2017) para que entre en el Estudio Asbesto de Hijikata. Aunque no tenía ninguna experiencia en el mundo de la danza, tiene su primer recital en agosto de 1968 en el auditorio del Sōgetsu Kaikan en Tokio. A partir de ese momento, Hijikata empezó a trabajar frecuentemente con bailarinas.

Ashikawa se convirtió enseguida en la discípula preferida de Hijikata, una verdadera musa gracias a su capacidad de materializar las ideas de su maestro respecto a lo que debía ser una interpretación femenina del butō. Desde muy pronto supo responder de manera muy efectiva al sistema que empleaba Hijikata para comunicar a sus discípulos lo que tenían que hacer. Sus instrucciones no sugerían poses o formas de colocar el cuerpo o los miembros, sino que simplemente les decía como debían sentirse, ni siquiera qué era lo que habían de sentir. Sin duda, su método resultaba desconcertante para muchos.

Ashikawa Yōko en la obra Tempestad de verano, 1973.
Foto: extraída del DVD comercial de la obra.

sábado, 24 de febrero de 2024

Conferencia sobre el teatro nō en Casa Asia de Madrid

El próximo miércoles día 28 de febrero, a las 18:30, ofreceré en Casa Asia de Madrid una conferencia titulada Introducción al teatro nō de Japón: escenario, actores, música , obras,... En la web de Casa Asia se ofrece información sobre el acto.

La charla se engloba en el marco de colaboración entre Casa Asia y el Teatro Real de Madrid con motivo de la representación en el Teatro de La Abadía del Pierrot lunaire de Arnold Schönberg, como uno de los actos de conmemoración de los 150 años del nacimiento del compositor austríaco.

martes, 13 de febrero de 2024

La danza butō, 36

Los discípulos, 3 

Hace dos semanas comentamos la carrera de una bailarina y un bailarín de butō y hoy lo haremos de otros dos, también nacidos a mediados de los años cuarenta, que desarrollaron gran parte de su carrera lejos de Japón, en Europa y en América.   

Iwana Masaki (1945-2020) y el butō blanco

En 1985, Iwana Masaki abrió su estudio de butō en Tokio en su propia casa. Cuando se divorció tres años más tarde decidió irse a Paris. Al poco de llegar a la capital gala, empezó a recibir ofertas para dar funciones, talleres y clases de butō que le permitieron alargar su estancia durante una década. Gracias a ese trabajo pudo fundar su propio taller que denominó La Maison du Butoh Blanc, todavía hoy en activo en la región de Normandía. En sus clases se mantenía fiel al consejo de Hijikata: “no seguir los métodos de otros”, por lo que siempre proponía a cada bailarín que desarrollara el suyo propio.

Iwana Masaki.
Foto sin datos de fuente desconocida.

domingo, 28 de enero de 2024

La danza butō, 35

Los discípulos, 2

En la anterior entrada conocimos a dos de los primeros discípulos de Hijikaka y hoy presentaremos a un par más siguiendo el mismo orden cronológico de acuerdo con su fecha de nacimiento.

Nakajima Natsu (1943-)

Nakajima Natsu empezó a estudiar ballet clásico en 1955 y en 1962 entró en el estudio de Ōno Kazuo. Fue una de las primeras bailarinas de butō que intervino en obras de Hijikata Tatsumi.

Hay que tener presente que, al principio de su carrera, Hijikata trabajaba solo con bailarines masculinos. Los primeros fueron Ōno Kazuo (1906-2010) y su hijo Ōno Yoshito (1938-2010) y enseguida, Kasai Akira (1943-), Ishii Mitsutaka (1939-2017), Tamano Kōichi (1946-), Yamamoto Moe (1953-) y Waguri Yukio (1952-2017), entre otros. Maro Akaji, el fundador de Dairakudakan, también colaboró inicialmente con él, aunque nunca se unió formalmente al Estudio Asbesto. Sin embargo, mantuvo una buena amistad con Hijikata y compartió con él la idea de que “el cuerpo está cubierto e impulsado por antiguos fantasmas".

Pero volvamos a Nakajima. Tan pronto como en 1969, la bailarina japonesa creó la compañía Muteki-sha, para la que coreografió diversas obras. En su opinión, el butō debe huir del tanto del simbolismo como del formalismo y solo debe expresar energía y libertad. Su primera actuación en el extranjero fue en 1983 en el Festival Internacional de Teatro de Londres, donde presentó su obra Niwa.

Nakajima Natsu en Como humo, como cenizas
Raiōsha, campus Hiyoshi de la Universidad de Keiō, Tokio, 2014. Foto: Keiō University Art Center.

martes, 16 de enero de 2024

La danza butō, 34

Los discípulos, 1

"Hay tantos tipos de butō como coreógrafos de butō." Hijikata Tatsumi

Hace dos semanas finalizó la serie de nueve artículos dedicados a Hijikata Tatsumi y a partir de hoy iremos viendo cómo se ha extendido la herencia que tanto él como Ōno Kazuo dejaron a sus discípulos y colaboradores. 

Los dos grandes maestros indiscutibles del butō fueron Ōno Kazuo y Hijikata Tatsumi, pero tras ellos, primero, quienes bebieron directamente de sus enseñanzas y, luego, quienes las conocieron a través de estos últimos se han presentado en todo el planeta como embajadores de una nueva tradición dancística. Son los pertenecientes a varias generaciones de discípulos que en algún momento tuvieron contacto directo o indirecto con ellos. 

Ōno Kazuo y Hijikata Tatsumi, 1985.
F
oto: Yamamoto Munesuke,
Archivo Hijikata Tatsumi,
Universidad de Keiō, Tokio.

La fotografía de la derecha ya la inserté en el vigésimo artículo de esta serie, el primero dedicado a Ōno Kazuo, pero la vuelvo a insertar aquí. Son los dos “padres” del butō atendiendo a los periodistas en el vestíbulo del Marion Asahi Hall de Tokio con motivo de la celebración en Tokio del Festival de butō de 1985. 

Tras la muerte de Hijikata en enero de 1986, el butō se convirtió en un arte global y su influencia se extendió más allá del ámbito coreográfico hasta llegar al mundo del teatro, del cine y muy pronto incluso al de las artes digitales.

Desde finales de 1973, cuando Hijikata se retiró como bailarían hasta el 17 de diciembre de 1985, día de su ingreso en un hospital aquejado de insuficiencia hepática, su actividad con jóvenes bailarines fue incesante. Dado que Motofuji, su mujer y verdadera gestora de toda la actividad de su estudio, procuraba a sus discípulos trabajo nocturno en algún cabaret, las sesiones y ensayos con Hijikata se alargaban hasta altas horas de la madrugada, tras lo cual, no pocos se quedaban a dormir en algún rincón del Estudio Asbesto. En este y en siguientes artículos hablaré de algunos de ellos, pero solo de los japoneses. Lo haré empezando por el más veterano e iré avanzando en orden cronológico.

martes, 2 de enero de 2024

La danza butō, 33

Hijikata Tatsumi, 9

“Renacer siempre y en todas partes. Una y otra vez.” Hijikata Tatsumi

Hace quince días hablamos de una de las obras capitales de Hijikata y de toda la historia del butō y hoy lo haremos de sus últimas actuaciones como bailarín.

El año 1973 fue el de las postreras apariciones de Hijikata en escena. Después de presentar en julio de ese año Historia de la viruela en Iwate, como dije en el penúltimo artículo (el 31), en octubre estrena Tormenta de verano (Natsu no arashi) en el auditorio Westside de la Universidad de Kioto. En esa pieza de larga duración interpreta dos solos que se han convertido en su último legado dancístico: Niña y Lepra.

Ese mismo mes se le invita para que interprete una sección de la obra titulada El mito del falo, que mencioné en este artículo (el 28) y que dirigió Maro Akaji para su compañía Dairakudakan. A partir de ese momento, Hijikata únicamente se dedicará a crear coreografías para otras troupes, una de ellas la Hakutōbō, integrada solo por mujeres.

Hijikata Tatsumi. Foto sin datos de fuente desconocida.