La sumi-e o suiboku-ga, pintura japonesa de tinta china
Hoy inicio una serie de artículos dedicados a la pintura japonesa
en tinta china, también conocida con los nombres de sumi-e o suiboku-ga, durante
el periodo Muromachi (1333-1573), una época que coincide aproximadamente con el
Renacimiento italiano.
Si bien el comienzo de este movimiento europeo suele
situarse en los albores del siglo XV, ciertos autores consideran que sus
orígenes se remontan aún más atrás, hasta el XIV. En ese caso, la sincronía del
periodo Muromachi japonés con el Renacimiento italiano sería aún mayor. Esta comparación
tiene sentido por cuanto estamos hablando de unos años de enorme esplendor
artístico en ambos países.
Entorno social
El periodo
Muromachi se inició con el establecimiento del gobierno de la familia de los
Ashikaga en Kioto en 1333 y finalizó con la expulsión del último shōgun
de ese clan por Oda Nobunaga en 1573, un lapso de tiempo marcado por una casi
continua guerra civil que se extendió por todo el país.
Durante
la época Muromachi nacieron una serie de ideas que dieron lugar a singulares manifestaciones
artísticas como el teatro nō, los
jardines secos, la ceremonia de té o el arreglo floral, al mismo tiempo que la
arquitectura y pintura alcanzaban un notable nivel de madurez. En todas esas
artes se produjo una profunda depuración conceptual que extrajo las más exquisitas
esencias de cada una de ellas. El gusto japonés por la sobriedad de las formas, la calidez
de los colores o el vacío de los espacios se forjó y consolidó durante este
periodo, generando un corpus estético propio y único en el mundo.
La sumi-e
Mis anteriores artículos sobre pintura japonesa los dediqué
a los emakimono,
es decir, a las obras ejecutadas sobre un rollo de papel, y a la escuela de
arte decorativo rinpa.
Creo que ha llegado el momento de hablar de la pintura en tinta china.
La tinta china se denomina en japonés sumi o boku, por lo que, sumi-e significa “pintura de tinta china”. Suiboku-ga,
literalmente “dibujo de agua y tinta china”, es un término equivalente. Las obras de sumi-e
están ejecutadas exclusiva o fundamentalmente con tinta china. El color no debe
estar presente más que en ligeros toques, en caso contrario se estaría ante una
obra no incluible en puridad dentro de esa categoría. Muchas de las pinturas
que iré comentando a lo largo de esta serie tienen unos discretos toques de
color o incluso de oro, pero en ningún caso predominan sobre las pinceladas
negro-grisáceas.
Diferencias entre la tinta china japonesa y
europea
La
pintura con tinta china se conoció también en Occidente con el nombre de
aguada, porque la tinta, que no siempre era negra, se disolvía con ese líquido
en concentraciones variables según la densidad que se deseaba otorgar al trazo.
Un
aspecto ha tener en cuenta es que en los países asiáticos el pincel y
la tinta china se empleaban también para escribir textos, es decir, para la
caligrafía; como vimos en las obras que comenté en los artículos del 2 de mayo y 4 de mayo de
2013. Otra cuestión que debe conocer el
aficionado es que tanto la tinta china como los pinceles eran y son diferentes
en Asia y Europa.
En primer
lugar, la tinta china oriental se crea en el momento de pintar, frotando una
barrita sobre una piedra ligeramente rugosa y con una pequeña depresión donde
se vierte el agua. En el método europeo, la tinta se prepara con antelación o
se adquiere en cantidades suficientes y de una determinada densidad para que,
en el momento de usarla, el autor la diluya a su gusto. En Japón, el hecho de
frotar la barra de tinta sobre la piedra se ha entendido siempre como un momento de concentración y preparación mental previo al acto creador.
Barra de tinta, pincel y piedra para caligrafía japonesa. Foto: Wikimedia Commons. |
Pero
todavía existe otra diferencia muy notable. La morbidez, y finura de los
pinceles japoneses no tienen punto de comparación con las de los utilizados
para la pintura al óleo, aguada, acuarela o temple en Europa.
Simplificando
mucho, el empleo del pincel japonés por un artista del periodo Muromachi exigía
un dominio superior al que podía tener con el suyo un artista renacentista.
La enorme precisión y sutileza en su manejo que alcanzaron los artistas
japoneses, les permitió crear una escala casi infinita de gradaciones entre el
negro más profundo y blanco del papel, por cierto casi nunca absolutamente
blanco, así como una enorme variedad en la anchura o finura del trazo, y esto
último sin necesidad de cambiar de pincel en la mayoría de los casos.
Características del sumi-e
La
introducción en Japón de la tinta china representó un hito indiscutible en la
historia de su pintura, independientemente de las influencias estilísticas de las escuelas chinas. El seguimiento de modelos continentales no
resultaba nada nuevo para los japoneses, pues ese tipo de aprendizaje era una
tradición que se remontaba a la época Asuka (538-710) o incluso más allá.
Poco a
poco, el empleo de la tinta china provocó el abandono de los vivos colores de la
pintura yamato-e
en beneficio de las austeras gradaciones monocromáticas de la nueva suiboku-ga. Si bien la aparición de las
primeras obras japonesas de tinta china debe situarse en el periodo Kamakura
(1185-1333), la era dorada de esa especialidad se vivió en el Muromachi.
Una de
las características de las pinturas sumi-e
niponas era el abandono de los temas religiosos o históricos por otros en los
que la naturaleza se convertía en protagonista de la obra. En general, el
desarrollo de su difícil y delicada técnica se debió al conocimiento que los
monjes zen adquirieron del arte chino
y, sobre todo, a su dominio de la caligrafía, una práctica muy apreciada por
los bonzos de esa orden.
Gakuō Zōkyū: Paisaje, c. 1500, 81x35 cm. Freer Gallery. Foto en Gabriele Fahr-Becker (ed.): Arte asiático, Könemann, 2000. |
La suiboku-ga se
convertía así en el perfecto ejemplo de una forma pictórica que permitía
obtener el máximo resultado empleando los mínimos recursos, una de las máximas
del zen. Por otro lado, su técnica
conllevaba la imposibilidad de retocar el trazo ya ejecutado, algo que ejemplificaba
perfectamente el devenir de la vida misma. No existía en ella la vuelta atrás
en lo ya realizado.
En el siglo XV, la mayoría de los monjes practicaba la
pintura de acuerdo con su talento y especialidad. Sin embargo, hay que tener
presente que sus obras no siempre tenían pretensión artística o religiosa, pues su práctica era considerada como una forma más de apoyo a la meditación y
un medio para alcanzar o aproximarse a la iluminación. Como individuos
concernidos con la más sencilla cotidianeidad de los actos humanos, el pintar
era una disciplina más, una labor que ayudaba a alcanzar la “verdad” tal y como
el autor la entendía e intentaba plasmar en su obra.
Tipos de sumi-e
Las pinturas creadas por los bonzos zen
pueden dividirse en varios grupos. La tradicional transmisión de conocimientos
de maestro a discípulo hacía que, con los años, su relación personal fuera
realmente importante. Cuando los avances del acólito eran reconocidos por
su mentor, era costumbre que aquél recibiera un retrato de su preceptor. Ese
tipo de pinturas se conoce como chinsō
y en ellas el monje era representado sentado en una silla de estilo chino
y sosteniendo con la mano algún objeto zen.
Otras obras reflejaban escenas de la vida de Buda. En el tercer
grupo se englobaban los retratos de personajes famosos, fueran históricos o
míticos. Finalmente, había las pinturas paisajísticas, un género no directamente relacionado con el mundo del zen, aunque en muchos casos podían interpretarse como parábolas budistas.
Con esto dejo por hoy este
artículo introductorio. La semana próxima hablaré de algunas relaciones del entre el zen y la pintura de tinta china.
Twittear Seguir a @JavierVivesRego
¿Estas interesado en las artes japonesas en general?, pues compra a un precio simbólico mi libro electrónico Japón y su arte. Arquitectura, jardinería, pintura y escultura. Una historia del arte japonés desde los orígenes hasta el siglo XXI en 3 volúmenes, 534 páginas de texto y 1586 ilustraciones vía internet.
Bájate cualquiera de sus tres volúmenes a tu ordenador, tableta o celular. En la web de Amazon podrás leer sus índices y primeras páginas. Aquí verás el primer volumen; aquí, el segundo, y aquí, el tercero.