martes, 28 de julio de 2020

Rasgos y recurrencias en las artes de Japón, XIV

El vacío en el arte japonés, III  La arquitectura
En el anterior artículo hablé del vacío en la pintura japonesa y hoy toca hacerlo de su presencia en la arquitectura.

El vacío en la arquitectura japonesa
La arquitectura de Japón es quizás el arte donde la presencia del vacío es más evidente, casi palpable. Las primeras palabras que surgen de la boca de un occidental desprevenido cuando entra por primera vez en una estancia de un edificio tradicional japonés son: «está vacío». 

No solo no ve mesas ni sillas ni muebles, sino que, si los paneles correderos exteriores se han abierto para disfrutar del jardín o simplemente para refrescar el interior, descubre con asombro que el espacio se ha desvanecido, no hay paredes que lo cierren o definan, ni siquiera hay ventanas. Únicamente cuando aparezcan un cojín, una mesita y una taza de té podrá interpretar el vacío como una morada, como su espacio. 

El pabellón Kikugetsu-tei del jardín Ritsurin-kōen, siglo XVIII, Takamatsu. Foto: J. Vives.

La foto anterior es de un edificio construido en la orilla del lago de un célebre parque. Como es habitual en Japón, ante semejante entorno, las estancias de cualquier construcción se abren lo máximo posible para disfrutar de sus vistas. Eso es lo que ocurre en este caso. Con esa apertura hacia el exterior, junto con la comunicación entre las salas contiguas, el espacio fluye como un todo, un todo que no es nada, que es puro vacío que envuelve a las personas. 

Para aclarar un poco más este concepto, voy a insertar un párrafo de las páginas 54, 55 y 56 de mi libro El teatro japonés y las artes plásticas que publicó en el año 2010 Satori Ediciones. Ese título un poco ecléctico no es más que el reflejo de su contenido, pues en sus páginas se habla tanto de teatro como de  la pintura, arquitectura y jardines japoneses. Si clicas en el título de color azul verás su índice.

El vacío en la arquitectura nipona se manifiesta expandiéndose de manera intangible por todas las estancias de los edificios. El interior tradicional es como un lienzo virgen, no hay muebles que lo ocupen hasta que alguien requiera alguna mesita o cojín para comer o sentarse. Una vez finalizada esa función se retiran y de nuevo el espacio reina en la habitación. La vivienda japonesa es como un escenario abierto, como el del , en el que incluso, si se desea, se introduce visualmente el jardín para participar en la definición de su ambiente o atmósfera." 

"En semejante marco, de una desnudez casi total, los movimientos de las personas pueden ser tan precisos como se requiera, transformándose en verdaderos ritos gestuales, tal y como ocurre en la ceremonia de té, uno de los paradigmas nipones por excelencia. […] Gracias a su neutralidad, que hemos comparado con un lienzo virgen, es posible que cualquier significado o simbología pueda ofrecerse de la manera más sutil posible sin que nada compita con su mensaje."

Interior de un edificio en el templo de Kennin-ji, Kioto. Foto: J. Vives.

La anterior fotografía de un edificio construido ya en el siglo XX, aunque siguiendo los modelos tradicionales, muestra ese fluir del espacio entre salas contiguas.

Con esto finaliza este corto artículo sobre el vacío en la arquitectura japonesa. Dentro de unas semanas hablaré del vacío en el jardín japonés, será la penúltima entrada de esta serie..

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