Algunos ryokan clásicos, 1: el Hiiragiya
Después de que en el anterior artículo hablara del jardín en los ryokan, hoy inicio la última parte de esta serie dedicada a la arquitectura
de los albergues tradicionales japoneses para presentar tres ejemplos concretos
situados en edificios antiguos, otros tantos de riguroso diseño
moderno y uno con más con un siglo de vida que se ha reformado con
criterios actuales.
En los comentarios que iré haciendo a lo largo de los
siguientes artículos sobre esos ryokan, me limitaré a comentar temas relacionados
con la arquitectura, pero no lo haré del siempre exquisito trato que en cualquiera de ellos se
dispensa al cliente ni de la espectacular cena y desayuno que sirven.
Ya saben mis lectores que en este blog no se tocan temas
culinarios ni específicamente turísticos. En este último apartado de la serie solo hablaré
de los aspectos arquitectónicos de esos siete ryokan que he seleccionado, en los que, según mi opinión, se reflejan no solo las costumbres y cultura tradicionales de Japón, sino muchos de
los rasgos de su arquitectura.
Pero basta ya de preámbulos, empecemos por el primero de esos
ryokan: el Hiiragiya.
El ryokan Hiiragiya
Página web del ryokan.
El ryokan Hiiragiya abrió sus puertas en Kioto en el año 1818 y desde entonces lo han gestionado miembros de la misma familia. A unos diez minutos andando desde el "ryokan madre" se encuentra el denominado Hiiragiya Bekkan (Annex), un establecimiento semejante pero con habitaciones menores y apenas jardín. Mis comentarios se referirán solo al primer establecimiento.
El ryokan Hiiragiya abrió sus puertas en Kioto en el año 1818 y desde entonces lo han gestionado miembros de la misma familia. A unos diez minutos andando desde el "ryokan madre" se encuentra el denominado Hiiragiya Bekkan (Annex), un establecimiento semejante pero con habitaciones menores y apenas jardín. Mis comentarios se referirán solo al primer establecimiento.
La entrada al ryokan Hiiragiya en Kioto. Foto de fuente desconocida. |
Cuando el escritor Kawabata Yasunari (1899-1972) iba a Kioto siempre se alojaba en el Hiragiya, era uno sus clientes incondicionales. Tal y como consta en la web del ryokan,
sus estancias en el establecimiento le producían cierta añoranza del pasado que
le llevó a escribir en el libro de clientes lo siguiente:
“En una tarde lluviosa de Kioto, sentado junto a la galería, veo caer la lluvia y escucho su sedante sonido. Es aquí, en Hiiragiya, donde recuerdo con nostalgia esa sensación de tranquilidad que pertenecía al antiguo Japón.”
Dada su situación en pleno centro de la ciudad, el Hiiragiya
responde a la tipología de edificio urbano volcado hacia sus pequeños
jardines interiores desperdigados por los espacios intersticiales que dejan las
diferentes alas del establecimiento. La fotografía siguiente muestra uno de
esos minúsculos patios en la zona moderna del ryokan.
Patio interior en el ala moderna del ryokan Hiiragiya en Kioto. Foto de la web del ryokan. |
Su amplia fachada a una estrecha calle está formada por un
muro prácticamente ciego y dividido en dos franjas horizontales. La inferior de
madera desgastada y la superior de un revestimiento ocre en el que se marca el
ritmo de unas finas columnas. Unos pequeños aleros protegen el tupido enrejado
de madera de las ventanas. En el centro de sus casi sesenta metros de longitud
se encuentra una discreta puerta que se recula ligeramente. Por
encima de esa especie de valla, rematada por un tejadillo gris, asoman unas
plantas, unas persianillas sudare
y el borde de la cubierta de los pisos superiores.
La fachada del ryokan Hiiragiya en Kioto. Foto de la web del ryokan. |
El Hiiragiya tiene veintiocho habitaciones, de las cuales
siete se ubican en una ampliación moderna inaugurada en el año 2006, y las restantes, en una construcción del siglo XIX. Todas siguen los patrones del más pulcro estilo tradicional japonés: suelos de tatami, puertas correderas (los fusuma y shōji), acabados de tonos naturales, estructura de
madera y en las habitaciones el imprescindible tokonoma, siempre perfectamente engalanado con alguna pintura,
cerámica o ikebana seleccionados
según los protocolos estacionales. La mayoría de las suites se abren a un jardín y
todas disponen de baño privado, aunque existe uno comunitario para uso
familiar.
Habitación en el ala antigua del ryokan Hiiragiya en Kioto. Foto de la web del ryokan. |
Mando de la iluminación de una habitación en el Hiiragiya de Kioto. Foto de la web del ryokan. |
El cuidado con que se eligen todos los elementos de
las habitaciones, para que no resulten «extraños» en el ambiente que nos
recordaba Kawabata, es extremo. La meticulosidad de los gestores del Hiiragiya demuestra
que es posible, sin renunciar a las comodidades e instalaciones más modernas,
adaptar cualquier adminículo actual a los intemporales ambientes clásicos
japoneses. Como ejemplo, baste citar que los mandos de apertura y cierre de las
cortinas o encendido de la iluminación se han incorporado en una carcasa de
madera con forma de calabaza, como se aprecia en la foto de la derecha.
En el ala de nueva construcción del Hiiragiya, se ha
mantenido el ambiente tradicional que se respira en la zona histórica del ryokan,
pero sin recurrir a mixtificaciones de ningún tipo, ni en las habitaciones ni en
los espacios comunes. Lo fotografía siguiente muestra una de esas suites con
vistas a un pequeño jardín privado.
Habitación del ala moderna del ryokan Hiiragiya en Kioto. Foto de la web del ryokan. |
En el salón de esa zona construida en el año 2006 se
constata que lo diáfano de su espacio responde a una de las características
inconfundibles de la arquitectura tradicional japonesa: la posibilidad de abrir
totalmente sus fachadas a unos patios, de apenas tres metros, discretamente
ajardinados y con una valla de color claro que tamiza la luz natural reflejándola hacia el interior.
Salón del ala moderna del ryokan Hiiragiya en Kioto. Foto de la web del
ryokan.
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La nitidez de los tatami,
la ausencia de pilares en las fachadas que se abren a los patios ajardinados, la posibilidad de abrir totalmente sus tres fachadas, el
discreto apantallamiento de la zona superior del acristalamiento a modo de los
tradicionales ranma y la ausencia de
mobiliario, que solo se coloca cuando se precisa, son todos ellos elementos
arquitectónicamente muy modernos vistos desde Occidente, pero claramente
tradicionales si se contemplan desde Japón. Todo eso es lo que se aprecia en la
fotografía anterior.
Terraza y jardín en el piso del ala moderna del ryokan Hiiragiya en Kioto. Foto
de la web del ryokan.
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Incluso en las estancias situadas en el piso disponen de comunicación visual con el exterior, tamizada por las tradicionales
cortinillas de bambú llamadas sudare, gracias a unas amplias jardineras
con plantas y bambúes, en las que una pequeña zona de gravilla y una linterna de
piedra otorgan el toque tradicional. Eso es lo que vemos en la última foto
de esta entrada dedicada al Hiiragiya.
Con esto doy por terminado este corto artículo sobre el primero de
los ryokan tradicionales. Dentro de quince días visitaremos otro
clásico.
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